La luz artificial aumenta la actividad de mosquitos transmisores de enfermedades

La luz artificial es utilizada de forma cada vez más excesiva e innecesaria, lo cual provoca graves efectos sobre animales y plantas que necesitan la oscuridad nocturna para desarrollar correctamente sus ciclos biológicos. La contaminación lumínica también afecta al descanso de las personas y a su propia salud, según cada vez más investigaciones científicas. Ahora empiezan a acumularse las evidencias de que los mosquitos están más activos con luz artificial, lo que puede incrementar el riesgo de transmisión de enfermedades desde estos insectos.

Una nueva línea de estudio acometida por los científicos consiste en analizar cómo la luz artificial puede alterar las interacciones entre mosquitos y humanos y, en consecuencia, modificar el riesgo de las enfermedades transmitidas por los mosquitos. Como a las personas, alterar los ciclos lumínicos con luz artificial provoca cambios en la conducta y actividad de los mosquitos.

Según Álex Richter-Boix, biólogo del programa Mosquito Alert (un proyecto de ciencia ciudadana), los efectos varían entre especies de mosquitos. Por ejemplo, el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) aumenta su tasa de picaduras cuando en el medio hay luces incandescentes de 50 lux. Los mosquitos comunes (Culex pipiens) en zonas con luces artificiales alargan su estacionalidad: pican y se reproducen más tarde en la estación de mosquitos, extendiendo así el período de riesgo de enfermedad en ambientes urbanos. La luz artificial, reduce a un 40% la diapausa en el mosquito tigre (Aedes albopictus), alargando también su periodo de actividad. En cambio, en los mosquitos Anopheles, implicados en la transmisión de la malaria, los efectos parecen ser opuestos, sobre todo cuando hay luz ultravioleta: la luz artificial suprime su actividad.

Afección de la luz artificial sobre los mosquitos | Mosquito Alert

En definitiva, no existe una respuesta generalizada. “Hay grandes diferencias entre especies, e incluso dentro de las especies entre machos y hembras. Queda mucho por estudiar sobre la respuesta de las diferentes especies a los distintos espectros de luz. Casi todo lo que se sabe se debe a experimentos realizados en laboratorio bajo condiciones de luz controladas, pero poco se sabe de cómo la luz artificial en ambientes reales altera la conducta de los mosquitos y de las personas”, señala Richter-Boix.

En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no reconoce la luz artificial como elemento que altera el riesgo de transmisión de enfermedades por mosquitos. Los trabajos de laboratorio evidencian que puede haber un efecto, pero falta cuantificarlo en condiciones reales, y saber así si la tecnología de la iluminación artificial compromete o no la salud humana al aumentar el riesgo de las enfermedades transmitidas por mosquitos.

La contaminación lumínica se duplicó en el mundo en 10 años

Según los datos de un macroestudio sobre contaminación lumínica publicado hace pocos días en la revista Science, entre 2011 y 2022, el brillo artificial del cielo ha aumentado un 9,6 por ciento de promedio anual, es decir, es el doble que cuando comenzó el estudio y mucho mayor de lo medido por los satélites.

Para ponerlo en perspectiva, el estudio explica que la contaminación lumínica es tal que un niño nacido en una zona donde se veían 250 estrellas probablemente vería menos de 100 estrellas en el mismo lugar 18 años después.

Tipos de farolas | Agencias

Desde hace años, en muchos lugares habitados de la Tierra, el cielo nocturno no llega a oscurecerse del todo porque, en su lugar, un crepúsculo artificial causado por la dispersión de luz antropogénica en la atmósfera lo impide. Este tipo de contaminación lumínica, denominada “skyglow”, no solo nos impide ver las estrellas, también tiene un preocupante impacto ambiental.

Estudio de referencia: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fevo.2021.768090/full

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