Gatos y perros son las mascotas más populares a nivel mundial. Aunque hay quienes aman por igual a ambas criaturas, otros demuestran una clara preferencia hacia los canes o los felinos. A menudo se ha dicho que la “gente de perros” y la “gente de gatos” tienen personalidades muy distintas y, aunque la idea suene un poco cliché, la ciencia lo respalda: si eres muy de perros o muy de gatos, es probable que cumplas una serie de rasgos de personalidad.
Más amantes de perros que de gatos
Para averiguar si los tópicos eran ciertos, un grupo de investigación formado por diversas universidades estadounidenses llevó a cabo un estudio con la participación de cientos de estudiantes. En primer lugar les pedía que respondieran, en una escala del 1 al 5, si se identificaban como “persona de perros” o “persona de gatos”. Quienes respondían con un 4 o un 5 a una sola de estas preguntas eran clasificados en los respectivos grupos, mientras quienes respondían a ambas con menos de un 4, o con un 4 o 5 – es decir, que eran muy amantes tanto de los perros como de los gatos –, quedaban fuera del estudio.
En total, hubo 352 personas que fueron clasificadas como amantes de los perros, 66 como amantes de los gatos y 42 quedaron fuera. Esto supone que, de los 418 participantes en el estudio final, casi un 85% preferían a los perros que a los gatos (conviene recordar que el estudio se hizo en Estados Unidos y, por lo tanto, solo refleja las preferencias en dicho país). La elección de la mascota preferida coincidía, en más del 80% de los casos, con el hecho de haber tenido un animal de dicha especie durante la infancia.
Diferencias entre los amantes de los perros y de los gatos
A continuación, a los participantes en el estudio final se les hicieron una serie de preguntas para valorar rasgos de personalidad, la mayoría enfocados a la conducta social y las relaciones interpersonales: y los resultados mostraron ciertas tendencias entre la gente que prefería una mascota u otra.
Las personas que preferían a los perros mostraron tener una personalidad más extrovertida y cálida y, en general, ser respetuosos con las reglas. Por el contrario, quienes preferían a los gatos resultaron ser más autosuficientes, creativos y abiertos de mente. En general, los resultados confirman el tópico según la cual la “gente de perros” es más sociable y la “gente de gatos” más independiente. Esto puede explicarse por el hecho de que las necesidades de un perro implican una mayor socialización, por lo que es lógico que personas menos sociables prefieran una mascota a la que no hay que pasear. Los amantes de los gatos también obtuvieron resultados más altos en las pruebas de razonamiento lógico, lo que parece confirmar el tópico de ser la mascota preferida de la gente más “intelectual”.
Según los autores del estudio, “tomados en conjunto, estos hallazgos describen la personalidad de la “persona de gatos” como tímida, solitaria, impersonal, seria e inconformista, pero también creativa, sentimental, independiente y autosuficiente. Por el contrario, los hallazgos describen a los amantes de los perros como personas con los pies en la tierra, pragmáticas y obedientes, así como cálidas, extrovertidas, sociables, expresivas y orientadas al grupo”.