La queja de un empresario gastronómico por una empleada que dejó de trabajar y le realizó una demanda millonaria

Norberto Silvio “Tito” Loizeau abrió el restaurante El Capitán, en el shopping Norcenter, hace tres años. En marzo de 2021, su cuenta en Twitter se hizo viral porque contó que luego de haberle pagado el sueldo a sus empleados durante los meses de cuarentena estricta, cuando los volvió a convocar para la apertura del lugar, ya tenían otro trabajo.

Ayer, Loizeau volvió a hacer visible otra situación que cada vez le ocurre con mayor frecuencia: una empleada le realizó una demanda por $1,3 millones luego de haber abandonado el trabajo sin aviso, según cuenta el empresario.

“Si no cambia esto, no queda nadie. Empleada que trabajaba en el restaurante viernes y sábado a la noche de moza. 8/9 horas por semana. Ingresó hace 9 meses. De golpe, dejó de venir. La llamamos, nada. La intimamos, nada. Abandonó el trabajo. Pero… sorpresa. Demanda por 1.3MM de pesos !! (SIC)”, escribió en Twitter Loizeau.

En diálogo con LA NACION, el empresario indicó que esta situación se volvió un “modus operandi de gente normal que trabaja hasta que deja de venir”. En todos esos casos, Loizeau pide que se mande un telegrama de renuncia. “Sin embargo, no aparecen más y meten una demanda. Es la quinta vez que me pasa, por eso estoy caliente con el tema, llegué al extremo y lo conté en Twitter”, dice.

El restaurante hace el 80% de su facturación los viernes y sábados, porque está al lado del cine del shopping. En esas noches, se contratan mozos de refuerzo. En total, emplea a 16 trabajadores. La chica que inició la demanda trabajaba cuatro horas, dos noches a la semana. “El 5 de noviembre dejó de venir y realizó la demanda, donde pide una indemnización por $1,3 millones, porque dice que ella cobraba $30.000, que tampoco es cierto”, cuenta.

El tuit de Tito Loizeau

En promedio, la remuneración bruta de un mozo son $400 la hora, según cuenta Loizeau, de acuerdo al convenio de los gastronómicos. Por mes, ganaba alrededor de $15.000. “Supongamos igual que ganaba lo que ella dice, la demanda es por 1,3 millones. Cualquier persona que trabaja seis meses te demanda por no menos de un millón. Recibimos cinco demandas este año de todos empleados que trabajaron menos de un año. Dejaron de venir, me dijeron que consiguieron otro trabajo. En ningún caso despedimos al empleado”, cuenta Loizeau, que aclara que a todos los trabajadores los tiene en regla.

“Cuando un empleado no se presenta a trabajar, hay que intimarlo a que venga. El empleado tiene cinco días para contestar. Si no contesta ni las llamadas, entiendo que abandonó el trabajo. Pero 20 días después llega la carta documento. Dicen que hacían más horas de las que se les pagaba en blanco y reclaman más de un millón de indemnización. Es una locura igual, porque si supuestamente estaba en negro, cobraría de indemnización un mes por cada año trabajado”, agrega.

Muchas de las respuestas a su tuit decían que si tiene a los empleados formalizados, no tiene de qué preocuparse. Sin embargo, Loizeau dice que esa no es la realidad. “Toda la carga de la demostración está a favor del empleado y en contra del empleador. Ella puede decir lo que quiere porque no tiene que demostrar. Además, hay que contratar al abogado e ir a las audiencias. Todo eso multiplicado por cinco en mi caso [por las distintas demandas]. El juicio puede durar cinco años. Y si me dicen que pague la conciliación, son alrededor de $300.000. Es inviable así. Los restaurantes que tienen 20 años no sé cómo hacen, tendría que vender mi casa para pagarles a los empleados. Esta práctica no sucedía antes de la pandemia, ahora se volvió recurrente”, indica.

El antecedente de la pandemia

El empresario se define como emprendedor serial y suele contar por Twitter sus dificultades para trabajar en la Argentina. Durante la pandemia se volvió conocido cuando contó que les pagaba el sueldo a sus empleados, pero cuando los volvió a convocar, ya tenían otro trabajo.

“Después de 12 meses cerrados por la cuarentena, el Gobierno decidió habilitar los cines. Así que reabrimos El Capitán. Once meses pagando salarios de 20 personas. Ahora los convoco a trabajar y 14 de las 20 estaban laburando en otro lado”, dijo Loizeau en Twitter, el 2 de marzo de 2021.

Entre las empresas que fundó está Promored, un portal de promociones y cupones de descuento online -que se reconvirtió en agencia de marketing promocional-, el primer Barbie Store, la productora audiovisual Cienpies y otra agencia de marketing llamada Caramba!

Tito Loizeau, fundador de El Capitán

Escribió hace unos años el libro “Emprender hasta los 90″, en el que postula que, en vez de trabajar full time hasta los 65 años, hay que reducir la carga horaria, pero seguir apostando a proyectos que le den sentido a la vida más allá de la jubilación. Sin embargo, con toda esta trayectoria y su forma de pensar, Loizeau hoy no encuentra razones para impulsar a extranjeros o locales a invertir en el país porque él mismo hizo un “mal negocio” al traer sus dólares, según expresó en un hilo de Twitter.

El 2020, invirtió US$200.000, de los cuales US$150.000 trajo de un banco de Estados Unidos, donde los tenía declarados, y US$50.000 los tenía en monedas de oro que le había regalado su abuela antes de morir, hace 10 años. Eso equivalía a $10 millones al tipo de cambio de ese entonces para abrir un restaurante temático llamado El Capitán Deli, en Norcenter.

“Me sentí un idiota, la mayoría de la gente tenía entre 2 y 3 meses de antigüedad antes de que empezara la pandemia y nosotros los sostuvimos durante 11-12 meses. En definitiva, no valió de nada sostener a toda esta gente porque se terminaron yendo y, para peor, tuvieron trabajo, por otro lado, con doble salario cuando nosotros estábamos con cero ingresos”, había contado en LN+.

El empresario indicó que pudo sostener los gastos del cine con los ingresos de otra empresa y por eso pudo solventar la mitad del sueldo a los empleados, fuera del ATP al que había podido suscribirse entre abril y mayo. “Tener otra empresa me permitió bancar los gastos por suerte; no soy como otros empresarios gastronómicos que no tienen otra forma de generar ingresos. Si yo no tuviera la otra empresa, no lo hubiese hecho porque no hay forma de sostener un negocio tanto tiempo; podés hacerlo tres o cuatro meses, pero 12 es inviable”, aseveró.

 

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