En Tres Arroyos los compradores de cebada forrajera ofrecen US$275/280 por tonelada; los de cervecera suben a US$305/310. Son precios muy inferiores a los del trigo disponible (US$370 por tonelada), comportamiento que se explicaría por las importantes exportaciones de Australia, Rusia y Canadá, que tiran abajo el mercado.
Así, “los fundamentos internacionales bajistas prevalecen sobre los internos alcistas, representados por la sequía, heladas, un golpe de calor a fin de octubre y por la presión de la cosecha”, diferencia Alejandro Vejrup, gerente de la cooperativa Alfa de esa ciudad.
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En tanto, los productores argentinos temen que el rendimiento y la calidad del grano los dejen como si estuvieran jugando al truco con tres cuatros en esta mano. En cebada cervecera, además de la menor producción unitaria (primer cuatro), pueden aparecer problemas de calibre menor al exigido por el estándar (segundo cuatro) y de exceso de proteína en el grano (tercer cuatro). Por su parte, la cebada forrajera puede ser motivo de observaciones por bajo peso hectolítrico, al extremo de ser considerada fuera de estándar y de no ser exportable.
Comercialización demorada
Esta semana empezó la cosecha en Tres Arroyos con diez días de adelanto respecto de lo normal, un indicio negativo para los rindes. En muchos lotes se ven cultivos con pocas espigas por metro cuadrado, por un desarrollo insuficiente de macollos, y espigas de 16 a 22 granos en vez de los 28 que se desarrollan normalmente. La combinación de factores negativos durante el ciclo del cultivo hace pensar a Vejrup que en muchos lotes los rindes caerán 30-40% respecto de lo presupuestado (3000 versus 5000 kilos por hectárea, por ejemplo).
La comercialización va lenta porque muchos productores que habían comprometido el 30-40% de la producción esperada ven que ahora esa cifra se transformó en 60-70% de lo cosechable. La lentitud también está asociada a ver si la cebada que se coseche cumple los requisitos para ser considerada cervecera o se clasifica como forrajera. Tampoco genera urgencia el precio, que cayó US$25 por tonelada en las últimas semanas.
Mientras tanto, los contratistas de cosecha se preparan para regular al milímetro las máquinas, porque con grano liviano es difícil eliminar las materias extrañas con las zarandas y el viento.