Un estudio de secuenciación del genoma ha descubierto la evidencia más temprana conocida de cría de animales híbridos. Los pormenores del descubrimiento se detallan en un artículo que bajo el título The genetic identity of the earliest human-made hybrid animals, the kungas of Syro-Mesopotamia se publica esta semana en la revista Science Advances.
En él se concluye que los llamados Kungas descenderían del cruce entre una hembra de asno doméstico y un macho de hemipo –Equus hemionus hemippus- una subespecie hoy extinta de asno salvaje sirio ya domesticado por los sumerios antes que los caballos.
Sin embargo, el trabajo también viene a confirmar la identidad de los misteriosos esqueletos pertenecientes a varios équidos de 4.500 años de antigüedad encontrados en un cementerio destinado a las élites mesopotámicas al norte de la actual Siria, los cuales probablemente pertenecieron a estos extraños kungas.
Caballos domésticos
Antes de la introducción de los caballos domésticos en Mesopotamia a finales del tercer milenio a.C., las tablillas cuneiformes contemporáneas ya documentaron la cría intencional de unos équidos de gran valor llamados kungas para su uso en diplomacia, ceremonias o la propia guerra. Según estas tablas, un Kunga podía llegar a valer hasta 6 veces el precio de un burro normal durante la Antigua Edad del Bronce.
Un Kunga podía llegar a valer hasta 6 veces el precio de un burro normal durante la Antigua Edad del Bronce.
Muchas han sido las teorías sobre el origen de estos extraños équidos. Algunos científicos han llegado a afirmar que se trataba del cruce de un burro y alguna otra especie de équido desconocido o por determinar. Sin embargo, no ha sido hasta ahora que, gracias al trabajo desarrollado por E. Andrew Bennett y sus colegas del Instituto Jacques Monod – Universidad de París adscrito al CNRS, y de la Academia China de las Ciencias, que se ha podido determinar con exactitud el origen genético de la especie.
Para saber si se encontraban ante kungas o tratar de averiguar el origen taxonómico de las criaturas, los investigadores analizaron los genomas de hasta 25 esqueletos completos pertenecientes a ejemplares machos de distintos équidos híbridos. Estos habían sido previamente identificados en un antiguo cementerio de Tell Umm el-Marra, en la actual Siria.
Debido a que el ADN estaba extremadamente mal conservado a causa de las cálidas condiciones climáticas sirias, para identificar a los progenitores los investigadores tuvieron que combinar la secuenciación del ADN nuclear con reacciones en cadena de la polimerasa -PCR- dirigidas al ADN mitocondrial para investigar a las hembras, y al cromosoma Y para investigar los machos.
Después, Bennett y su equipo compararon sus hallazgos con los genomas de varios équidos de un yacimiento turco del Neolítico temprano y con las muestras de 2 de los últimos asnos salvajes sirios de los que se tenía constancia y que hoy se conservan en el Museo de Historia Natural de Viena.
“Secuenciamos los genomas de uno de estos équidos de aproximadamente 4.500 años de antigüedad, junto al de un hemipo de unos 11.000 años de Göbekli Tepe y dos de los últimos hemipos conocidos”, expresa Bennet, “concluimos que los kungas eran híbridos de primera generación entre asnos domésticos hembra y hemipos machos, documentando así la evidencia más temprana de cría de animales híbridos”, añade.
Al confirmar la hipótesis anterior de que los équidos del lugar del enterramiento eran híbridos y al descubrir la ascendencia de los kungas, los investigadores señalan que el estudio puede ayudar a comprender la importancia que la reproducción híbrida tuvo en las sociedades mesopotámicas del tercer milenio a. C..