El 5 de mayo de 1980, el cantante y compositor latinoamericano Richard Bean se unió a Jorge Santana, hermano menor de Carlos Santana, en el escenario de un concierto al aire libre en Los Ángeles. 8 años antes, Bean había escrito una canción llamada “Suavecito”, y nunca se dio cuenta de lo icónica que se había vuelto hasta que los dos empezaron a tocarla.
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Cuando su ritmo lento sonó por los altavoces, las 20.000 personas que abarrotaban el Lincoln Park de la ciudad estallaron en un rugido: “Mientras cantaba para el público, cuatro enormes chicanos (mexicano-americanos) se colocaron detrás de la banda en el escenario y desplegaron una gigantesca bandera mexicana verde, blanca y roja”, cuenta Bean a la BBC.
La bandera era tan grande que hacían falta los cuatro hombres para sostenerla, explica. “Bájenlos del escenario”, empezó a gritar el equipo técnico, según Bean. “Bájenlos”. Pero los cuatro se mantuvieron allí orgullosos. “No, no hasta que termine la canción”, dijeron. “No hasta que ‘Suavecito’ termine”.
Cuando miró a su espalda, a la enorme bandera, y contempló al público totalmente latino, Bean empezó a llorar. No fue hasta ese momento, indicó, cuando supo que “Suavecito”, llamado informalmente por algunos el “Himno Nacional Chicano”, hacía honor a ese nombre como verdadero símbolo de los mexicano-americanos y latinos de Estados Unidos.
Un éxito medio siglo después
Este año se cumple el 50 aniversario del lanzamiento de “Suavecito”, de la banda Malo, que se convirtió en un éxito de masas en una época en la que los latinos eran un pequeño porcentaje de la población estadounidense.
Tocada durante medio siglo en bodas, funerales, fiestas de quinceañeras y eventos de coches “low-rider”, “Suavecito” pasó a la historia como uno de los clásicos más perdurables de la era del rock chicano, simbolizando el orgullo y el progreso latinos en un momento en que los mexicano-americanos y otros latinos luchaban por la igualdad de derechos en Estados Unidos.
El origen de “Suavecito”
Sin embargo, a pesar del éxito generalizado de la canción de amor, no mucha gente conoce a Bean, que escribió la canción y cantó la voz principal, pero nunca llegó a destacar a nivel nacional y perdió la oportunidad de alcanzar el estrellato.
Bean escribió la canción cuando estaba en clase de álgebra en el instituto Mission de San Francisco. Influido por grupos de R&B de los años 60 como Smokey Robinson, Sam and Dave y Sam Cooke, se esforzaba por crear un clásico del soul. “Esa música tuvo una gran influencia en mi vida”, afirma. Eran finales de los 60 y creía que estaba enamorado. “De hecho, suspendí la clase de álgebra porque le escribía poemas”, recuerda Bean riendo.
Las cosas no funcionaron con la chica, pero su adoración dio lugar a un éxito para Malo, que alcanzó el número 18 en las listas Billboard en 1972.
El grupo Santana, liderado por el guitarrista méxico-estadounidense Carlos Santana, había abierto las puertas a los músicos chicanos al aparecer en el festival de Woodstock y tener grandes éxitos como “Oye Como Va” y “Everybody’s Everything”, que alcanzaron los números 13 y 12 respectivamente en 1970 y 1971. Con “Suavecito”, Malo dejaba claro que el rock chicano había llegado para quedarse.
Richard Bean sigue tocando con Malo desde que volvió al grupo en 1990 y todavía interpreta Suavecito en directo
En los últimos 20 años, grandes artistas latinos como Bad Bunny, Pitbull y, antes que ellos, Gloria Estefan y Los Lobos, han llenado estadios y vendido enormes cantidades de discos. Sin embargo, en 1972, Santana fue el único grupo latino que triunfó en Estados Unidos, a pesar de la gran población mundial de hispanohablantes.
“Parecía que la industria solo podía manejar un grupo latino en ese momento”, le dice a la BBC el músico de Los Ángeles Rubén Amaro. “La competencia era feroz en las bandas latinas de rock, porque solo había unas pocas oportunidades dentro del mundo del rock latino”.
Malo incluía a Bean, que escribía, cantaba y tocaba los timbales, y al cantante Arcelio García, que murió en 2020, unos meses después de que falleciera Jorge Santana, que se unió al grupo en 1971. La banda también contaba con Abel Zárate a la guitarra, Pablo Téllez al bajo, el trompetista de jazz Luis Gasca y el trombonista Roy Murray, fallecido en octubre de 2022.
Malo fue una evolución de The Malibus, una banda del distrito de la Misión de San Francisco de finales de la década de 1960 que incluía a Bean, García y Santana. Muy centrado en el R&B y el soul, Bean tocaba el saxofón y cantaba como voz principal de The Malibus con García, mientras Santana hacía los riffs a la guitarra.
“Un bolero moderno”
Desde el momento en que empieza “Suavecito”, con sus ensoñadores acordes de guitarra eléctrica que dan paso a un etéreo solo de trombón, el oyente se sumerge en un ritmo suave y constante de congas, timbales y ritmos soul.
“Es una canción deliciosa”, le dice a la BBC el rey del rock latino, Carlos Santana. El hermano pequeño de Carlos, Jorge, compartió la guitarra en la canción con Abel Zárate, salpicándola de notas ligeras y cadenciosas. “Laaaah, aah-aah”, canta Bean, “Nunca, no, no, yeah, nunca conocí a una chica como tú en mi vida”. La voz de Bean confiere al single su aura romántica, con una letra sentimental que le añade encanto.
Recuerda al éxito de 1967 de los Young Rascals, Groovin, con ritmo afrocubano. Pero “Suavecito” tiene un sonido particularmente chicano-americano, que mezcla el rock de San Francisco con toques mexicanos e intrincados arreglos de trompeta, según Félix Contreras, copresentador del programa Alt.Latino, de la cadena estadounidense NPR, dedicado a la música y la cultura latinas.
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“‘Suavecito’ es un bolero moderno para nuestra generación”, le asegura Contreras a la BBC, explicando que los boleros son un tipo de canción de amor apasionada que se originó en Cuba en el siglo XIX y se extendió por México y América Latina.
Carlos Santana, que tocó la canción en directo con su hermano durante la gira, aprecia esa pasión y la historia romántica de la canción. “Es un momento determinado entre un amante y su amada, algo así como Tony y María en West Side Story, pero no es irlandesa, no es puertorriqueña de Nueva York”, comenta Santana. “Es del barrio de la Misión Mexicana de San Francisco y forma parte de las piñatas y los low-riders y el cruising”.
Movimiento Chicano
También es un reflejo del movimiento chicano, encabezado por los líderes sindicales de trabajadores agrícolas César Chávez y Dolores Huertas en la California de la época, según indica otro fan de “Suavecito”, Louie Pérez, cantante y compositor de la renombrada banda de rock latino Los Lobos, que se formó en Los Ángeles justo un año después del lanzamiento de Suavecito. “No tenías que ir a un piquete para absorber el impacto del Movimiento Chicano de los años 60 y 70″, le cuenta a la BBC.
“La cruzada chicana, de 1965 a 1975 luchó por establecer un sindicato de trabajadores agrícolas no solo para conseguir mejores salarios, sino también un sentido de dignidad”, afirma Mario García, profesor de Estudios Chicanos en la Universidad de California en Santa Bárbara y autor de “El Movimiento Chicano: Perspectivas desde el siglo XXI”.
La lucha de los trabajadores agrícolas “tuvo un impacto muy significativo, especialmente en la generación más joven de las ciudades”, afirma.
En 1968, los estudiantes chicanos del este de Los Ángeles siguieron el ejemplo de los campesinos y boicotearon las escuelas públicas de toda la ciudad para combatir la percepción errónea de los profesores de que los niños mexicano-americanos eran física y mentalmente inferiores a los blancos.
En 1970, el movimiento chicano protagonizó incluso la mayor protesta contra la guerra de Vietnam de cualquier minoría estadounidense del país, incluidos los negros. Alrededor de 25.000 latinos se reunieron en el este de Los Ángeles para protestar contra la guerra y fueron atacados con saña por agentes del condado de Los Ángeles.
Estas acciones dieron lugar a un resurgimiento de la representación latina en el arte, la música y la literatura, y “Suavecito” fue el símbolo definitivo de ese crecimiento. “Salimos del crisol de razas y nos enorgullecimos de todo lo mexicano”, explica Pérez a la BBC.
De repente, en 1970, grupos de la costa oeste como Malo, Tierra y Azteca volvieron la vista a su herencia mexicana en busca de inspiración y empezaron a incorporar instrumentos y estilo latinoamericanos a su música rock estadounidense.
Después de que “Suavecito” subiera en las listas de éxitos hasta convertirse en un auténtico clásico, Malo realizó giras por todo el país y apareció en programas de televisión como American Bandstand, con lo que fue ganando adeptos a lo largo de 1972.
“El grupo era musicalmente más sofisticado que otros grupos latinos de la época”, indica Contreras. “La interacción entre el rock y la música afrocaribeña era más orgánica, menos torpe. Y los arreglos de viento reflejaban parte de la música que hacían bandas como Chicago y Tower of Power, formando su propio sonido de funk latino.”
“No somos un nicho”
El éxito de la canción contribuyó a popularizar el orgullo chicano, pero Richard Bean, que escribió la canción y la grabó como cantante principal, nunca compartió protagonismo con Malo. Al día siguiente de grabar “Suavecito”, el mánager le echó del grupo.
“Me quedé en shock, totalmente en shock”, comenta Abel Zárate, guitarrista de Malo, a la BBC. “Porque después de grabar la canción, dije: ‘Esto es muy bueno’. Y al día siguiente, se había ido”.
Bean cree que lo echaron porque su percusión no era la mejor. “Conocían a un percusionista mejor y yo solo quería ser cantante, eso podría haber influido”, explica. “Que me echaran de la banda, sí, me dolió”, continúa Bean. “Fue duro, pero no me rompió”.
Malo no consiguió tener más canciones de éxito después de “Suavecito”, según Alan Hernández, profesor jubilado de la bahía de San Francisco y coautor con Jim McCarthy del libro “Voces del rock latino”.
En su opinión, los costes que tenían al ser una banda grande y un equipo itinerante hacían casi imposible que Malo se mantuviera en la carretera, además de que el cambio constante de músicos no ayudaba.
Además, la industria del rock no estaba dispuesta a promocionar a muchas bandas latinas fuera de Santana, señala. “Creo que si Bean se hubiera quedado en el grupo, habrían tenido más éxito”, señala a la BBC Hernández. “Era un creador de éxitos”.
Bean pasó a formar la banda Sapo con su hermano, que ganó popularidad en la costa oeste. Cuando Jorge Santana abandonó Malo, Bean trabajó en el álbum en solitario del guitarrista y estuvo de gira con él desde 1978 hasta principios de los ochenta. Posteriormente, Bean continuó con Sapo, que durante un tiempo en la década de 1980 también incluyó a Mike Judge, de Beavis and Butthead, al bajo.
En 1990, los egos quedaron a un lado y García tendió la mano a Bean para pedirle que se reincorporara a Malo, que seguía actuando en la Costa Oeste. “Fue un bonito gesto”, dice Bean. Así que aceptó y ha estado tocando con Malo y Sapo durante los últimos 30 años.
Bean sigue cantando “Suavecito” en la mayoría de los conciertos que da con ambas bandas. Nunca ha revelado el nombre de la chica para la que se escribió Suavecito. “Me lo llevaré a la tumba”, dice.
Por fin, en 1998 Bean obtuvo un destello de reconocimiento nacional. El programa nocturno de entrevistas Vibe, presentado por el cómico Sinbad y producido por el gigante de la música Quincy Jones, lo invitó a Los Ángeles para que apareciera en el programa y cantara “Suavecito”.
Rubén Amaro acompañó a la banda de la casa y armonizó la canción. Dice que Bean no pudo tocar su tesoro nacional en el famoso programa de televisión estadounidense American Bandstand, pero que por fin tuvo su momento 26 años después.
“El sonido en el estudio era increíble y cuando armonizamos esa hermosa canción, fue trascendental”, comenta Amaro.
Para Contreras, la canción de amor es importante hoy, porque recuerda a la gente el lugar que ocupan los latinos en la sociedad. “Muestra que siempre hemos estado aquí”, le dice a la BBC. “No estamos al margen, no somos un nicho”.
“Lo que fue realmente genial de ‘Suavecito’ fue que no era una canción de protesta”, agrega Pérez. “Era más sobre el orgullo chicano. Era un gran y cálido abrazo mexicano a todos estos jóvenes, lo que lo convirtió en un momento hermoso para nosotros. Sonaba como una canción de toda la vida”.