Un laboratorio de Sudáfrica ha arrojado luz a un asunto que ha comenzado a preocupar a algunos científicos de todo el mundo: la COVID-19 puede aumentar la gravedad de sus síntomas a través de mutaciones que se lleven a cabo en personas inmunodeprimidas. Si bien esta investigación ha de ser revisada para lograr el respaldo de la ciencia, abriría la puerta a nuevas variantes aún más mortales que Ómicron, pudiendo volver rápidamente a la casilla de salida.
El centro sudafricano encargado de liderar el estudio es el mismo que analizó en el pasado si las vacunas contra la COVID-19 existentes hasta la fecha eran eficaces con la variante Ómicron, utilizando para ello muestras de personas infectadas con VIH. En este caso, se concluye que debido a que las personas inmunodeprimidas tienen un sistema inmune más débil, el SARS-CoV-2 se topa con menores dificultades para mutar.
Alex Sigal, director del laboratorio en el Africa Health Research, asegura en unas declaraciones recogidas por Bloomberg que estos datos pueden “indicar que una variante futura podría ser más patógena que las variantes de ómicron que circulan actualmente“.
