El último partido ante el Real Madrid mostró aspectos muy esperanzadores para creer en el presente y, también, para ser muy optimistas de cara al futuro. El domingo por la noche Xavi Hernández estaba muy contento. Su equipo acababa de derrotar al Real Madrid por dos goles a uno y se situaba al frente de la clasificación con doce puntos de ventaja respecto al equipo de Carlo Ancelotti con apenas doce jornadas por delante para cerrar el ejercicio. No era para menos.
El técnico azulgrana ha sufrido mucho porque un enamorado del juego como él ha tenido muchas dificultades para elevar el fútbol de su equipo a la altura de los resultados conseguidos. Xavi quiere más: el debate del ‘como’ ha perturbado su existencia durante muchas noches porque más allá del ruido externo de aficionados y periodistas el propio técnico prefiere convivir con la autoexigencia y el convencimiento de que su Barça puede jugar mejor.
Y en esto basó su charla previa al partido decisivo del pasado domingo en el Camp Nou. El Barcelona, aún sin Pedri ni Dembélé, debía ser más reconocible en sus señas de identidad. Y por ahí apeló a la responsabilidad de sus futbolistas con el balón para no cometer errores que pudieran agigantar las virtudes del Real Madrid: sus terroríficas transiciones que en los últimos tiempos han llevado a sus vitrinas cuatro Copas de Europa en siete temporadas (o cinco, en nueve).
El minuto 1
Y con estas consignas empezó el partido. Sin embargo, nada más comenzar Sergio no acertó en un pase a De Jong en el centro del campo y Valverde lanzó a Benzema para un chut desde fuera el área que detuvo Ter Stegen. El grito de desesperación de Xavi se escuchó en Nueva Zelanda.
Fue un accidente porque la declaración de intenciones del equipo se mostró en la siguiente jugada. Era el minuto uno y cinco segundos cuando se inició una serie de 26 pases con la intervención de nueve jugadores -todos excepto Ter Stegen y Sergi Roberto- que finalizó con un lanzamiento de Lewandowski ante el que Courtois tuvo que realizar la primera gran parada del partido.
Un minuto y 22 segundos con el balón de un lado a otro, con un excelente juego de posición y con la paciencia necesaria para demostrarle al Real Madrid quien iba a ser el dominador del juego. La primera parte azulgrana, en este sentido, fue excelente.
Por cierto, Frenkie, con ocho intervenciones, y Sergio, con cinco, llevaron el peso de la primera acción y si me lo permiten, también del resto del partido ya que ellos fueron los dos futbolistas con más intervenciones tras los 90 minutos de juego. Xavi se siente cómodo poniendo el foco en el centro del campo.
Esta dinámica de posesión se repitió durante la primera parte con acciones como la del minuto 12, que acabó con un mal control de Raphinha tras 24 pases y un minuto y 13 segundos de jugada; la del 34, con gran parada de Courtois tras un trallazo del propio Raphinha o la del 39, con 24 intervenciones de nueve futbolistas azulgrana tras un minuto y 25 segundos en que los jugadores del Real Madrid se desgastaron corriendo tras el balón
Para llevar a cabo este fútbol ante un rival tan poderoso como el Real Madrid hay que situarse bien en el campo y jugar muy concentrado. El Barça lo estuvo. Y con un añadido muy importante: casi todas las posesiones largas finalizaron con un chut, es decir, el Barça buscó tener el balón -52% en la primera parte; 56%, al final del partido- con el objetivo de buscar el gol y de no de tener el balón solamente por tenerlo.
La presión
Quizás este aspecto del juego sea, hasta el momento, la gran obra de Xavi. Si en el ataque estático el Barcelona tuvo intención, en las acciones de presión post-pérdida el equipo azulgrana se exhibió de manera brillante. Apretó arriba con recuperaciones en los minutos cuatro y cinco pero tuvo una gran ocasión en el seis, cuando Militao se sacó el balón de encima como consecuencia de la presión de Gavi y Modric no supo salir de la jaula de De Jong, Balde y Sergio. Y en seguida, pase del de Badia para el cabezazo de Raphinha, gran intervención de Courtois y chut de Sergi Roberto rozando el larguero. Doble grandísima ocasión.
Más presiones y vigilancias ofensivas bien resueltas en los minutos ocho y doce antes de llegar al 14, donde una buena salida del Real Madrid provocó una conducción de Valverde, la intervención de Benzema y el chut de Vinicius, sin peligro.
Lo destacable de la acción fue el repliegue colectivo del equipo que pintó de color azulgrana la momentánea superioridad blanca en el inicio de la contra. La actitud de los jugadores del Barcelona es magnífica. Y lo dicho en este minuto, que sirva para lo que sucedió en el 22. No hubo más salidas con éxito del Real Madrid.
Un detalle más. Existe una máxima en el vestuario del Barcelona que dice que el jugador que pierde el balón debe ser el primero en tratar de recuperarlo. Observen, por favor, el minuto 33 de juego. Es una pérdida de Raphinha tras una presión de Camavinga que acaba con la carrera y la falta del delantero brasileño sobre Kroos. Entenderán perfectamente de lo que estamos hablando (aunque puestos a pedir, hay que correr más para recuperar el balón sin hacer falta).
Gol ejemplar
Pero si hablamos de la presión eficiente del equipo de Xavi hay que ir al último minuto de la primera parte, como todos ustedes saben, con 0 a 1 en el marcador tras el afortunado (para el madridismo) gol de Araujo en propia puerta en el minuto 9. El ataque blanco finaliza con el quite de Koundé y una conducción con pared de Raphinha que lo sitúa en el área rival. Su centro es despejado por Rüdiger a fuera de banda. Desde ahí, segundo intento.
Ésta es la sucesión de hechos: Araujo, con las manos, Sergio y rosca cerrada de Raphinha que obliga Courtois a un despeje de puños que hace llegar el balón hasta medio campo donde con una excelente vigilancia ofensiva, Sergio y Christensen neutralizan a Benzema cediendo el balón a Ter Stegen para iniciar el tercer ataque consecutivo.
De ahí, seis intervenciones de área a área hasta el pase de Gavi a Lewandowski al hueco, centro desde la linea de fondo ante el que Raphinha chuta al aire. Sin embargo, Araujo vuelve a ganar el fondo, centro, dejada de cara de Frenkie y gol de Sergi Roberto. 1-1.
Identidad en su máxima expresión: juego de ataque, una, dos y tres veces; ambiciosa presión post-pérdida; juego de posición en campo contrario; amplitud y profundidad; hambre para el remate… Con presencias y ausencias, una idea por encima de los nombres. Seguro que Xavi fue muy feliz.
Correcalles final
El partido esta vez salió cara aunque hubiera perfectamente podido salir cruz. De hecho, a punto estuvo. Marcó Kessie pero no siempre es un buen negocio transitar por la cornisa. Ancelotti, en el minuto 76 decidió romper la baraja e hizo tres cambios para tratar de ganar el partido con tácticas de antaño, es decir, con cinco delanteros y un equipo partido. De área a área, golpe a golpe. En lo que duró el partido, siete llegadas del Real Madrid, incluido el gol anulado a Asensio gracias a la buena vista del VAR, por tres del Barça, la última de las cuales, para ganar el partido.
A Xavi no les gustan estas situaciones aunque a diferencia de otros partidos en los que el equipo se había perdido en la nada, esta vez fue el caos voluntario del Madrid el que desordenó al conjunto azulgrana. Y aunque es sencillo de ver es muy complicado de contrarrestar ya que con los equipos partidos las transiciones se suceden y ya se sabe que en este escenario el equipo de Ancelotti es único. Tocarán correcciones.
A por el triplete
Siguen cayendo piezas -ahora, Araujo, Christensen y De Jong- pero el equipo va consolidando ideas y empieza a ejecutar aspectos del juego con gran acierto. Es verdad que todo va muy lento -o quizás, más lento de lo esperado- pero los resultados son históricos y la predisposición de técnicos y jugadores es ejemplar.
Sin el talento de otras épocas aparece el trabajo y una buena mentalidad, también, para adaptarse a las ideas del entrenador en asuntos de posesión, juego de posición y presión, las tres ‘p’ que identifican el fútbol que pretende Xavi. El aficionado culé ha demostrado mucha paciencia con su equipo pero está empezando a comprobar que su Barça, el Barça que viene lleno de juventud, apunta maneras. Que la primera parte del domingo ante el Real Madrid marque el camino…