Las ayudas para la cesta de la compra, una rara avis en Europa

El acuerdo del Gobierno de Francia con las grandes cadenas de supermercados para contener la inflación es una excepción en una Europa que lleva meses sufriendo el azote de la inflación. La mayoría de países optaron en su día, y todavía mantienen, ayudas para sufragar el alza de la factura energética y han incrementado los controles para evitar abusos y alzas injustificadas de precios. Por su parte, los consumidores se han visto obligados a modificar sus hábitos y ahora acuden a diferentes tiendas en busca de las mejores ofertas o, incluso, cruzan la frontera para ahorrarse unos euros en la compra doméstica.

Francia: Un trimestre voluntario contra la inflación

El Gobierno francés anunció el 6 de marzo un acuerdo con las grandes cadenas de supermercados para impulsar un “trimestre contra la inflación“. El Ejecutivo de Emmanuel Macron había intentado desde principios de año que los distintos grupos de distribución impulsaran una misma cesta de la compra con 50 productos rebajados. Pero las empresas de ese sector se negaron a ello. Al final, la cesta contra la inflación fue sustituida por el llamado “trimestre contra la inflación”.

El acuerdo anunciado la semana pasada consiste en que varias cadenas de distribución se han comprometido a vender productos con “los precios más bajos posibles”. A diferencia de lo que pretendía inicialmente el Gobierno francés, cada empresa decidirá el número, el tipo y los precios. Estas promociones tendrán un coste de “varios centenares de millones de euros” para el sector, aseguró el ministro de Economía, Bruno Le Maire. Algunas cadenas empezarán a hacer estas ofertas a mediados de marzo, aunque otras ya comenzaron en febrero, como el grupo Super U.

La cadena Intermarché anunció “500 productos contra la inflación”, “200 productos vendidos por dos euros (precio medio)” en Carrefour o “150 productos a precios de coste” en Système U. Muchas de estas ofertas se realizarán con las marcas blancas de cada una de las cadenas. Para homogeneizar estas promociones, aparecerán en los supermercados con una etiqueta con los colores de la bandera francesa. El hecho de participar en esta campaña resulta voluntario y algunas de las grandes cadenas, como Leclerc, no se sumaron a ella.

Las asociaciones de consumidores acogieron el anuncio con escepticismo. “No hay ninguna definición reglamentaria” de lo que significan “los precios más bajos posibles”, lamentó Olivier Andrault, del colectivo UFC-Que Choisir. Además de este “trimestre contra la inflación”, el Ejecutivo anunció que impulsará de manera experimental un cheque alimentario para aquellas familias más pobres. Todas estas medidas van encaminadas a compensar la elevada inflación alimentaria, del 14,5% en febrero, que dobla la subida general de los precios en Francia, del 7,2%, según Eurostat. ENRIC BONET (París)Alemania: La factura del gas, prioritaria

En Alemania, el tripartito de Olaf Scholz entre socialdemócratas, verdes y liberales no ha implantado medidas concretas para paliar los efectos de la inflación en la cesta de la compra. Los paquetes multimillonarios en apoyo de las familias -y de las empresas- se han concentrado en cómo compensar al ciudadano por la subida de la factura del gas. Los esfuerzos acelerados por dejar atrás la dependencia energética respecto a Rusia dispararon sus precios, puesto que las alternativas organizadas para garantizar que no habría cortes en el suministro eran más caras.

Así, en noviembre el Consejo de Ministros aprobó una ayuda especial, por la cual el Estado asumía la factura del gas de diciembre. Anteriormente, en octubre había aprobado un plan de 200.000 millones para topar los precios de la energía, incluido un “cheque” de 200 euros de media por hogar para aliviar el peso de la factura energética a jubilados, familias de bajos ingresos y estudiantes. Ya en agosto se había articulado una reducción temporal del IVA sobre el gas, que bajó del 19% al 7%, lo que previsiblemente se mantendrá hasta finales de marzo de 2024.

Esta fórmula de reducción temporal del IVA copiaba la fórmula adoptada por un periodo de un año en los momentos álgidos del coronavirus, bajo el Gobierno de Angela Merkel, en que se rebajó del 19% al 17%, en el tipo más alto, y del 7% al 5%, para el reducido, con el propósito entonces de estimular el consumo y la demanda interna.

Alemania cerró 2022 con una inflación interanual del 8,6%, porcentaje que en cuanto a precios de la energía subía al 24,4%, mientras que en los alimentos se situaba en un 20,7%. Esta tasa media de inflación se ha mantenido con pocos cambios en enero y febrero, aunque con una ligera tendencia a la contención en lo que respecta a la energía, que en este último mes se situó en 19,1%. El precio de los alimentos, por contra, se ha incrementado hasta situarse en febrero en el 21,8% interanual. MARINA FERRER (Berlín)Italia

En el último año, los dos gobiernos italianos que se han sucedido han adoptado diversas medidas para minimizar el alza de los precios en el país transalpino, originados en la crisis energética que ha afectado a Europa. Un último paquete de medidas, que fue aprobado en diciembre pasado, establece que hasta junio próximo se prohíben a las empresas modificar de manera unilateral los contratos de suministro de luz y gas. El Ejecutivo de Giorgia Meloni adoptó esta decisión después de que la Autoridad de Competencia italiana abriese una investigación sobre siete compañías eléctricas por supuestas alzas injustificadas en los precios de luz y gas a unos 2,5 millones de clientes en el país. La medida se sumó así a un anterior paquete de medidas que destinó 30.500 millones de euros en ayudas para paliar la escalada de precios de la energía.

Con esto como premisa, el nuevo ministro de Economía italiano, Giancarlo Giorgetti, ya ha hecho saber que el Gobierno está estudiando cómo mantener estas ayudas estatales también en los siguientes meses, pero de una forma más sistemática y no solo para responder a una situación de emergencia. Giorgetti aún no ha puntualizado en qué consistirá su propuesta, pero ha dicho que planea adoptarla antes del 1 de abril próximo.

El comportamiento del Gobierno transalpino responde a que los italianos siguen insatisfechos con las medidas adoptadas para frenar la inflación. De hecho, según un sondeo divulgado recientemente y realizado entre los pasados meses de octubre y noviembre, el 60% de la ciudadanía no está conforme con las actuaciones puestas en marcha por las autoridades italianas para hacer frente a las subidas provocadas por la crisis energética, el 90% se dijo preocupado por la situación y el 51% declaró haber tenido dificultades para pagar sus facturas. Lo que, según algunos observadores, también explica por qué el 35% de los italianos está en contra de las sanciones contra Rusia, un porcentaje más alto que la media europea. IRENE SAVIO (Roma)Bélgica: Compra en Francia para reducir la factura

La última reforma fiscal propuesta por el Gobierno belga apuesta por fijar un IVA del 0% para las frutas y verduras. Sin embargo, el IVA de la alimentación general -desde carne hasta productos lácteos, pan o galletas- se incrementaría del 6% al 9% al fusionar y reemplazar los tipos actuales del 6% y 12%. Según los cálculos del Ejecutivo, si un belga gasta 6.000 euros por año en alimentación y un 11% son verduras significa que gastaría 615 euros en este producto alimentario y que el IVA cero supondría un ahorro de 35 euros. Un ahorro económico que a todas luces no cambiará el habitual éxodo de los belgas a países vecinos como Francia para comprar más barato.

“En 2022, los belgas gastaron 543 millones (el 4% de bebidas se compran en el extranjero) al otro lado de nuestras fronteras. La razón es evidente: numerosos productos alimentarios y bebidas son menos caros y la acumulación de impuestos tiene claramente algo que ver”, sostiene la federación de la industria alimentaria belga, que alerta de que con la última propuesta fiscal las compras transfronterizas van a crecer todavía más. “El mensaje del viceprimer ministro es en realidad el siguiente: aquellos que pueden tienen interés en ir a hacer sus compras al extranjero”, decía hace unos días el consejero delegado de la federación de comercios y servicios, Dominique Michel.

Según la organización Test Achat, la inflación de los productos alimentarios se disparó en Bélgica un 20% en febrero -respeto a febrero de 2022- frente al 14,5% en Francia. En vísperas de las últimas fiestas navideñas, cifraba el aumento de los precios, tras analizar 3.000 artículos en siete cadenas de supermercados, en un 18% de media en un año. A la cabeza en esta escalada de precios: gambas grises (61%), papel de aluminio (50%), patatas fritas congeladas (47%), pasta (41%), productos lácteos (24%) o verduras y carne (18%). Esta evolución hace que la subida media de la compra de una pareja sea de unos 75 euros, lo que sitúa su compra alimentaria mensual en 488 euros. Este repunte de precios ha hecho que el comportamiento de los consumidores cambie. 1 de cada 4 han han cambiado de supermercado, en busca de precios más competitivos, y 3 de cada 5 esperan a que haya promociones antes de hacer sus compras. SILVIA MARTINEZ (Bruselas)Portugal: Más controles contra las prácticas abusivas

La subida de los precios de los alimentos está asfixiando a las familias portuguesas. Según la Autoridad de Seguridad Alimentaria y Económica (ASAE), el coste ha aumentado un 29% respecto al año pasado, al mismo tiempo que se han detectado márgenes brutos de beneficio de hasta un 50% en las tres principales cadenas de supermercados para determinados alimentos, como las cebollas, las naranjas o la carne de cerdo.

El ministro de Economía, António Costa Silva, ha mostrado su preocupación por la subida de los precios de la cesta de la compra -más de tres veces superior a la inflación- y ha garantizado una mayor contundencia en la fiscalización de prácticas abusivas. Los inspectores de la ASAE han abierto 51 procesos criminales contra las principales cadenas de supermercados por supuestas conductas especulativas, según informó el director general de esta entidad al semanario ‘Expresso’, y prevén reforzar los controles en los próximos meses.

A pesar de estas subidas, el Gobierno descarta por ahora aplicar medidas como la eliminación del IVA de los productos básicos, que considera poco efectiva, o la fijación de un precio máximo a determinados alimentos. “No soy muy favorable a la imposición de precios en los mercados”, aseguró la semana pasada Costa Silva, quien sin embargo ha abierto la puerta a la aplicación de medidas “con más músculo” en los próximos meses. El Ejecutivo prevé reunirse próximamente con los representantes de los distintos sectores de la cadena alimentaria, desde la producción hasta la distribución, antes de tomar una decisión.

Por ahora el Gobierno luso ha optado por medidas menos contundentes, como la reducción del IVA a fertilizantes y pesticidas para los agricultores y la aprobación de ayudas directas para las familias más vulnerables, entre ellas un cheque de 120 euros para la cesta de la compra y un apoyo de 240 extraordinario de euros destinado a cerca de un millón de hogares. LUCAS FONT (Lisboa)Reino Unido

El Gobierno británico no ha dado ninguna ayuda a los ciudadanos por la exagerada subida de la cesta de la compra, a diferencia de las ayudas para las facturas del gas y de la electricidad, que finalizan este mes de abril. La cesta de la compra se ha incrementado durante 17 meses consecutivos. El pasado mes de enero registró su subida récord con un 16,7%, mientras que en febrero subió un 8,4%, según la empresa de análisis de datos Kantar Group. Algunos productos como la leche se han incrementado un 46% en un año. Más del 25% de los ciudadanos ha reconocido tener problemas económicos por la crisis del coste de la vida.

Ante este incremento salvaje de los precios, el regulador británico ha establecido un control sobre la información que se da de los productos, por peso y por volumen, para que los consumidores puedan compararlos por supermercados y elegir dónde comprar. El tamaño de los productos ha variado en los últimos meses. Las lechugas, los tomates y las cebollas, por ejemplo, son más pequeñas, y también hay menos cantidad en cada paquete por el mismo precio, algo que puede llevar a engaño a los consumidores.

Esta crisis de los precios de los alimentos ha provocado un cambio total de los hábitos de los ciudadanos, que ya no compran en un único supermercado como antes, sino que realizan la compra entre dos, tres o cuatro, dependiendo de las ofertas que haya. Estas ofertas son las mismas que había antes. Las grandes cadenas de supermercados no han adoptado ninguna medida para ayudar a los clientes. La única acción que han tomado para poder fidelizar a los clientes y competir en precios ha sido la de sacar sus propias marcas blancas. Éstas se han incrementado en un 21% en los últimos 9 meses, por el 1% de subida de las marcas alternativas.

A todo esto se suma que no hay garantía de encontrar todos los productos en las estanterías, que es habitual encontrarlas vacías desde el Brexit. A los problemas de transporte se han añadido las malas cosechas en el sur de Europa, en el norte de África y en Holanda, principales proveedores británicos, por las malas condiciones meteorológicas. A. NIUBÓ (Londres)

 

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