MAR DEL PLATA.- A veces es a voluntad. Otras, con algo más de exigencia. Con precio fijo o reclamos de mala manera, cuidacoches o “trapitos” se imponen en esta época del año detrás del movimiento turístico que se genera en la costa. Y otro tanto los limpiavidrios, que brotan en las principales esquinas con semáforos y aprovechan ese minuto o menos para buscar una propina. Como ninguna de estas actividades es ilegal, sus abusos, en modo de contravención o delito, podrán ser denunciados de manera anónima a una línea de WhatsApp que habilitó el municipio para seguir estos casos con apoyo policial.
La temporada es un imán. La zona céntrica tiene caras conocidas, de todo el año, pero en particular la costa es amplia y su oferta de espacios de estacionamiento en vía pública resulta ahora una tentación para instalarse, sentirse dueño del espacio y, franela en mano, con suerte un chaleco que inspire más confianza, recaudar tanto como se pueda.
Con patrulla, dos motos y 17 oficiales asignados, una unidad de la Policía de la Provincia de Buenos Aires se abocará a atender estos reclamos en toda la ciudad. “La intención dar respuesta a quienes se sientan afectados por un accionar que se considere una contravención o, peor aún, un delito”, explicó a LA NACIÓN el secretario de Seguridad de la comuna, Martín Ferlauto.
Trapitos en Mar del Plata (Mauro V. Rizzi/)
La línea 223-3406177 tiene recepción de mensajes en el Centro de Ordenamiento y Monitoreo, desde donde además se siguen las cámaras instaladas en vía pública. A los denunciantes se les sugiere acompañar con videos y fotografías que puedan sumar como evidencia. La unidad policial especial que atenderá estos casos tendrá sede en Escollera Norte.
La ocupación del espacio público es una constante en esta ciudad, con niveles picos durante el verano, con el arribo de cientos de personas que toman tramos de calles y hasta le ponen precio a la permanencia de autos en el lugar. Se llega a pedir hasta $1000 en balnearios de zona sur para dejar el auto sobre la ruta o sectores arbolados. Aún más durante la noche, cuando hay eventos.
A lo que se desprenda de cómo desarrollan la actividad se suma quiénes son y de dónde vienen. Hace 48 horas, en el paseo comercial de calle Güemes, policías detuvieron a un cuidacoches que tenía pedido de captura por hurto. Se lo detectó por gestos evasivos ante la presencia de la patrulla y no por abusos en su actividad.
La otra cuestión, en particular para los arribados desde otros destinos, es dónde se alojan durante su permanencia en la ciudad. Suelen buscar sus refugios en playas y parques. “Me pasó de salir a la mañana para ir a trabajar y encontrarme al `trapito` con una mujer, durmiendo en mi auto”, cuenta una propietaria de zona céntrica de la experiencia vivida hace dos años, cuando dejó el vehículo estacionado frente al edificio donde ella vive.
Trapitos en Mar del Plata (Mauro V. Rizzi/)
Los antecedentes que existen de temporadas anteriores tienen que ver esos y otros excesos. Situaciones de coacción o amenazas a los conductores, a veces también con propietarios a los que les ocupan el frente de sus casas o comercios para reservar espacios “exclusivos para clientes”.
“Hay vecinos que los aceptan porque están todo el año, los conocen”, admite Ferlauto para diferenciar de otro lote, sin dudas mayoritario, que se instalan en la calle y no solo tienen problemas con los automovilistas. También entre ellos por consumos de alcohol u otras sustancias, o peleas de disputa de espacios entre ajenos o con los locales, que en varias oportunidades derivaron en hechos de sangre.
Por el momento no hay marco regulatorio vigente para esta actividad en el distrito de General Pueyrredón. Aunque hay algunos proyectos presentados en el Concejo Deliberante para fijar condiciones, no hay avances hacia una ordenanza que determine condiciones y registro de quienes la practican.
Si bien hace un par de décadas hubo algún intento de constituir un gremio –se insinuó un Sindicato de Cuidadores de Autos- que agrupe a los cuidacoches, a la fecha no hay entidad que los agrupe y represente. Apenas hay un sector que trabaja en zona céntrica y son parte de un movimiento social.