Una voz masculina rompe el silencio desde una habitación del sexto piso en el Colegio Mayor Elías Ahuja, de Madrid: “Mónicas, putas, salid de vuestras madrigueras, conejas. Sois unas putas ninfómanas. Os prometo que vais a follar todas en la capea. ¡Vamos, Ahuja!”. Luego, se suben otras persianas y decenas de universitarios silban y hacen sonidos guturales con destino a sus vecinas, las universitarias del Colegio Mayor Santa Mónica.
El vídeo fue visto dos millones de veces en la primera cuenta de Twitter que lo difundió. Sus réplicas alcanzaron otros cinco millones de reproducciones. La Universidad Complutense abrió una investigación. El Movimiento contra la Intolerancia denunció el caso por un posible delito de odio. La Fiscalía ha decidido archivarlo tras la investigación de la policía, la respuesta de los dos colegios mayores afectados y, especialmente, a la reacción de las destinatarias de esos cánticos machistas, las jóvenes universitarias.
“Todo va a salir bien”
En el expediente del caso, al que ha tenido acceso CASO ABIERTO, canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica, se recoge que ninguna estudiante afectada ni su colegio mayor presentaron denuncia por los cánticos. Algunas de esas jóvenes universitarias, supuestas víctimas del delito de odio, enviaron incluso mensajes de apoyo al líder de la performance machista, un estudiante llamado Rodrigo. Su abogado, Jaime Campaner, presentó el pasado 9 de febrero ante la Fiscalía de Ciberodio una decena de esos mensajes como una de las pruebas de descargo.
El pasado 3 de marzo, la Fiscalía archivó la investigación: “El sospechoso aportó capturas de pantalla de su teléfono móvil en los que figuraban diferentes mensajes de apoyo ante el alcance que habían tenido los hechos que según exponía habían sido remitidos por residentes del colegio mayor femenino y que minimizaban los hechos“, se lee en el auto de archivo.
CASO ABIERTO ha accedido al contenido de algunos de esos mensajes. El joven, estudiante con buenas notas, becado y que era representante del Consejo Escolar del Colegio Mayor Elías Ahuja, había sido expulsado del centro (durante un mes), y perdido la beca. En aquellos días varias de las Mónicas (estudiantes del colegio Santa Mónica) le escribieron: “Ro, no sabes lo mal que me sabe”, “Todo va a salir bien”, “Cualquier cosa que necesites me dices”, “Mi madre me ha dicho que un beso muy fuerte de su parte” y otros similares.
Otro de los mensajes que las estudiantes enviaron al alumno expulsado terminaba: “nuestro piso está abierto para ti y no dudes en contar con nosotras para lo q sea un beso muy fuerte”.
El más completo de los mensajes de apoyo que recibió de sus víctimas dice: “Hola, Rodri, supongo que estarás muy agobiado y no hace falta q contestes pero solo para decirte de parte de todas que te queremos mucho y q no t preocupes q todo va a ir bien. No hace falta q te diga q nuestro piso está abierto para ti y no dudes en contar con nosotras para lo q sea un beso muy fuerte”. Y añadían el emoticono de un corazón rojo.
La Fiscalía archiva la investigación tras constatar que “las estudiantes percibieron de forma natural las expresiones proferidas”, a pesar de que “los hechos son sin duda irrespetuosos e insultantes para las mujeres”. Descarta que se trate de un delito de odio y cree que hubo “animus iocandi” por parte del estudiante y sus compañeros, aunque, matiza, de “cierto mal gusto”.
Sin vínculos extremistas
También descarta que pueda haberse cometido un delito contra la integridad moral de alguna estudiante porque ninguna presentó denuncia por esos cánticos, como tampoco lo hizo el Colegio Mayor Santa Mónica. La Policía explica en sus informes a la fiscalía que Rodrigo, el autor de la soflama, no está vinculado a movimientos racistas ni extremistas.
La investigación no permitió localizar a quien grabó el vídeo ni quién fue la primera persona en colgarlo en redes sociales, aunque el director del Colegio Mayor Elías Ahuja indica en un oficio remitido a la fiscalía que “Según hemos podido tener conocimiento, aunque no podemos asegurarlo con plena certeza, la primera difusión del vídeo se dio en un tono jocoso por estudiantes del colegio mayor Santa Mónica“.
La Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional situó los cánticos en el contexto de la “relación habitual existente entre los colegios mayores, los cuales profieren este tipo de cánticos a modo de burla o sorna”. Como ejemplo, incluyó un vídeo de algunas estudiantes del Santa Mónica en el que se dirigían a residentes de otros colegios: “Rugby Poveda, me dan pena, encima se creen que están tó buenas. Las de Loyola se creen que molan y dan más vergüenza que ir en bolas”.
No pudieron identificarlos
Los directores de los dos colegios mayores, ambos gestionados por órdenes religiosas, rechazaron los cánticos y fueron incapaces de determinar quiénes participaron en ellos y quiénes los escucharon. En el caso de los varones del Elías Ahuja, el director explica en el atestado que “la investigación para esclarecer quienes habían participado cantando la canción fue infructuosa” por la “extrema brevedad de los hechos… El director se encontró colegiales en los pasillos, pero ya habían terminado los cánticos”.
En cuanto a las alumnas del Santa Mónica, la directora respondió al requerimiento de la policía que “en el momento de producirse los hechos, solo se pudieron oír gritos y voces que provenían de las ventanas del Colegio Mayor Elías Ahuja, sin que se pudiera entender claramente lo que se decía. No se pudo constatar que se produjera una interacción efectiva de aquellas con las voces que se proferían desde el edificio de enfrente”.
La Fiscalía comprobó que ninguna alumna se había quejado en el colegio ni manifestó haberse sentido ofendida y aceptó finalmente los argumentos del abogado Jaime Campaner: “El ánimo de mi patrocinado nunca fue ofender a las destinatarias del canto, quienes por cierto en ningún momento percibieron semejante animus. Su canto fue contestado, sin solución de continuidad, en un ambiente jovial”. Tras el incidente, los estudiantes del Elías Ahuja enviaron una carta de disculpas a sus compañeras del Santa Mónica en la que se declaraban arrepentidos, agradecían sus muestras de apoyo y afirmaban que “lo que fue una broma de mal gusto se fue de las manos”.