Alberto Puig Palau, el ‘tío Alberto’ al que Joan Manuel Serrat dedicó una canción, era uno de los referentes de la ‘gauche divine’. Hijo de una familia de la burguesía catalana que hizo fortuna con la industria textil, fue protector de perseguidos por el franquismo y mecenas de numerosos artistas. Por su casa en la Costa Brava, pasaron personajes como Luis Miguel Dominguín, Manolete, Pastora Imperio, Carmen Amaya, Lola Flores, Manolo Caracol, Salvador y Gala Dalí, Ava Gardner, Grace Kelly o el propio Serrat.
Pese a su ideología de izquierdas, la guerra civil la pasó en Tetuán, donde su nivel cultural -sabía cinco idiomas- le llevó de ser un simple recluta a ser secretario particular del coronel franquista Juan Luis Beigbeder Atienza, entonces alto comisario de España en Marruecos. Una parte de esa historia, en la que tiene especial protagonismo su hermana Pilar, ha salido ahora a la luz, tras permanecer más de 80 años oculta, gracias a la investigación del historiador ceutí Francisco Sánchez Montoya, que acaba de publicar el libro ‘100 mujeres ceutíes olvidadas. Represión, cárceles y fusilamientos (1936-1958)’ (editorial Avant). Una de esas mujeres es Pilar Puig Palau, acostumbrada a la buena vida y que no dudó en ejercer de espía para franquistas y republicanos. Una agente doble catalana en el protectorado español en Marruecos, hasta que fue descubierta, detenida, procesada y puesta en libertad.
En un archivo militar de Ceuta es donde Sánchez Montoya encontró documentación sobre un consejo de guerra a Pilar Puig, que entre los años 1937 y 1938 se paseó por Ceuta, Tetuán (capital del Protectorado por aquel entonces) y Tánger. Su llegada a Tetuán se produjo en diciembre de 1937 para visitar a su hermano. Durante su estancia allí, asistió a fiestas y recepciones de la Alta Comisaría en diferentes consulados. Sus habilidades sociales impresionaron al coronel Beigbeder que le planteó a Alberto Puig que Pilar se convirtiera en espía y fuera a Tánger para vigilar a los republicanos y asilados políticos.
Alberto Puig dejó constancia escrita de ese momento: “Beigbeder me visitó y aprovechó para decirme que había pensado en Pilar para encomendarle cierta clase de servicios, relacionarse con gente de la alta sociedad de Tánger con el propósito de obtener noticias que pudieran interesarle”. Puig le contestó que no creía conveniente que su hermana se introdujera en esos asuntos. En marzo de 1938, Beigbeder reiteró la oferta a Pilar y esta aceptó. El alto comisario puso a su disposición un coche con chófer que la llevó a Tánger, donde se alojó en el Hotel Riff. Allí empezó a asistir a fiestas y tertulias políticas, anotando todo lo que ella creía que podría ser de utilidad al Estado franquista. Entre los contactos que hizo figuran la agente francesa Madame Joste o la espía británica Rosalinda Fox.
La actividad de Pilar no pasó desapercibida para los republicanos del Socorro Rojo Internacional (SRI), que se interesaron por sus servicios. En un informe bajo el epígrafe ‘Secreto’, el SRI relata: “El compañero Sobrado (Cosme), a su regreso de Casablanca en marzo de 1938, da cuenta de que ha entrado en relación con Madame Joste, que es agente de los franceses introducida en el ambiente fascista de la zona francesa. Esta mujer le habló de la posibilidad de obtener la colaboración de una amiga suya, que califica de persona muy influyente en los altos medios facciosos por tener un hermano en la Alta Comisaría y relacionarse con figuras destacadas de los fascistas de Tánger y Tetuán. Esta mujer, conocida por Pilar Puig, es aficionada a llevar una vida de ostentaciones y vestir con lujo, y cree Madame Joste que el ofrecimiento de un sueldo en relación con su posición social aparente, o el regalo de alguna joya de valor, pudiera decidirla a servirnos”.
Pilar Puig accedió a trabajar para los republicanos, como recoge otro informe secreto del SRI: “Acogida en principio con recelo por creerla enviada por la Alta Comisaría para introducirla en nuestro ambiente, se comprueba desde el primer momento de su trabajo que sus informes son de bastante precisión y revelan que es mujer habituada a esta clase de servicios, pues es observadora y detallista, sabe manejar hábilmente sus relaciones para conocer y contrastar datos”.
Doble juego descubierto
El Servicio de Investigación de la Policía Militar (SIPM) franquista descubrió el doble juego de Pilar a principios del verano de 1938. El 14 de octubre fue detenida en San Sebastián, como consta en la documentación del SIPM: “La completa seguridad de que el Socorro Rojo Internacional de Tánger tiene entre sus agentes a sueldo a una Pilar Puig cuya identidad coincide con Pilar Puig Palau, objeto de esta nota. Ella ha venido facilitando informes al S.R.I. de Tánger, explotando su situación social en la zona del Protectorado, la posición de su hermano (Alberto) en la Alta Comisaría, su amistad personal con el alto comisario e incluso la misión secreta que este último, sorprendido en su buena fe, la encomendó. Que todo ello es suficiente para determinar la inmediata detención de Pilar Puig”.
Ese día, Pilar Puig fue trasladada a la prisión donostiarra de Ondarreta y de allí al penal de Burgos bajo la acusación de “posible responsable de un delito de espionaje“. En sus declaraciones, siempre mantuvo que seguía instrucciones de la Alta Comisaría. En la memoria acusatoria, se expone: “Pilar Puig Palau, de 39 años de edad y natural de Barcelona, casada con Manuel Sagnier Vidal-Rivas, del que vive separada desde hace muchos años, domiciliada en San Sebastián. La familia de Puig Palau ha sido objeto de diferentes informaciones que la señalan como de antecedente izquierdista y catalanista. Se supone que prestaron una ayuda económica muy importante a Esquerra Catalana con motivo de las elecciones de 16 de febrero de 1936. Se informa que Alberto Puig Palau perteneció al partido Acción Catalana. Otras informaciones hacen referencia a la vida privada de Pilar Puig Palau y a sus notorias amistades, antes y después del Movimiento, con personas significativas del campo rojo”.
El 29 de octubre de 1938, el Servicio Secreto (SIPM), en Burgos, emitió una nota asegurando que todo lo que se había montado en torno a Pilar Puig no era sino para perjudicar a Beigbeder: “Desde luego, no la fusilarán, y la prueba es que todavía no está procesada”.
El trabajo del juez concluyó el 22 de marzo de 1939, y tan solo restaba fijar el día del consejo de guerra. No obstante, el auditor de guerra de la Región Militar de Burgos, José Casado, alegó que Puig debía ser juzgada en el lugar donde se habían producido los hechos, esto es, en Ceuta. Pero la Auditoría de Guerra de Ceuta tampoco quiso hacerse cargo del procedimiento. El juez instructor de Burgos decidió dejarla en libertad el 31 de julio de 1939. Y el juez de Ceuta dictaminó el 14 de julio de 1941 su sobreseimiento provisional. El caso se archivó definitivamente el 20 de diciembre de 1943.