Las familias llegan a la Navidad con su poder adquisitivo bajo cero

Buena parte de las familias españolas llega exhausta al final de un año dominado por el mayor encarecimiento de los precios en casi cuarenta años, al que aún le queda el coletazo final: diciembre y su tradicional subida de los alimentos, por las celebraciones navideñas. La crisis energética ha llevado la inflación española este año a tasas máximas del 10,8% (en julio) mientras que las nóminas de los trabajadores apenas han crecido el 2,1% (con datos hasta octubre de Caixabank Research a partir de las nóminas anonimizadas de los clientes).

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los salarios en España son casi el 5% más bajos, en términos de poder adquisitivo, que antes de la pandemia. La OCDE, por su parte, sitúa a España como el segundo país de la organización donde los salarios pierden más poder de compra, tras Grecia. En términos macroeconómicos, se calcula que la renta real de los hogares ha caído el 4,3% en un año por el efecto combinado de la inflación y los salarios, según cálculos de Funcas.

La pérdida de poder adquisitivo es evidente. Sobre todo, en los niveles de renta más bajos, para quienes los bienes y servicios más inflacionistas representan la mayor parte de su cesta de la compra. Para el 20% de la población con menor nivel de renta, la alimentación y la energía representan el 70% de su cesta mensual de gastos, según la Encuesta de Presupuestos Familiares. Para el 20% con mayor nivel de renta, alimentación y energía absorben el 57% de sus gastos.  

Lo más preocupante es que la elevada inflación está llegando cada vez más a un mayor número de bienes. En estos momentos, alrededor del 52% de los bienes y servicios que componen el IPC anota subidas por encima del 6%. La proporción de la cesta de consumo con inflación igual o superior al 10% fue del 33%.

La Navidad echa leña al fuego de la inflación

Tras el pico de julio, la inflación parece adentrarse de forma decidida en una senda de corrección y en noviembre, el dato adelantado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) apunta una tasa del 6,8%, cuatro puntos por debajo del pico veraniego del 10,8%. “La inflación puede haber tocado techo debido a la moderación de los precios de la energía como consecuencia tanto de la desaceleración económica mundial como de las medidas puestas en marcha” por el Gobierno, afirma el presidente del Consejo Económico y Social (CES), Antón Costas.

La corrección de la inflación, sin embargo, no parece llegar aún a los alimentos, cuyo encarecimientosigue imparable, con una tasa anual récord del 15,4% en octubre (último dato disponible). El fenómeno no es solo español. La inflación de los alimentos volvió a subir en noviembre en la zona euro, hasta el 13,6%.

El traslado al precio final de los alimentos del incremento de costes (energía, transporte, fertilizantes, piensos…) aún no ha terminado -según explican desde diferentes sectores de producción y elaboración-, lo cual augura que la inflación de estos bienes aún tardará en frenar. A todo ello hay que añadir el aumento de la demanda en las fechas navideñas. 

“Más de un tercio de los productos que componen la cesta de Navidad se encuentra en máximos históricos, por lo que las cenas navideñas serán las más caras de los últimos años”, concluye la organización de consumidores OCU tras recabar una primera oleada de precios de estos productos a finales de noviembre.

“En la medida en que los costes de la energía y los fertilizantes se vayan moderando, también lo hará el precio de los alimentos. Pero cabe pensar que aún pasará un tiempo. Es difícil pensar que en campaña de Navidad se vaya a producir esa moderación en los alimentos, pero llegará; tal vez al inicio del año que viene”, resuelve Raymond Torres, director de Coyuntura y Economía Internacional de la Fundación de las Cajas de Ahorros, Funcas.

Efectos sobre el consumo

De todos modos, puede que para entonces, a principio del año próximo, las familias españolas tengan que hacer frente a “una larga cuesta de enero, que dure tres meses”, augura Torres. La razón de este pesimismo reside en el temor a que para entonces ya se haya agotado definitivamente el colchón de ahorro que las familias acumularon durante las restricciones de la pandemia. “Para la gran mayoría de los hogares ese ‘sobreahorro’ acumulado en la época de crisis ha desaparecido”, apunta el economista de Funcas. 

Prueba de ello es que la tasa de ahorro de las familias, que llegó al 25% de la renta disponible en el segundo trimestre de 2020, se sitúa ya a mediados de este año en el entorno del 8,5% y enfila hacia el 6,7% de media histórica en la economía española. Desde julio los depósitos bancarios de las familias españolas se han reducido en casi 10.400 millones de euros, en solo tres meses, mientras que en el igual periodo del año pasado apenas bajaron en 500 millones (20 veces menos).  

A la espera del BCE

De momento, la inflación parece haber entrado en un punto de inflexión. El tasa de la zona euro cedió en noviembre por primera vez después de 17 meses de subidas y se situó en la aún muy elevada tasa del 10% (desde el 10,6% de octubre), con España como el país con la tasa más baja. “España está sirviendo como una especie de indicador adelantado de lo que irá pasando en la inflación de la zona euro”, explicó este martes en el Senado el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. 

El sistema de fijación de precios de la electricidad en España hace que aquí se trasladen con mayor rapidez al recibo de la luz tanto las subidas de la energía en los mercados internacionales (algo que empezó a suceder a finales de 2021) como las rebajas (algo que está sucediendo ahora). 

Los datos de inflación de noviembre de España y de la zona euro han sorprendido a la baja, al tiempo que cada vez más la preocupación se desplaza hacia la llamada inflación subyacente (que excluye los precios más volátiles de energía y alimentos no elaborados). En España, la inflación subyacente subió una décima, hasta el 6,3% en noviembre, y no se descarta que pronto pueda situarse por encima del índice general (ahora en el 6,8%). La evolución de la inflación subyacente es un indicio sobre hasta qué punto las empresas están trasladando a los consumidores finales el encarecimiento de sus costes energéticos y de otro tipo.

En todo caso, el alcance del primer recorte de la inflación en 17 meses en la zona euro ha servido para abrir el debate sobre si eso será capaz de ablandar al Banco Central Europeo (BCE) para decantarse por una menor subida de los tipos de interés en su próxima reunión del 15 de diciembre. Las apuestas se reparten entre una subida de 50 puntos básicos u otra de 75 puntos que llevarían el precio oficial del dinero al 2,5% o al 2,75% en cada uno de los casos. 

La subida de tipos de interés y su impacto sobre la subida de las hipotecas cierra el círculo de los demoledores efectos que la la espiral de inflación está llevando a la economía de las familias.

 

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