El cambio climático, la contaminación ambiental y las resistencias a los antimicrobianos constituyen los principales retos de salud pública. Con el lema “Salud para todos”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora cada 7 de abril el Día Mundial de la Salud, que coincide con su fundación, en 1948. La organización invita a repasar los éxitos de salud pública que han mejorado la calidad de vida de la humanidad durante los últimos siete decenios y a afrontar los retos futuros. Juan J. Gestal, profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), explica los principales desafíos a los que se enfrenta la salud pública planetaria con motivo del 75 aniversario de la OMS.
Cambio climático
Para Gestal, el aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático es, sin duda, la mayor amenaza relacionada con la salud pública, debido a que favorece las enfermedades zoonóticas (las que se transmiten del animal al hombre, como el dengue, el coronavirus y la malaria). “Las elevaciones de las temperaturas favorecen que los artrópodos vectores (mosquitos, piojos, garrapatas…) se adapten a nuestro entorno y se expandan, propiciando numerosos procesos infecciosos”, explica. En este sentido, advierte del aumento de casos de dengue, chikungunya y zika en Europa. El primer brote –y el más importante hasta la fecha– de chikungunya en el Viejo Continente se registró en 2007 en Ravenna (Italia), con cerca de 200 infectados, y se han dado casos autóctonos también en Francia (2010 y 2014) y en España (2019) –tres turistas islandeses que veraneaban en Alicante–. “Antes, los casos que veíamos eran turistas o trabajadores que se habían infectado en los países donde estos virus son endémicos. Hoy, tenemos el vector que los transmite, el mosquito tigre (Aedes albopictus) en todo el litoral mediterráneo”, advierte.
En España, se conoce la circulación del virus del Nilo occidental desde hace dos décadas y se realiza vigilancia en humanos desde 2007. Hasta 2019 sólo se habían detectado 6 casos esporádicos en humanos. En 2020, se detectó un aumento de incidencia sin precedentes en el país: 77 casos humanos, con 8 fallecidos.
El zika, que ocasionó una epidemia en Brasil poco antes de los Juegos Olímpicos de 2016, se ha extendido desde entonces por Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, y en 2019, se confirmaron los primeros casos autóctonos en Europa, en Francia. También están reapareciendo en Europa infecciones como el paludismo, cuyo vector es el mosquito Anopheles atroparvus, del que se han vuelto a ver casos en Grecia y en Huesca (2010). Asimismo, la parvovirosis, enfermedad que transmiten las garrapatas se extiende desde centroeuropa al sur del continente.
El mundo vive aún la última pandemia provocada por una gripe zoonótica: el COVID, causado por el SARS-CoV-2, virus que saltó al hombre desde el murciélago (el huésped intermediario se desconoce). Actualmente, la gripe aviar es la enfermedad zoonótica que más preocupa a los expertos por su potencial pandémico. “Esta es una amenaza para la que estábamos preparándonos desde finales de los 90 del siglo pasado hasta la llegada, en 2009 y 2010, de la llamada gripe A”, recuerda Gestal.
La contaminación ambiental
Produce daños directos en el organismo. Este problema es especialmente acuciante en países asiáticos como China e India, aunque no tanto en Galicia. Al menos de momento. “Tal vez el reto aquí sea completar el saneamiento de las rías para mejorar la explotación de nuestros mariscos”, apu
Resistencia a los antimicrobianos
Se cree que las superbacterias podrían causar la muerte a cerca de 10 millones de personas en el mundo a mediados de este siglo –tantas como las que provocó el cáncer en 2020– debido a la resistencia a los antibióticos. “Hoy encontramos infecciones nosocomiales [contraídas en el hospital] resistentes y multirresistentes a los antimicrobianos”, afirma. ¿La causa? Según Gestal, el mal uso o abuso de estos fármacos no solo en humanos, sino en animales.
Recomponer el sistema nacional de salud
Juan Gestal asegura que España se enfrenta a un importante reto si quiere hacer frente a los desafíos sanitarios del siglo XXI: recomponer un sistema nacional de salud que arrastra serias carencias desde la crisis de 2008, cuando se decidió jubilar anticipadamente a los profesionales sanitarios. “Nos quedamos sin esa experiencia y cuando llegó la pandemia, el sistema llegó justito y se vieron las carencias enormes de personal sanitario que tenía”, afirma el epidemiólogo, que asegura que urge solventar los problemas de la atención primaria, de la atención hospitalaria y de la salud pública, “la cenicienta –dice– del sistema sanitario”. “Es necesaria la puesta en marcha de la anunciada Agencia Estatal de Salud Pública y desarrollar un sistema de vigilancia epidemiológica moderno con el criterio de una sola salud (humana, animal y medioambiental) para poder hacer frente a los desafíos presentes y futuros en salud pública”, afirma.
El epidemiólogo añade que a causa de la pandemia se han desatendido enfermedades crónicas a las que hay que dar respuesta, y recuerda que el envejecimiento poblacional aumentará estas patologías, por lo que urge invertir en prevención y educación para la salud para mejorar la salud y disminuir estas cronicidades. “Tenemos que volver a tener una atención primaria, que es la que sigue a estos pacientes, como la que teníamos antes del COVID, pero resolviendo los problemas que ya tenía entonces. Y para esto, hace falta invertir en sanidad”, insiste.