BANDUNG, Indonesia (AP) — Un hombre se inmoló el miércoles con un dispositivo explosivo a las afueras de un cuartel de policía en Java, la principal isla de Indonesia, en lo que parece el más reciente episodio en una serie de atentados suicidas en el país de mayor población musulmana del mundo.
El jefe de policía de Bandung, Aswin Sipayung, dijo que un hombre intentó ingresar al cuartel de policía Astana Anyar a bordo de una motocicleta y detonó los explosivos en el lugar en el que los agentes se formaban para una asamblea matutina, causando heridas a por lo menos tres elementos.
Añadió que la policía continúa investigando el ataque en la ciudad de Bandung, en la provincia de Java Occidental, y si el hombre, que aún no ha sido identificado, tiene vínculos con grupos radicales.
En redes sociales circulaba un video en el que se veían partes de un cuerpo esparcidas cerca de una motocicleta en llamas a las puertas de la estación de policía.
Imágenes de televisión mostraban una columna de humo blanco que salía del lugar y a personas huyendo en pánico tras la fuerte detonación.
Indonesia ha combatido a los grupos extremistas desde que se realizaron una serie de ataques en la isla turística de Bali en 2002 que dejaron 202 muertos, en su mayoría turistas extranjeros. En los últimos años, los atentados en contra de extranjeros han sido reemplazados en buena medida por ataques de menor dimensión y menos letales dirigidos contra del gobierno, la policía y fuerzas antiterroristas, así como hacia personas consideradas infieles.
En mayo de 2018, dos familias llevaron a cabo una serie de atentados suicidas en iglesias de la ciudad de Surabaya, dejando una docena de muertos, incluyendo dos niñas cuyos padres estuvieron involucrados en uno de los atentados. La policía señaló que el padre era el dirigente de una filial local del grupo terrorista indonesio Jemaah Anshorut Daulah.
El año pasado, dos atacantes que se cree que pertenecían a una red extremista aliada al grupo Estado Islámico se inmolaron a las afueras de una concurrida catedral católica durante una misa de Domingo de Ramos en la isla de Célebes, dejando al menos 20 heridos.