El autoritarismo y la falta de transparencia en el partido de extrema derecha Chega han vuelto a estar en el centro del debate político portugués en los últimos días. El antiguo vicepresidente de la formación Nuno Afonso ha sido el último en cargar duramente contra el líder del partido, André Ventura, al que acusa de no respetar la pluralidad interna y de perseguir a las voces discordantes con firmeza. Algo que también ha reconocido el Tribunal Constitucional, que ha obligado a la formación a redactar unos nuevos estatutos por la elevada concentración de poderes en la figura de Ventura.
Afonso, que también fue jefe de Gabinete de Ventura en el Parlamento luso, se ha convertido en la cara más visible de la oposición interna del partido e incluso ha llegado a plantear una posible candidatura en un futuro congreso, para el que todavía no hay fecha. Las disputas entre los dos miembros de la formación se han acentuado en los últimos días después de que la dirección retirara la confianza a Afonso como concejal en el Ayuntamiento de Sintra, donde a partir de ahora ostentará el cargo como independiente. Según Ventura, el antiguo número dos del partido desobedeció las órdenes de votar en contra de la tramitación de los presupuestos del municipio, en manos del Partido Socialista. Afonso sostiene que nunca recibió órdenes en ese sentido y que el objetivo de su partido es “perjudicar su imagen” y “apartarle” de la formación.
Estatutos tumbados
El enfrentamiento llega pocas semanas después de la sentencia del Tribunal Constitucional, en la que los jueces expresaron su preocupación por la “restricción a los derechos fundamentales de los militantes”. Los estatutos contemplan la suspensión o el cese inmediato de funciones de cualquiera de los miembros del partido en casos excepcionales de insubordinación, algo que los magistrados consideran “un serio obstáculo a la democracia interna”. Ventura ya ha convocado al Consejo Nacional la próxima semana para definir unas nuevas reglas que deberán ser aprobadas a principios del próximo año, pero la imagen del partido ha quedado en entredicho.
La sentencia ha dado la razón a muchos militantes que han abandonado las filas recientemente por discordancias con la dirección. A finales de agosto fue Gabriel Mithá Ribeiro, otro peso pesado, quien decidió dejar su cargo como vicepresidente tras ser apartado de la coordinación del Gabinete de Estudios del partido, que cayó en manos de Ventura. En ese momento, Afonso ya advirtió de que Chega se había convertido en “una organización unipersonal y huérfano de un liderazgo serio”, en declaraciones recogidas por el ‘Jornal de Notícias’.
Desbandada municipal
A las críticas de antiguos altos cargos del partido se suman también algunos concejales elegidos en las elecciones municipales de septiembre de 2021. De los 19 candidatos electos por Chega en esos comicios, seis de ellos se han desvinculado del partido poco más de un año después. Uno de ellos, Márcio Souza, elegido en el Ayuntamiento de Sesimbra, al sur de Lisboa, explica a El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, las presiones que reciben los representantes locales del partido desde la dirección nacional, tanto en la orientación de sus votos como en la elección de asesores. “Chega se ha convertido en un partido político dictatorial, en el que una sola persona absorbe todos los poderes y delega según su criterio”, asegura Souza.
Al igual que Afonso, el concejal se desvinculó del partido tras viabilizar los presupuestos del municipio -cuyo alcalde forma parte de la coalición del Partido Comunista Portugués y los Verdes- a pesar de las órdenes de la dirección nacional para bloquearlos. “No acepté las imposiciones porque fui elegido para hacer política, y no para destruirla. Bloqueando un presupuesto municipal no íbamos a conseguir mejorar la vida de los ciudadanos”, explica Souza, quien añade que no le ha sorprendido la decisión del Tribunal Constitucional luso.
Poco después de la sentencia, Afonso hizo un llamamiento al regreso de antiguos militantes de la formación para hacer frente a la actual dirección. “Deberían volver y empezar a preparar listas para todos los órganos del partido”, aseguró al semanario ‘Expresso’. Pero a pesar de las dimisiones de altos cargos y de representantes electos, una parte importante de la militancia sigue apoyando a Ventura, que consiguió colocar a Chega como la tercera fuerza en el Parlamento, con 12 diputados, en las elecciones legislativas de enero. La disputa por el liderazgo de la formación posiblemente tendrá que esperar.