Si hay un sustantivo que sin duda no quieres ver adjetivando la palabra araña, ese es Goliat. Goliat fue el guerrero gigante filisteo derrotado por el rey David con una honda en honor al cual Theraphosa blondi ha sido bautizada. Y no es de extrañar, por que pese a que existen arañas de tamaños bastante considerables, la tarántula Goliat, pudiendo llegar a alcanzar los 30 centímetros de envergadura entre los extremos de sus patas y a pesar unos 100 gramos, es la araña más grande del mundo.
Sin embargo, más allá de su tamaño, esta tarántula de hábitos solitarios posee otras armas que hacen de ella una pesadilla para la mayoría de invertebrados de su hábitat, e incluso otros animales más grandes que forman parte de su dieta, como lagartijas, ranas, pequeños roedores e incluso aves, motivo por el cual muchos también conocen a esta araña como la tarántula pajarera.
Una de estas características es su capacidad de camuflarse entre la hojarasca de las selvas ecuatoriales de Brasil, Guyana, Perú y Venezuela en que habita, donde su color marrón anaranjado parecido al que lucen los primates les permite pasar desapercibidas a sus presas, ya que la estrategia de caza de estas tarántulas se basa en el acecho y el sigilo.
Entre sus armas destacan dos afilados colmillos que pueden alcanzar los dos centímetros y medio y que emplean para, tras detectar a sus presas gracias a los pelos de sus patas, tremendamente sensibles a la vibración, neutralizarlas inyectándoles un veneno que a través de la acción de una potente neurotoxina paraliza a sus víctimas y les produce la muerte pasados unos minutos. Tras ello, estas tarántulas suelen transportarlas a sus madrigueras, a veces excavadas por ellas mismas y que en otras otras ocasiones usurpan a otros animales, donde las devoran plácidamente.
Se trata, además, de una araña muy territorial y agresiva que cuando se siente amenazada puede emitir un silbido conocido como estridulación, algo que no la exime de también ser presa de otros depredadores selváticos de mayor tamaño, como algunos felinos y serpientes, o el propio ser humano, ya que es sabido que estas tarántulas forman parte habitual de la dieta de algunos pueblos cazadores como los yanomami.
A falta de un buen sentido de la vista, como método de defensa cuenta con un vello urticante en su abdomen que en contacto con la nariz, boca u ojos de sus predadores pueden producir una abrasión severa, lo cual les proporciona una oportunidad para la huida, pero que no obstante, son inofensivos al contacto con la piel.