El rechazo a reconocer la paternidad o la maternidad de un hijo es una cuestión de disputa familiar que, en algunas ocasiones, ha llegado a terminar en los juzgados. No fue el caso de Ana Lucía A. A., de 35 años, quien decidió el pasado mes de diciembre tomarse la Justicia por su mano hasta el punto de personarse en el domicilio de su ex pareja esgrimiendo un cuchillo. Allí se abalanzó sobre él y le intimidó hasta que la víctima pudo zafarse de ella con ayuda de un compañero de piso. Ahora el ministerio fiscal solicita una pena de un año de cárcel por un delito de amenazas, así como también imponerle una orden de alejamiento de 100 metros durante los próximos cinco años.
Los hechos se remontan a primera hora de la mañana del 8 de diciembre de 2022, en torno a las 07.30 horas, cuando la acusada acudió al domicilio de su expareja situado en la calle Santa Rita de Casia, en el zaragozano barrio de Delicias. Lo hizo en compañía del hijo que ambos compartían aunque, al parecer, el progenitor no reconocía su paternidad.
Este habría sido el motivo que habría llevado a Ana Lucía a amenazar con un cuchillo a su anterior pareja sentimental. Tuvo suerte de que uno de los inquilinos de esta vivienda le permitió el acceso.
Una vez en el interior, se dirigió a la habitación de la víctima, quien en ese momento estaba durmiendo. De forma violenta, se abalanzó sobre él y le intimidó profiriendo los siguientes gritos: “Te voy a joder la vida, te voy a hacer la vida imposible”. Mientras, le arañó la cara.
Consiguió zafarse de ella cuando un compañero de piso entró en la habitación y le ayudó a encerrarse con llave en otra estancia del domicilio. No fue suficiente para que Ana Lucía cejara su empeño ya que continuó golpeando la puerta con el cuchillo, gritando y triando objetos y rociando con lejía las pertenencias de los inquilinos.
La procesada trató de huir del edificio cuando se enteró de que los inquilinos habían llamado a la sala de emergencias del 091, pero los agentes de Policía Nacional la interceptaron cuando abandonaba el piso. Consiguieron intervenirle el cuchillo manchado por su propia sangre y el teléfono móvil que había robado a la víctima.
El Juzgado de Instrucción número 3 de Zaragoza, encargado de dirigir la investigación, ya le impuso provisionalmente una orden de alejamiento de 100 metros.