La etapa de presentación de pruebas en el juicio oral y público por el homicidio de Fernando Báez Sosa, crimen ocurrido el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell, concluyó. Entre el 2 de este mes y anteayer, declararon 87 testigos. Pero, además, rompieron el silencio cinco de los ocho imputados: cuatro lo hicieron esta semana: Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Lucas Pertossi y Blas Cinalli. Antes, lo había hecho Luciano Pertossi.
Las declaraciones de los cinco imputados, sin duda, fueron parte de la estrategia de la defensa, encabeza por el abogado Hugo Tomei, para adelantar lo que podría fundamentar en su alegato: que la muerte de Báez Sosa ocurrió en lo que el artículo 95 del Código Penal define como homicidio o lesiones en riña o agresión, que no hubo una premeditación para matar y, además, intentar derribar la agravante de la alevosía.
“Miré para la derecha y vi que uno de mis amigos se estaba por meter en una ronda de gente desconocida. Salí detrás de él. Me pegaron una piña en la cara. Reaccioné tirando patadas. No sé a quién, no sé a dónde. Pero nunca con intención de matar nadie. Lo único, me metí a pelear porque era una persona contra muchos. Vi una ronda con mucha gente”, sostuvo Thomsen, de 23 años, el lunes pasado cuando se sentó frente a los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lazzari, integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de Dolores, a cargo del debate.
Los ocho acusados de matar a Fernando Báez Sosa en la sala de audiencias (Télam/)
“Mi idea principal siempre es comer después del boliche. Después del boliche me fui a dormir porque para mí fue una pelea”, sostuvo Thomsen al referirse qué hizo después de retirarse de la escena del ataque mortal.
“Se ve [en ese momento en una pantalla de TV reproducían uno de los videos donde la víctima era golpeada] un movimiento de patear, pero no hay nadie delante suyo ¿esa persona estaba acostada?”, le preguntó entonces el fiscal Juan Manuel Dávila. “Quizá, arrodillada”, contestó Thomsen.
El martes pasado, un día después de la declaración de Thomsen, Ciro Pertossi, de 22 años, pidió hacer una aclaración sobre una filmación que fue reproducida varias veces en las audiencias. “Este chico soy yo. Esa patada no la doy. Cuando me doy cuenta de que el chico está en el piso, me freno antes”.
Sobre este punto había declarado la semana pasada el instructor del Ministerio Público Fiscal que, durante la primera etapa de investigación de la causa, se encargó del análisis de los videos incorporados en el expediente.
“Ciro Pertossi arroja una patada que, a mi criterio, detiene antes de impactar [en Báez Sosa]. Habrá advertido que estaba inconsciente”, dijo bajo juramento de decir la verdad Pablo Laborde. Se trata de una secuencia del ataque donde también se lo puede ver a Thomsen.
Los dos otros acusados que declararon esta semana fueron Lucas Pertossi, de 23 años, y Blas Cinalli, de 21. Lo hicieron anteayer, en la última audiencia de presentación de prueba por parte de cada una de las partes.
Hugo Tomei, el abogado de los ocho acusados del homicidio de Fernando Báez Sosa (Diego Izquierdo / Télam/)
Lucas Pertossi, años, se refirió a la secuencia de la madrugada del 18 de enero de 2020 que terminó con el joven asesinado a golpes. Sostuvo que, de pronto, escuchó gritos y vio un tumulto de gente, donde había personas que no conocía, y uno de sus amigos.
“A mi izquierda vi un amigo que lo agarraron de un pie. Me acerqué y le dije [a la persona que lo agarraba] ‘soltalo’, y le pegué dos patadas”, afirmó.
No identificó a quién le pegó esas dos patadas. Pero, por las filmaciones reproducidas en el juicio y otras pruebas testimoniales, se trataría Tomás D’Alessandro, un amigo de la víctima.
Lucas Pertossi fue el joven que a las 4.55 del 18 de enero de 2020 mandó un mensaje de voz a sus primos y amigos donde afirmó: “Estoy acá cerca donde está el pibe y están todos ahí a los gritos. Está la policía, llamaron a la ambulancia… caducó”.
En su declaración de anteayer, dijo que esa frase se la dijo una persona con la que se cruzó cuando buscaba al resto del grupo y él solo la reprodujo.
Los integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de Dolores, a cargo del debate (Diego Izquierdo/)
Cuando terminó Pertossi, el abogado Tomei le comunicó a la jueza Castro, que cumple las funciones de presidenta del tribunal, que Cinalli también quería declarar.
“Quiero empezar diciendo que lamento mucho lo que pasó. Fue una tragedia terrible. Falleció un chico de mi misma edad”. Y sostuvo que “no hubo ningún plan”, “no hubo planificación” y “no hubo ningún rol”.
Después de relatar lo que pasó la madrugada del 18 de enero de 2020 en el interior del boliche Le Brique, habló de lo que pasó en la escena del crimen.
Escuché gritos, vi un tumulto de gente. Fui a la ronda lo más rápido posible. Vi que a un amigo lo estaban tackleando. Lo llevaban para la parte de atrás de un auto. Lo seguí porque pensé que lo iban a tirar. Lo habían agarrado del pie. Le dije ‘soltalo’. Lo soltó y me agarró a mí. Cuando pude zafar, le tiré una patada”.
Después afirmó: “Nunca le pegué a Fernando Báez Sosa”, pero dijo suponer que pudo ser la persona con la que tuvo un “encuentro” en el boliche. Y, de esta manera, justificó que se haya encontrado su ADN debajo del dedo meñique izquierdo de la víctima.
Para afirmar que él no golpeó a Fernando Báez Sosa, explicó que “al chico al que le había pegado se levantó y se fue”.
“Vi que estaban tackleando a un amigo y lo tomé como una forma de agresión”, sostuvo cuando el fiscal Dávila le preguntó por qué hablaba de una “pelea”.
“¿Se cruzó a una persona tirada en el piso?”, preguntó la fiscalía. “La verdad que vi un tumulto de gente y lo bordee [sic]” respondió Cinalli y dijo que estaba borracho en ese momento.
“¿Agredió físicamente a la persona que estaba arrodillada [Báez Sosa]”, preguntó la fiscalía. “Yo no”, fue la respuesta.
Y agregó: “Cuando me acerqué a la ronda puede haber estado ahí [donde estaba Fernando]”.
“¿Por qué dice que fue una pelea si nadie lo agredió?”, le volvió a preguntar la fiscalía.
“Lo vi como una pelea, estaban agarrando del pie a un amigo”, insistió el imputado.
“¿Vio a alguien pegarle a algún amigo suyo?”, fue la última pregunta de Dávila.
“No”, concluyó el imputado.
Tras la declaración de Cinalli, la jueza Castro anunció las fechas de los alegatos. Pero cuando anunció que la acusación pública y privada iban a alegar el martes próximo, Burlando pidió un día más para preparar su presentación.
Entonces, las fechas quedaron fijadas para el 25 y 26. El alegato final es de la defensa.