La innovación llega a la educación física: menos flexiones y más bailes

Si tu hijo sufre en clase de educación física, le obligan a correr, dar vueltas al patio y hacer flexiones continuas es muy probable que, en el futuro, sea un adulto sedentario con rencor hacia el deporte. Sin embargo, si tu hijo se divierte en educación física, disfruta, se mueve de la manera que prefiera, recibe nociones de anatomía, nutrición y salud, e incorpora valores como el trabajo en equipo y la regulación emocional, tiene todas las papeletas para convertirse en un adulto con hábitos saludables.

Lejos de ser una asignatura altamente masculinizada y con ecos militares donde solo los más atléticos triunfan, la educación física afronta el reto de convertirse en una superasignatura atractiva, divertida e inclusiva. ¿Cómo? De la mano de la innovación pedagógica respaldada por la evidencia científica. 

En primaria y ESO, la educación física no pasa de las dos horas lectivas a la semana. En bachillerato la cosa empeora dado que, por ley, solo hay obligación de impartir educación física el primer curso

Docentes universitarios, profesores de instituto, investigadores y entrenadores afirman que otra manera de enseñar y aprender educación física es posible. Lo mismo que sucede con la literatura, la lengua, las matemáticas y el inglés. “El objetivo es generar entre el alumnado interés, curiosidad y motivación. Inculcar conocimientos y hábitos. En educación física, además, se trata de mover el cuerpo, desarrollar capacidades cognitivas y potenciar valores, como la regulación emocional, la responsabilidad, la cooperación, la autoestima y la empatía”, afirma Mauro Sánchez, profesor de la facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de Castilla-La Mancha.

“Educación física sirve potenciar valores, como la regulación emocional, la responsabilidad, la cooperación, la autoestima y la empatía”

No todas las personas están igualmente capacitadas para el deporte, algo en lo que el componente genético tiene mucho que ver. Pero esto no impide desarrollar el talento y las capacidades, explica el docente e investigador, que, en todo caso, reclama una educación física individualizada. “Hablamos -añade Sánchez- de ser competentes en la actividad física, no competitivo”.

Sedentarismo y obesidad

España tiene un problema de sedentarismo y sobrepeso infantil, que afecta al 40% de la población entre 6 y 8 años, según los datos del Ministerio de Sanidad. Sánchez destaca que, ante este panorama, la clase de educación física implica una educación integral que toca tanto la salud como las competencias socioemocionales. Es decir, los valores.

Autor de diversos estudios en revistas científicas, el profesor universitario explica que el fomento de la actividad física escolar (una actividad moderada y en equipo en la que no hay cansancio extremo) repercute positivamente en la resolución de conflictos, un verdadero problema en las aulas. La evidencia científica también respalda que realizar ejercicio a primera hora del día facilita, gracias a la oxigenación del cerebro, el aprendizaje de otras materias. “La actividad física está relacionada con el rendimiento académico general. Sus beneficios repercuten en la atención, la memoria de trabajo y el control inhibitorio o regulación emocional”, subraya.

Sánchez lidera desde hace seis años un proyecto de innovación llamado ‘La fábrica de valores’, un club deportivo inclusivo ubicado en el campus universitario donde chavales y chavalas de 5 a 18 años juegan al baloncesto. El club es, además, un laboratorio científico donde los estudiantes universitarios, los futuros profesores de educación física, tienen la oportunidad de ver qué funciona y qué no entre los alumnos. 

Sánchez concluye que la clave de una buena asignatura de educación física es el docente. “Tiene que transmitir pasión y motivar. Las personas no nos esforzamos si no le vemos sentido al esfuerzo, así que una de las misiones del profesor es darle significado a ese esfuerzo, saber decirle a los chicos y las chicas para qué les sirve”.

“El abuso de pantallas hace que levantar del sofá a la actual generación de niños, niñas y jóvenes sea una tarea muy complicada”

“Educación física es una vacuna para adquirir hábitos saludables y para tener una buena relación con nuestro cuerpo y contrarrestar todo lo que ven en redes sociales”

Alberto Dorado, profesor de Gestión Deportiva e Innovación Educativa en la facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de Castilla-La Mancha, insiste en la importancia de que la asignatura tenga componente lúdico y recreativo. El objetivo es poner el acento no tanto en el deporte, sino en la actividad física. El uso y abuso de pantallas hace que levantar del sofá a la actual generación de niños, niñas y jóvenes sea una tarea muy complicada. De ahí, la necesidad de que los coles e institutos incorporen nuevos métodos educativos para motivar a los chavales en la educación física. Es un objetivo que se consigue de la mano de la gamificación (de ‘game’, juego en inglés), los proyectos y los retos, explica Dorado, profesor de educación física en el instituto Princesa Galiana (Toledo).

Niñas sedentarias en la ESO

La asignatura de educación física no solo tiene un papel clave en el presente de los estudiantes, sino también en su futuro. “Es una vacuna para adquirir hábitos saludables y para tener una buena relación con nuestro cuerpo y contrarrestar todo lo que van a ver en redes sociales, donde abundan las recetas mágicas y falsas para tener un cuerpo escultural inalcanzable”, explica Sara Tabares, entrenadora, directora deportiva de Performa (Valencia) y autora del ensayo ‘Ellas entrenan’.

El libro de Tabares, precisamente, tiene un capítulo dedicado a las niñas sedentarias, un problema que se da, sobre todo, en la ESO. “Ellos juegan más a deportes, pero ellas no. Lo que hay que hacer es conectar con todos y todas. La asignatura tiene que ser inclusiva. Hay que buscar actividades que les gusten. Bailar o jugar, por ejemplo. La idea es que se diviertan. Hay que probar y probar hasta dar con lo que más les motive. Patinar, escalar, caminar… Lo que sea. El movimiento es vida”, subraya la entrenadora.

Al igual que los profesores Sánchez y Dorado, Tabares recuerda la importancia de no inculcar el espíritu competitivo en clase. Se trata de probar, descubrir y compartir. “Debemos tener una relación sana con el ejercicio físico”, insiste la divulgadora. En su opinión, los colegios e institutos están dando a la educación física, por fin, la importancia que tiene. “Pero queda mucho camino por recorrer”, lamenta. 

 

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