Horacio Rodríguez Larreta busca neutralizar el efecto de las señales de sintonía política que enviaron Mauricio Macri y Patricia Bullrich desde el refugio del expresidente en Cumelén. En su búnker repiten que se alista para competir en las PASO de agosto en un clima de optimismo: pese a la avanzada de Bullrich en los sondeos y el mayor protagonismo de Macri en la escena pública, confía en que durante los próximos sesenta días podrá consolidar la construcción de su figura a nivel nacional y acumular suficiente capital político para llegar fortalecido a la etapa de definición de candidaturas. Es decir, el momento de sentarse a negociar con Macri, quien, sorteado el intento de jubilación de 2021, pavonea su renovado poder de influencia en Juntos por el Cambio.
Mientras el expresidente y la titular de Pro discutían en el Sur sobre la estrategia electoral de Juntos por el Cambio y su modelo de país, Larreta activó un raid de reuniones políticas en la Ciudad para mantener el orden interno. Antes de hacer un breve “impasse” en su campaña, se vio a solas con dos de los cuatro aspirantes a jefe porteño de Pro y se juntó con Diego Santilli, su carta en el territorio bonaerense.
De una cumbre anacrónica a un mamarracho judicial
Lo hizo horas antes de viajar ayer a San Martín de los Andes, en donde descansará hasta el domingo junto a su novia, Milagros Maylin. A su regreso tiene pensado juntarse con María Eugenia Vidal, quien se convirtió en un enigma en su ajedrez electoral y hoy es una de sus eventuales competidoras en los próximos comicios. A su vez, acelerará junto con sus estrategas los preparativos para su lanzamiento presidencial, previsto para fines de febrero o principios de marzo. Es probable que lo haga antes de que Macri comunique si pretende volver a disputar la presidencia, en una nueva señal de que intenta independizarse del expresidente. Larreta repite que no hay chances de que decline su postulación, incluso, si Macri optara por anotarse.
Efecto Cumelén
En Uspallata monitorearon los movimientos de Macri y Bullrich en el Sur. No obstante, relativizaron el impacto del carrusel de fotos en clave electoral, ya que consideran que será una constante hasta el cierre de listas del 24 de junio. Lejos de mostrar signos de alarma, los estrategas confían en su fórmula -un mix de superestructura, fondos y construcción territorial- para llegar a las PASO de agosto con posibilidades de imponerse en la interna de Juntos por el Cambio. Es más, frente a la consolidación del libertario Javier Milei en las encuestas -mide entre 15 y 20 puntos-, advierten sobre los costos de alentar una guerra sin cuartel por las candidaturas en JxC. Piensan en el “día después” de las primarias, por lo que quieren evitar una interna “a cara de perro” que deje un tendal de heridos y fomente rupturas. Macri y Bullrich coincidieron en Cumelén que necesitan preservar el “fair play”.
Hace tres semanas, Larreta volvió de Villa La Angostura sin la certeza de cuál será el rol de Macri. Lo mismo le ocurrió a Bullrich. El jefe porteño lo imagina como candidato -lo infiere por cómo mueve sus fichas- y trabaja para enfrentarlo en las PASO. Esa es su hipótesis de “máxima”. Sin embargo, el expresidente no le dio pistas en las charlas privadas en Cumelén. Insistió en que no está anotado y que definirá más adelante -marzo, abril o mayo-. Y deslizó que seguirá en el papel de árbitro ecuánime. Fuentes al tanto de esa conversación aseguran que Larreta le reconoció a Macri que su apoyo a uno de los candidatos sería determinante en la interna.
Ferrario, uno de los aspirantes a jefe porteño de Pro, junto a Larreta
Si bien intenta limar asperezas con Macri para evitar una ruptura, el alcalde pretende apuntalar su figura política dando señales de autonomía del expresidente. Es lo que le reclaman sus socios en el ala moderada de JxC para edificar un liderazgo nuevo. Por caso, en medio de los reacomodamientos en la coalición opositora, el jefe porteño ya se abroqueló junto a Gerardo Morales (UCR) y Elisa Carrió (CC). El regreso de la escudería de “las palomas”. El sábado se mostró con otro radical: Gustavo Valdés, un equilibrista en la interna de JxC.
En la mesa chica de Larreta insisten en que el guiño de Macri a Bullrich no fue un respaldo explícito ni definitivo. Y sugieren que si él se sacaba una foto con Macri en el Sur -se cruzaron varias veces y el alcalde repite que le fue “muy bien”- se hubiese leído como un signo de debilidad. “Es más de lo mismo, son fuegos artificiales. Faltan meses para que haya una definición”, dicen en Uspallata.
Otros escuderos de Larreta evalúan que Macri procura equilibrar la interna entre sus herederos para no perder poder de influencia. “El tema es que tuvo más gestos para inclinar la cancha para el lado de Patricia”, concede uno de los hombres de confianza del alcalde. En el larretismo rechazan la discusión “dogmática” que plantean Macri y Bullrich sobre el “cambio con coraje”, es decir, el plan de reformas que pondrían en marcha en caso de volver. El jefe porteño, afirman, piensa más en el “cómo” que en el “para qué”. ¿Se podrá impulsar “rápido” las reformas con una economía en crisis, el tejido social deteriorado y el PJ dispuesto a la resistencia?
Uno de los ejes centrales de las últimas reuniones que mantuvo Larreta antes de volar al Sur fue el armado de Juntos por el Cambio en la Ciudad, campo de batalla de la disputa entre el macrismo y el larretismo por el liderazgo opositor. Mientras Macri y Bullrich posaban el martes junto a sus parejas en la casa del expresidente en Villa La Angostura, Larreta deambulaba por el centro porteño. Con un hueco en su agenda, se contactó con Emmanuel Ferrario, vicepresidente primero de la Legislatura porteña y uno de los dirigentes de Pro que se anotan en la carrera por la sucesión del alcalde.
Ferrario, que apuesta a instalarse como el candidato de la renovación de Pro y busca seducir al segmento joven, le detalló a Larreta su hoja de ruta para dar pelea. Le comentó desde sus planes para posicionarse hasta el armado de equipos con jóvenes funcionarios -segundas y terceras líneas- de la gestión porteña. Larreta le ratificó su apoyo y lo alentó a competir. Es más, escenificó el respaldo con una foto del encuentro. Otro toque a la carrocería de Jorge Macri, que promueve una interna abierta previa a las PASO para unificar la oferta de Pro. Difícil.
Jorge Macri y Larreta, en La Biela
Está claro que el jefe de gobierno porteño no tiene previsto por ahora manifestar su preferencia por uno de los postulantes, pese a las presiones del núcleo duro de Pro para que abandone su posición neutral y entierre la idea de un pacto con Martín Lousteau. Pero Larreta estira la definición para preservar el equilibrio interno. Quienes lo rodean dicen que esa jugada dependerá del armado del esquema nacional y la eventual negociación con Macri. También del perfil que demande la ciudadanía en el distrito. Tal vez aún espera a Vidal. ¿Evalúa desdoblar los comicios? El larretismo niega que haya abierto ese debate, pero se guarda esa carta. “Aún hay tiempo si lo hacemos intercalado”, dicen en la cúpula de la Ciudad. ¿Macri estará de acuerdo? Otra incógnita.
Quirós sale a la cancha
Antes de irse a San Martín de los Andes, el jefe porteño también se vio con otro de los interesados en protagonizar la contienda porteña. Se trata de Fernán Quirós, el ministro de Salud. Después de vacilar durante varios meses, el funcionario que ganó protagonismo con la llegada de la pandemia se había subido al ring a fines de noviembre, empujado por el deseo de Larreta de mostrar un gesto de autoridad ante el desafío abierto del macrismo en su distrito. El aval de Bullrich a la candidatura de Jorge Macri había generado una crisis en el búnker larretista.
Después de que Larreta lo sacara a la cancha, Quirós no logró poner en marcha su proyecto. En Uspallata lo vinculan a un problema de timing: durante diciembre el foco de la opinión pública estuvo en el Mundial de Qatar y las fiestas de fin de año o las vacaciones de verano. En la tropa de Macri atribuían esa demora a la falta de convencimiento de Quirós de jugar. Sin embargo, el funcionario se alista por estas horas para ponerse el “traje de candidato”. Eso le adelantó a Larreta en su reunión a solas. Planea actividades en el territorio con otros ministros de la Ciudad y no descarta exhibirse con Carrió, una abanderada de su candidatura.
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Aferrado al manual de campaña del larretismo, Quirós buscará instalarse en el escenario porteño y reforzar el “estilo Pro” de gestión. De buen vínculo con Vidal, quien tiene preferencia por Ferrario, Quirós enfrenta el desafío de convencer a Macri, quien respalda a su primo, Jorge, y duda de la capacidad del ministro para heredar la cuna de Pro y su principal caja política. A diferencia del caso de Soledad Acuña, otra aspirante de Pro, lo considera a Quirós casi un outsider. Apenas se lanzó, el ministro activó el operativo de seducción: le envió un mensaje a Macri para ponerlo en autos sobre sus ambiciones. Desde Qatar, el expresidente, dicen en Pro, lo alentó a sumarse a la carrera y quedaron en verse.
Antes de irse al Sur, Larreta volvió a compartir otra actividad con Jorge Macri, quien zafó de la expulsión y logró el indulto. Se vieron el lunes a la tarde en La Biela para charlar con vecinos. Otra demostración de que pretende sellar una pequeña tregua en la pelea con el expresidente. Se mueve con prudencia porque sabe que una jugada equivocada le puede hacer perder todo. ¿Volverá a reunirse con Macri en Cumelén? Podría definirse en las próximas horas.
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