Islandia, el hogar de los volcanes más impredecibles del mundo

Las fuerzas de la naturaleza muestran sus impulsos primitivos en uno de los entornos naturales más impresionantes de la Tierra: Islandia. Ubicada en el extremo norte de la dorsal Mesoatlántica, en el punto de separación entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana, esta isla es un espectáculo natural en sí misma. 

Es la separación de estas placas la que dota de sentido a la gran actividad volcánica de Islandia. Pero es mucho más: es su razón de ser. Ubicada en la línea de divergencia de ambas placas tectónicas, donde se mueven alejándose una de otra, su separación provoca que la acumulación de magma existente bajo el manto terrestre se filtre a través de las fisuras, dando lugar a erupciones volcánicas cuando se acerca a la superficie.

Si bien estas erupciones pueden ser peligrosas y ocasionar daños, la isla cuenta con una actividad volcánica constante y con grandes infraestructuras dedicadas a predecir estos eventos, así como a prevenir los posibles daños que ocasionen. En Islandia, los volcanes son fuente de una inagotable belleza que transforma su paisaje constantemente, dando lugar a algunos de los paisajes más fascinantes de la Tierra. El fuego y el hielo han forjado la isla durante milenios y forman parte de la historia y la cultura de sus habitantes. 

 

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