Las autoridades de Kosovo han informado este miércoles de que el principal paso fronterizo de Merdare ha sido cerrado tras las barricadas con camiones y tractores levantadas por la comunidad serbokosovar en territorio serbio en el marco de un nuevo repunte de las tensiones entre ambos territorios desde hace semanas.
Tanto los pasos fronterizos de Jarinje y Brnjak, en el norte de Kosovo como Metojia siguen bloqueados, por lo que la Policía kosovar ha cerrado el tránsito de automóviles y peatones durante la noche, según ha informado Politika.
El presidente serbio, Aleksandar Vucic, se ha reunido en la línea administrativa con representantes del norte de Kosovo y de Metojia. “Depende de nosotros encontrar una solución política y, al mismo tiempo, el Ejército y la Policía están listos para proteger a Serbia y a todos sus ciudadanos”, ha expresado Vucic quien antes se reunió con el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Serbia, según recoge Kosovo Online.
Por su parte, el primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, ha indicado que las barricadas, levantadas por los serbokosovares en protesta por el arresto de un expolicía serbio de Kosovo, son “ilegales” e “inaceptables”, por lo que ha instado a la misión de Naciones Unidas en Kosovo (KFOR) a actuar, ya que la situación no puede durar mucho más.
Dejan Pantic, cuyo arresto fue anunciado el pasado 12 de diciembre por el ministro del Interior kosovar, Xhelal Sveçla, está siendo investigado por las autoridades kosovares por presuntamente atacar las oficinas de la comisión electoral municipal en Mitrovica.
El Ministerio de Exteriores de Kosovo ha enviado una carta a los países miembros de la Unión Europea para que tome medidas contra Serbia y hacer que colabore en la resolución pacífica de las tensiones ocasionadas en la zona norte de Kosovo. El documento, según ha recogido el medio Dukagjini, pide a la comunidad internacional que anime a Serbia a volver al diálogo.
Vucic afirmó el lunes que su Gobierno tomaría “medidas para proteger” a los serbios en Kosovo. Serbia pidió a mediados de diciembre a la OTAN desplegar 1.000 efectivos de seguridad serbios en Kosovo, una solicitud sin precedentes, amparándose en una resolución de Naciones Unidas, y sobre la que el propio Vucic adelantó que no preveía el visto bueno de la Alianza Atlántica.
