Las baterías de los automóviles se encarecerán en 2022 por primera vez desde 2010, poniendo en jaque la equiparación del precio de los eléctricos con los vehículos de combustión y la penetración del coche cero emisiones en el mercado. Como adelantó Neomotor, en junio todo apuntaba a que esta opción era realen junio todo apuntaba a que esta opción era real. Ahora, pocos días del cierre del año, BloombergNEF (BNEF), la división de investigación de la agencia Bloomberg, confirma los peores presagios.
Desde BNEF atribuyen la subida a lo que ya sabíamos, a la manida inflacióna la manida inflación y a la subida del precio de las materias primas necesarias para la producción de baterías. Según sus datos, el precio de las baterías para vehículos eléctricos alcanzará de media en 2022 los 138 euros por kWh, unos 27 euros más que al cierre del año pasado. El precio de una batería se divide en el 83% para las celdas y en el resto para los componentes que forman su estructura y el proceso de ensamblaje. En solo un año, las celdas han pasado de representar el 70% al citado 83%.
Según explican desde BNEF, la subida podría haber sido incluso mayor, pero el trabajo de investigación de los fabricantes y medidas como el uso de combinaciones químicas más asequibles han permitido que no se dispare. En ese sentido, los fabricantes han optado por las baterías LFP, de litio-ferrofosfato, que no requieren el uso de níquel ni cobalto y, por tanto, son hasta 20% más baratas que las que sí utilizan esos materiales. Aun así, en comparación con 2021, las baterías LFP son un 27% más caras. Entre las marcas que han optado por las baterías LFP están, por ejemplo, Tesla, líder del mercado eléctrico, y BYD, el mayor fabricante de baterías del mundo.
Como suele ser habitual, BNEF puede dar algunas pistas sobre la fecha en la que el precio de las baterías volverá a reducirse, pero no puede dar una respuesta exacta porque no disponen, todavía, de la bola de cristal. En ese sentido, esperan que para 2023 se mantenga o ascienda ligeramente, pero no creen que, de subir, el precio se dispare en ningún caso.
De hecho, anticipan que será probablemente en 2024 cuando se el precio baje, porque esperan que para ese año el precio del litio caiga gracias al incremento de la actividad de minería y extracción del material. Pese a que parece que esta subida no será dramática, BNEF hace un apunte que, para la industria del automóvil, sí que lo es: el precio no será menor a los 100 dólares por kWh hasta 2026, dos años después de lo esperado.
¿Por qué es importante alcanzar la cifra de los 100 dólares por kWh? Según la industria del automóvil este será el gran hito que posibilitará que los coches eléctricos sean competitivos en cuanto a precio y costes en el mercado. Llegar a ese precio, entonces, permitiría unos precios prácticamente equiparados entre un vehículo eléctrico y uno de combustión equivalente.
Este hecho no solo incrementaría el atractivo de los eléctricos, sino que dispararía el interés por vehículos como los híbridos enchufables, en clara desventaja con sus hermanos de gama o sus rivales de combustión por el sobrecoste que supone el montaje de su batería, aunque sea más pequeña que la de los eléctricos. Según las expectativas más optimistas a finales de la década pasaba se apuntaba a 2023 o 2024 como el año en el que se alcanzaría este hito, pero parce que la inflación lo retrasará, como mínimo, hasta 2026.