Inés Arrimadas quiere que Edmundo Bal dé marcha atrás. La presidenta del partido entiende que el anuncio del abogado del Estado para liderar una candidatura —“por detrás” y por el que se siente traicionada, según sus colaboradores más cercano— fue un desafío de primer orden. Y que para evitar la colisión entre dos listas debe ser él quien rectifique y renuncie a encabezar la suya. Nada hace pensar, al menos en este momento, que eso pueda ocurrir. La batalla que vive Ciudadanos, que se asoma al abismo ante una posible guerra que puede ser el final de la organización, se mide ya en el relato de “la unidad”. Este lunes por la tarde los dos se reunieron durante una hora en el Congreso, en lo que el entorno de Arrimadas vio “un primer avance”.
El plan de la líder naranja, en todo caso, pasa por articular una lista en la que estén los principales pesos pesados del partido y que los cuatro puestos de salida (secretario general, portavoz político, coordinador general y vicesecretario) tengan cuatro caras nuevas. Su ofrecimiento de que Bal esté dentro de esa candidatura es firme, pero no contempla que él ocupe uno de esos cargos. En el entorno del abogado del Estado ven muy difícil que pueda aceptar y siguen defendiendo que es positivo para el partido la competencia en primarias. “La unidad no puede ser tener miedo a que se presenten distintas listas”, zanjan.
La decisión de la presidenta
Según afirman en el entorno más cercano de Arrimadas, la dirigente aún no tiene decidido lo que hará. Podría encabezar la candidatura si Bal no retira su lista en caso de que así se lo pida el partido o si viera realmente que no queda otra salida.
Pero ni era su plan inicial ni su deseo. De hecho, como publicó El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, este fin de semana, ella ya valoraba estar en un puesto menos visible como puede ser cerrar la lista de manera simbólica. Esa posibilidad sigue en pie, pero también lo está la de ocupar otro puesto más relevante si debe batirse en duelo con Bal. “No es lo que planeaba, pero habrá que ver cómo quedan las cosas”, explican personas muy cercanas a la dirigente.
Arrimadas está en conversaciones con distintos cargos y su pretensión es que incluso los más críticos con ella se unan a la idea de una candidatura de unidad, lo que supondría reflejar “la soledad” en la que (según su entorno) se encuentra Edmundo Bal. La teoría de los ‘arrimadistas’ sigue siendo que el abogado del Estado no podrá ganar el congreso si enfrente tiene una candidatura que apoya la presidenta del partido.
A pesar de las exigencias de cambio, en Ciudadanos insisten en que Bal no tiene los apoyos suficientes, “ni es una persona de partido”, ni tampoco representa “algo realmente novedoso”. A eso suman que no consiguió representación en las elecciones de la Comunidad de Madrid de 2021 y que ni siquiera en la cena de Navidad del partido, celebrada el pasado viernes en El Mirador de Cuatro Vientos, fue un claro protagonista. La creencia extendida en el lado oficialista, pero sobre la que también reflexionan otros dirigentes, es que no conseguirá sumar tantos respaldos.
Sentimiento “anti Arrimadas”
Lo cierto es que Bal está convencido de que sí contará con apoyo y en distintas entrevistas ha asegurado que en todas sus visitas con afiliados y militantes le han pedido que diera un paso para liderar la nueva etapa del partido. Dirigentes cercanos al abogado del Estado recalcan que existe un “sentimiento anti Arrimadas” por la deriva del partido en los últimos meses, y que “necesitaban una alternativa” encima de la mesa cuanto antes. Las percepciones están muy enconadas.
Sí es cierto que algunos dirigentes destacados a los que muchos cargos señalan como personas de consenso, como el eurodiputado Adrián Vázquez, apuestan por “un proyecto unido como único camino”. El dirigente lanzó una crítica clara: “No solo hay que decirlo, hay que hacerlo”. Pero apostó por que todos los activos del partido se sienten para buscar esa unidad. “Yo siempre estaré del lado de la solución”, remató.
Según ha podido saber este diario, el pasado miércoles personas del equipo de Arrimadas se reunieron directamente con Bal en busca de algún tipo de acuerdo, pero fue imposible avanzar. Justo 48 horas después, el portavoz lanzó su candidatura sin apenas planificación ni aviso.
Arrimadas entiende que Bal se precipitó con su paso adelante y no midió las consecuencias. Algunos dirigentes cercanos a la presidenta afirman que los afiliados que quieren una refundación real (con cambio de caras y liderazgos) no son partidarios de que visibilice un enfrentamiento tan abierto. Que el portavoz en el Congreso “se pasó de frenada” y que muchos militantes no perciben una renovación efectiva de su mano por haber sido el número dos de Arrimadas todo este tiempo.
Otros cargos consideran que el hecho de plantear una alternativa, incluso viniendo de la mano derecha de la presidenta, ya implica un cambio. Y, sobre todo, los dirigentes más cercanos a Bal se reafirman en que el partido lo que necesita es que Arrimadas deje de estar al timón.