La Guardia Civil ha liberado a cinco mujeres de una red de esclavitud sexual a raíz de una investigación que arrancó desde Cáceres. Los detalles de la operación denominada Risaraldo han sido dados a conocer este viernes en una rueda de prensa en la comandancia de la benemérita en Cáceres.
En la comparecencia ante los medios han intervenido el delegado del Gobierno en Extremadura, Francisco Mendoza, el teniente coronel Rafael Roldán, jefe de la comandancia, Carlos Sarrión, general de la Guardia Civil de Extremadura y Marcelino Gil, capitán de la policía judicial.
La investigación se ha prolongado durante un año y ha concluido, por el momento, con la detención de tres personas, un hombre y dos mujeres. De los tres detenidos, una de ellas, la presunta cabecilla ha ingresado en prisión. Todos están acusados de trata de personas con fines de explotación sexual, blanqueo de capitales y tráfico de drogas.
La denuncia partió de una de las víctimas de Colombia que había encontrado refugio en Cáceres. La joven de 18 años relató la situación de explotación que sufría a una organización no gubernamental que colabora con la Guardia Civil y a raíz se iniciaron las primeras pesquisas.
Estos meses, la brigada judicial recabó información de 650 anuncios en una web de citas sexuales en Madrid y pudo constatar la existencia de una organización criminal dedicada a la trata de mujeres para explotarlas sexualmente.
Finalmente, en noviembre realizaron tres registros en viviendas de Madrid, donde localizaron a las jóvenes esclavizadas. Ninguna superaba los 25 años, vivían vigiladas por cámaras las 24 horas y en condiciones infrahumanas. En los registros encontraron también drogas y dinero en efectivo. En estas tres operaciones participaron 50 agentes de la Unidad Central Operativa (UCO).
Fue en estas intervenciones en las que se liberaron a cinco mujeres. No obstante, la Guardia Civil ha recabado la documentación de otras 28 potenciales víctimas de esta red de esclavitud.
Tal y como expusieron este viernes ante los medios, el ‘modus operandi’ que usaban los detenidos era captar a las víctimas, todas muy jóvenes, desde sus países, Colombia y Venezuela, con falsos contratos de trabajo. Aprovechaban la “vulnerabilidad” de las mujeres en sus familias y las trasladaban a España. Una vez aquí, les retiraban el pasaporte y las esclavizaban sexualmente. Las chantajeaban debido a su situación irregular en el país y con hacer daño a sus familias en sus países.
Un negocio de hostelería para blanquear
Para blanquear el dinero que la red conseguía de la explotación sexual a estas mujeres, usaban un negocio de hostelería. Entre los pisos repartían los datáfonos y las ganancias las derivaban al local para introducir el dinero en el curso legal. Una vez que conseguían los fondos, realizaban transferencias a Venezuela, Colombia y Argentina.
La Guardia Civil continúa con la investigación y no se descartan más detenciones.