Lo justo e imprescindible para ganar

Demasiada tralla. Una locura de calendario. No se le puede pedir a ningún equipo que esté al 100% en todos los envites. El Barça, sin desmerecer al rival, buscó llevar la iniciativa en todo momento, pero sin mayores alardes ni desgastes complementarios. Algo así como ir en cuarta, a veces poner la quinta, pero, en ningún caso, alcanzar la sexta velocidad. Una rotación muy equilibrada entre 10 jugadores, Kuric y Tobey inéditos, y todos ellos estuvieron a un nivel similar.

Cumplieron en plan profesional, y apretaron cuando el Bayern se acercaba de manera peligrosa. Puede que Vesely con sus 10 puntos y 9 rebotes, un asimilado ya para la causa como Jokubaitis, y un Higgins errático pero que anotó 7 de los últimos catorce puntos de los blaugranas fueran los hombres más destacados.

El Bayern nunca se vino abajo. Es parte de su ADN. Duros detrás, algo anárquicos en ataque, dieron sólo 9 asistencias, pero siempre dispuestos, y agazapados, para intentar dar la sorpresa en el último momento. Una victoria satisfactoria. Tras el desgaste, 48 horas antes, contra el Maccabi se preveía un duelo complicado. No fue un partido para enmarcar, pero el Barça lo sacó delante de la mejor manera posible, dadas las circunstancias.

Dos cuartos para cada equipo

Mirándolo en perspectiva, el Barça hizo más méritos para ganar. Dominó con claridad en el primer cuarto, hizo tablas, más allá del marcador, en los dos siguientes, y, en el cuarto, pese a perderlo, no perdió nunca la calma.

Buena imagen del Bayern. Un conjunto sólido y trabajador. En general, juegan con 4 pequeños abiertos, buscan con insistencia el 1×1, o el 2×2. Tiene en Rubit a su referente interior. Una trotamundos con muchas horas de vuelo, que sabe muy bien lo que se hace. Gillespie es su hombre alto, y siempre que era en pista aparecía un combativo y acertado Sanli para plantarle cara. Pero, el punto fuerte del equipo alemán radica en su perímetro. En especial, vimos un triángulo muy efectico con Weiler-Babb, Walden y Jaramaz. Fueron una pesadilla para los blaugranas en los definitivos minutos, anotando todos los puntos de los suyos.

Jaramaz, por orden de su técnico, se jugó el triunfo a un triple, y erró. El Barça planteó una defensa de cambios en los 2×2, cargó muy bien el rebote ofensivo y practicó un juego más colectivo que el del Bayern. Laprovittola volvió a demostrar que mejor de dos que de uno, Saras lo puso de base unos instantes en el último periodo, pero hizo marcha atrás de inmediato. Abrines estuvo luchador y también solvente delante, y Satoransky sin deslumbrar, completó unas estadísticas excelentes. No se podía pedir mucho más.

 

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