Anorexia nerviosa, bulimia, atracones…Los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) son la patología psiquiátrica con el índice de mortalidad más alto: hasta ocho veces superior al de personas sanas del mismo grupo de edad. Más de un 95% quienes padecen estos trastornos son mujeres. El 25% de esos trastornos se cronifica y es por eso que los médicos creen que es fundamental diagnosticar de forma precoz. Desde la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) piden más unidades especializadas en los hospitales -las que hay no son suficientes- y que trabajen de forma multidisciplinar con psicólogos y psiquiatras. Y advierten a El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica: falta un censo real de este tipo de trastornos y su incidencia. Por eso, valoran positivamente la iniciativa del Gobierno de crear un Observatorio de TCA a instancias de Más País.
A finales de noviembre, el Ejecutivo avanzaba que pondrá en marcha un Observatorio de Trastornos de Conductas Alimentarias. El objetivo, estudiar los casos y su impacto en España. En el horizonte, proponer soluciones, según el compromiso que ha adquirido el Ministerio de Hacienda con la formación que lidera Íñigo Errejón, que ha impulsado la iniciativa, en el marco de las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado. Desde el partido, buscan que este organismo trabaje junto a asociaciones que llevan décadas estudiando este terreno “para paliar la pandemia” de TCA que, cifran, afecta a casi medio millón de personas en España.Más País fundamenta la puesta en marcha del Observatorio -el importe destinado será de un millón de euros- en que “vivimos rodeados de imágenes que promueven y enaltecen determinados ideales de cuerpo y de belleza, a menudo falsos e imposibles de alcanzar. Los anuncios de televisión, el papel de la moda y en los últimos años y no por ello menos nocivo, el acceso a nuevas tecnologías de la comunicación como el uso de las redes sociales, refuerzan estos ideales de belleza generando un malestar y sufrimiento que se traduce en muchas ocasiones en Trastornos de Conducta Alimentaria y que tiene como principales víctimas a las personas más jóvenes, especialmente a las mujeres”.
Más País pide transparencia
La formación que encabeza Errejón se remite a datos de la Fundación Fita y de la Asociación Española para el Estudio de los Trastornos de la Conducta Alimentaria, según los cuales más de 400.000 jóvenes padecen este tipo de problemas en nuestro país. Las redes sociales y sus algoritmos, continúan desde Más País, “premian y promocionan un determinado ideal de belleza que es lesivo para las personas, especialmente en la juventud“. Citan informes internos de Instagram, que se publicaron en diversos medios internacionales, que arrojaban información muy preocupante: una de cada tres mujeres se sienten peor con su cuerpo debido a los estereotipos que ven en esta red social.
“Necesitamos transparencia y datos que nos permitan conocer cuál es la profundidad del problema”, indica Más País
“Necesitamos transparencia en torno a esta cuestión y datos que nos permitan conocer cuál es la profundidad del problema y cuáles serían las transformaciones que se necesitan para que esto deje de pasar y conseguir tener un entorno digital diverso y sano. Queremos una sociedad que promueva modelos compatibles con la vida y con el bienestar de las personas”, fundamenta Más País en su argumentario para defender la necesidad de que exista un Observatorio que estudie este tipo de trastornos que tanto hacen sufrir a, sobre todo, los más jóvenes. Su articulación y su composición dependerá del Gobierno, explican desde esta formación sobre este organismo que se pondrá en marcha en 2023.
Un trastorno de rostro femenino
En España, esta vez con datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), existe una prevalencia de entre el 4,1% y el 6,4% en las jóvenes de 12 a 21 años y los TCA tienen un claro perfil femenino: 9 de cada 10 son mujeres. La pandemia no ha hecho más que agravar el problema. A raíz del confinamiento, los casos han aumentado un 20%, según cifras de Fundación Fita. Preocupa, además, la edad cada vez más temprana a la que se manifiestan estos trastornos. El mayor tiempo de exposición a las tecnologías y redes sociales durante el confinamiento y el impacto de la pandemia en la salud mental son algunas de las razones que explican este incremento.
“Está muy bien. Es muy oportuno tratar este tema”, señalan desde la SEEN sobre la iniciativa de crear un Observatorio
Este diario ha preguntado a la SEEN qué opinión le merece la iniciativa que ha propulsado Más País. El doctor Francisco Botella, coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad, responde: “Está muy bien. Es muy oportuno tratar este tema”. Porque, entiende, una de las razones por las que se ha planteado la creación del Observatorio de TCA es “porque nos faltan datos. Los que tenemos son muy parciales. No sabemos si está aumentando la incidencia, pero la impresión es que hay más visibilidad y están saliendo a la luz más casos. Y que también hay una mayor sensibilidad social; en padres, educadores, entrenadores… Ahora mismo se ven casos que antes estaban más ocultos”, señala el especialista, quien, además, destaca que, por otro lado, con la pandemia y el confinamiento, algunos más leves o ya tratados, se han quedado por el camino por la pérdida de consultas que, remarca, “ha sido terrible”.
Los casos que se cronifican
El doctor Botella resalta que un diagnóstico precoz es uno de los factores más importantes en el momento de determinar el pronóstico, así como la probabilidad de curación. Un TCA de larga duración, superior a 8 o 10 años, “tiene un índice de curación muy bajo y una alta probabilidad de convertirse en crónico”. Habla de casos que se cronifican porque, entre otros factores, “van dando vueltas de aquí para allá; por las pacientes tienen desnutrición muy severa o un entorno familiar muy desestructurado”, añade el endocrinólogo. Y asegura que es vital acortar los tiempos en los que una persona comienza a manifestar problemas de alimentación y empieza a tratarse.
Más del 95% de quienes padecen estos trastornos son mujeres y entre el 0,3% y el 3% de la población femenina padecerá algún TCA a lo largo de su vida
Un aspecto importantísimo, como reseñaban sus compañeros de la SEMG: más del 95% quienes padecen estos trastornos son mujeres y entre el 0,3% y el 3% de la población femenina padecerá algún TCA a lo largo de su vida. El perfil más común es una adolescente con baja autoestima y alto grado de autoexigencia y perfeccionismo, precisa la sociedad científica.
Unidades especializadas y multidisciplinares
El doctor Botella pide que se creen más unidades especializadas en TCA. “No hay suficientes, desde luego que no. Y lo que sí se sabe con total certeza -y no hay motivo de discusión, reafirma- es que los resultados son mejores cuando a esas adolescentes se les trata en unidades multidisciplinares y no en todas las provincias de España las hay. Queda un largo recorrido”. Piden estos especialistas trabajar codo con codo con psiquiatras, psicólogos, dietista-nutricionista, enfermeras, terapeuta ocupacional dentro de los equipos multidisciplinares que deben conformar este tipo de unidades. Se obtienen mejores resultados que si ese paciente es tratada de forma aislada.
Porque, insiste el médico, además, de psiquiatras y psicólogos, esas unidades deben contar con endocrinos que reivindican su papel para abordar, por ejemplo, “una desnutrición muy severa, unas maniobras purgativas, el abuso de laxantes… que provocan alternaciones médicas muy graves. Un endocrino es necesario no sólo para tratar problemas hormonales, la salud ósea o de crecimiento, sino para tratar la desnutrición. Una persona muy desnutrida ni atiende a la psicoterapia”, abunda el especialista de la SEEN.
Los tratamientos para el manejo de los TCA son prolongados: suelen superar los dos años y hay un alto porcentaje de recaídas
Los tratamientos para el manejo de los TCA son prolongados: suelen superar los dos años y se estima un alto porcentaje de recaídas, aunque alrededor de un 70-80% de los pacientes supera la enfermedad. Los efectos que causan en el organismo, junto con la repercusión psicológica y la posible comorbilidad psiquiátrica asociada (depresión, delirio, intento autolítico) son múltiples y, en ocasiones, determinan la gravedad y la probabilidad de supervivencia del paciente, advierte esta sociedad científica.