La psicopatía es un trastorno de la personalidad asociado a la falta de remordimientos, afecto o empatía, que sumado a una gran capacidad de manipulación, seducción y al hábil empleo de otras personas en beneficio propio, pueden hacer del psicópata una persona tremendamente peligrosa.
Sin embargo, la mezcla verdaderamente explosiva se produce cuando una de estas personas, en demasiadas ocasiones carentes de la capacidad de realizar un razonamiento ético o moral, logra acceso a los medios y el poder para dar rienda suelta a los desvaríos de una mente enferma. Este es precisamente el caso de uno de los médicos más infames que haya conocido el mundo, el apodado “Ángel de Muerte”, Josef Mengele.
La historia de Mengele comienza en el año 1911, en la localidad alemana de Gunzburgo. Hijo de un empresario alemán de maquinaria agrícola, cursó sus estudios de filosofía en la Universidad de Munich, donde en el año 1935 acabaría doctorándose en antropología, ya con una tesis sobre las diferencias raciales en base a las mediciones de la mandíbula inferior de sujetos de diferentes razas.
Solo un año después se licenciaría en medicina, en 1936, momento en el que el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, ya era la segunda fuerza en el parlamento de Alemania. Tras ello, en 1937, se incorporaría al Instituto de Biología Hereditaria e Higiene Racial, entonces dirigido por quien se convertiría en su mentor, el profesor de genética Otmar von Verschuer.
Adhiriéndose a la ideología dominante, ese mismo año Josef Mengele se afiliaría al partido nazi. Un año después, en 1938, el mismo que fue admitido en las SS (Schutzstaffel), se doctoraría en medicina con una tesis sobre la herencia genética asociada los defectos congénitos del labio leporino y la hendidura del paladar.
A comienzos de la Segunda Guerra Mundial serviría al ejército nazi como oficial médico de las Waffen-SS, el cuerpo de combate de élite de las Schutzstaffel. Tras ello pasaría por distintas unidades hasta ser gravemente herido en 1942 y declarado no apto para el combate, por lo que tras recuperarse fue nombrado en 1943 director médico del Zigeunerfamilienlager -campo de familias gitanas- en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.
Los macabros experimentos de Josef Mengele
La función de Mengele y otros médicos en Auschwitz no era la de tratar a los enfermos, si no la supervisión de otros médicos prisioneros obligados a trabajar en el servicio médico de los campos de trabajo y exterminio.
Entre sus tareas, aunque no era obligatorio para alguien de su rango, se encontraba la de realizar la selección de las personas que irían a las cámaras de gas, algo de lo que Mengele tomó parte activa con la esperanza de encontrar sujetos para sus terribles experimentos de más diversa índole, todos ellos marcados por un sadismo exacerbado, la total ausencia de ética médica y moral humana, y en los que la eugenesia se establecería como la piedra angular de todos ellos.
Entre algunos de los objetivos del Ángel de la Muerte, se encontraba el de hallar el modo de que los niños nacieran con los ojos más azules, para cual experimentó extirpando decenas de ellos de los presos de Auschwitz e inyectándoles todo tipo de pigmentos, lo cual acababa con la ceguera y múltiples infecciones mortales en los sujetos amputados.
Del mismo modo Mengele investigó el umbral del dolor, practicando amputaciones y operaciones sin anestesia. Se dice que muchos de estas partes amputadas eran enviadas a otros centros para su posterior estudio. Pero el sadismo de Mengele fue mucho más allá, hasta el punto de provocar deliberadamente enfermedades como la tuberculosis a los presos para estudiar su evolución, a la vez que experimentaba con vacunas como la del tifus o la malaria. También realizaría diversos experimentos para encontrar la mejor manera de curar las heridas de los soldados por gas mostaza, para lo que, como no podría ser de otra manera, expondría a algunos prisioneros a las terribles quemaduras y consecuencias del mismo.
En realidad, nunca llegaremos a saber con exactitud los límites de la crueldad y perversión de Mengele, ya que los informes de sus experimentos o aquellos realizados bajo sus órdenes eran enviados al Instituto de Antropología Kaiser Wilhelm y posteriormente destruidos. Por ejemplo, aunque no hay mayores pruebas que el testimonio de Ruth Eliaz, una prisionera que dio a luz en Auschwitz, se estima que el médico nazi experimentó con la inanición y la capacidad de resistir sin alimento de los seres humanos. Eliaz declaró que el médico le tapó los pezones con esparadrapo para impedir que pudiera amamantar a su hija, ya que estaba interesado en comprobar cuanto tiempo podría sobrevivir sin alimento un recién nacido.
Gemelos y enanos, la infame debilidad de Josef Mengele
Entre todas ignominiosas inquietudes científicas de Mengele, los enanos, los gemelos y los niños ocuparon un lugar especial. Entre los objetivos del Ángel de la Muerte se encontraba doblar los nacimientos de niños arios, para lo que inseminó a numerosas mujeres con antecedentes gemelares.
Dícese que era únicamente con estos gemelos cuando se podría atisbar en el rostro de Mengele una expresión que ligeramente difiriera de su normal frialdad e indiferencia. Sin embargo, lejos de todo amago de humanidad, es muy probable que la supuesta exaltación del médico estuviera relacionada con la favorabilidad para la consecución de sus objetivos.
Estos gemelos, de los cuales más de 1.000 parejas fueron objeto de sus ensayos, eran separados en barracas donde tenían acceso a unas mejores condiciones y alimentación que el resto de prisioneros de Auschwitz. Su suerte, no obstante, no diferiría en demasía de la de los demás, ya que igualmente fueron víctimas de experimentos que fueron desde la inoculación de enfermedades, pasando por transfusiones de sangre, hasta la experimentación con la muerte simultánea de ambos. Entre sus prácticas, Mengele llegó incluso a coser a varios de ellos como si de siameses se tratase.
Al macabro doctor también le interesaron especialmente, tal y como se desprende de sus primeras tesis, las malformaciones congénitas, por lo que todo aquel con una anomalía física, en especial los enanos, eran apartados de su destino en las cámaras de gas para realizar los experimentos más variopintos, desde exponerlos a la radiación, hasta obligarlos a mantener relaciones sexuales con personas portadoras de enfermedades venéreas.
El perfecto villano que nunca fue juzgado
Hubiera sido deseable que la historia de Mengele no fuera más que el guion de una película macabra, la cual acabaría con el científico juzgado y entre rejas; quien sabe, quizá abatido por algún soldado americano o soviético cuando se disponía a huir.
Sin embargo, en la vida real, son demasiadas las ocasiones en las que el malo de la película se sale con la suya con total impunidad. Ante la cercanía del ejército Rojo, Mengele escapó de Auschwitz el 17 de enero de 1945. Al poco tiempo sería detenido junto a otros altos mandos alemanes, más no identificado como tal. Tras la liberación de los presos de guerra, el diabólico doctor permaneció escondido bajo una falsa identidad hasta que el año 1949 logró escapar a Buenos Aires a bordo de un barco.
Pasó el resto de su vida entre varios países de América del Sur, entre ellos Argentina y Paraguay, donde se daría a conocer por su propio nombre. Durante este periodo realizó varios viajes a Europa, en los que nunca fue capturado, ni aquí, ni en Sudamérica, pese a la varias operaciones del Mossad e intentos de otras organizaciones cazanazis de dar con su persona.
Su fallecimiento fue fingido por su familia y nunca compareció en los juicios de Nuremberg, aunque sus crímenes, entre los que se le acusó de la muerte de 153 niños, diversos experimentos médicos o la aplicación del gas a base de cianuro Zyklon-B en las cámaras de gas, fueron juzgados en varios procesos judiciales.
Finalmente Mengele moriría ahogado en el año 1979 en la playa brasileña de Bertioga a los 68 años. Sus restos fueron exhumados y su identidad corroborada en 1992 mediante el análisis de ADN y hoy forman parte de la colección del departamento de Anatomía de la Universidad de Sao Paulo.