Con cinco meses de diferencia, la Justicia dictó resoluciones que dejaron sin condena a los acusados de los homicidios de María Marta García Belsunce y Nora Dalmasso, ocurridos hace 20 y 16 años, respectivamente.
En el caso del asesinato ocurrido en el country Carmel, de Pilar, el Tribunal Oral N° 4, de San Isidro, consideró que no había pruebas para mandar a la cárcel a Nicolás Pachelo. Mientras que, en el crimen registrado en el country Villa Golf, de Río Cuarto, el Ministerio Público decidió desistir de la acusación contra el esposo de la víctima, que llegó al debate señalado como el supuesto autor intelectual del homicidio.
Los testigos que declararon en ambos juicios orales tuvieron que referirse a hechos ocurridos hace veinte y 16 años en el caso de García Belsunce y Dalmasso, respectivamente. Con las dificultades características para recordar detalles mínimos o precisos.
La diferencia entre ambos debates orales estuvo en que, en el juicio contra Nicolás Pachelo, la mayoría de los testigos ratificó lo expuesto al principio de la investigación. En este caso, los fiscales acusaron sobre elementos que había al principio de la investigación y que colocaban al vecino del country Carmel cerca de la escena del crimen en el momento en que María Marta fue asesinada.
Nora Dalmasso y Marcelo Macarrón
Durante más de tres años los fiscales de San Isidro profundizaron pistas y ampliaron testimonios que estuvieron a disposición del primer responsable del expediente, el fiscal Diego Molina Pico que, se inclinó por acusar al esposo de la víctima, Carlos Carrascosa, por el homicidio y a tres familiares por encubrir al asesino.
Pero, el paso de más de 20 años desde el asesinato -en un caso en el que hubo dos juicios que terminaron con condenas y posteriores absoluciones-, atentó contra la posibilidad de que el tribunal que juzgó a Pachelo dictara un veredicto condenatorio.
Además, del paso del tiempo, la inexistencia de pruebas físicas en ambos homicidios, favoreció a que ningún tribunal pudiera dictar una sentencia.
Ni la policía bonaerense ni la fuerza de seguridad cordobesa lograron identificar a los autores de los homicidios de García Belsunce y Dalmasso. Ambas investigaciones fueron imperfectas desde los hallazgos de ambos cuerpos. Esas deficiencias de las pesquisas policiales fueron potenciadas por los errores cometidos por los responsables de las investigaciones: los fiscales Diego Molina Pico, en el caso de María Marta y Javier Di Santo, a cargo del expediente por el crimen de Dalmasso.
A pesar de las fallas registradas al principio de las investigación de ambos homicidios, actualmente, tanto Molina Pico como Di Santo siguen en funciones. El primero de ellos se desempeña como fiscal de Flagrancia del Departamento Judicial San Isidro. Mientras que Di Santo, continua como fiscal de Instrucción en Río Cuarto.
Marcelo Hidalgo, uno de los fiscales que se sumó a la investigación del crimen de Dalmasso, dos semanas después del asesinato e integró el equipo del Ministerio Público de Córdoba que acusó al pintor de obra Gastón Zárate, también conocido como el “perejil” del caso, señalado como presunto autor material del homicidio, ascendió en la carrera judicial y, en la actualidad, se desempeña como fiscal de Cámara en la ciudad de Córdoba.
Molina Pico, estuvo a pocos metros del cuerpo de María Marta en la casa del country Carmel, durante el velatorio. Un mes después, ordenó la exhumación del cuerpo cuando un familiar de la víctima le avisó que tenía dudas sobre si el elemento que arrojó al inodoro era un soporte de estante, también conocido como ¨pitituto” o se trataba de un proyectil deformado.
María Marta García Belsunce y Carlos Carrascosa (Télam Agencia de noticias/)
Di Santo era el responsable de la investigación del homicidio de Dalmasso, cuando ingresaron 28 personas en la habitación de la planta alta del chalet del country Villa Golf y contaminaron la escena del crimen. Esta desprolijidad obligó a que se ordenaran análisis de ADN para todos los que estuvieron en el lugar del asesinato, con la víctima en la cama donde fue asesinada, para comparar con el perfil genético hallado en el cuerpo y la bata de Nora, con el objetivo de descartarlos como sospechosos.
Las investigaciones de ambos asesinatos comenzaron mal, siguieron de forma deficiente y concluyeron sin condenas, con los homicidios impunes.
Dichas imperfecciones provocaron demoras que favorecieron el paso del tiempo. Así se tardó quince años en llegar al juicio oral por el homicidio de Dalmasso, que terminó con la absolución por la falta de acusación del Ministerio Público de Marcelo Macarrón, quien llegó al debate acusado de contratar a un sicario para matar a su esposa, al que le habría pagado una suma no determinada de dinero. En la imputación carente de pruebas, tampoco se identificaba al sicario.
Hubo que esperar más de cuatro años para conocer los resultados de los análisis de ADN elaborados por la agencia federal de investigaciones de los Estados Unidos (FBI) entre las muestras de sangre extraídas de las 28 personas que estuvieron en la habitación de la hija de Dalmasso, entre ellas, los dos sospechosos con los perfiles genéticos de piel, vello púbico y semen hallados en el cuerpo de la víctima y el cinturón de la bata con la que fue estrangulada.
Marcelo Macarrón fue imputado por el crimen de su esposa Nora Dalmasso, pero el fiscal descartó la acusación durante el juicio
Si bien las muestras fueron enviadas de Río Cuarto a los los Estados Unidos hace tres años, las gestiones para aplicar el convenio de colaboración demoraron más de un año.
Todo ese tiempo jugó en favor del asesino de Dalmasso. Lo mismo ocurrió con el autor del homicidio de María Marta García Belsunce.
Aunque en ambos casos habría que sumar otros dos factores que favorecieron a los asesinos y que no tienen que ver con el viejo axioma de los detectives de homicidios que sostiene que el tiempo que pasa en la pesquisa para encontrar al autor de un asesinato es como la verdad que huye.
En los dos hechos, los responsables de las investigaciones no preservaron las escenas de los asesinatos. Es que para cualquier detective de homicidios la preservación del lugar de los hechos es tan importante como la asepsia en un quirófano.
Esta regla básica de la investigación no se aplicó en las pesquisas de los homicidios de García Belsunce y Dalmasso. Por ejemplo, Molina Pico, dejó que el cuerpo fuera sepultado sin que se realizara la autopsia.
Esto permitió que se borraran todas las pruebas físicas que el asesino pudo dejar la escena del crimen y que el hecho pasara, al principio, como un accidente ocurrido en la bañera y no como un homicidio.
Si bien el marido de la víctima, Carlos Carrascosa, fue condenado a prisión perpetua por ser el autor del asesinato, la Cámara de Casación dictó esta sentencia sin escuchar a ningún testigo y revocó la resolución del tribunal oral que juzgó al imputado y lo condenó por encubrimiento.
Carlos Carrascosa fue condenado por el homicidio de su esposa, María Marta García Belsunce, y luego absuelto por las irregularidades encontradas en el proceso judicial (Tráiler Netflix/)
Pero Carrascosa fue absuelto, luego que la condena a prisión perpetua fue revisada por cuatro tribunales.
En toda investigación existen pruebas testimoniales y pruebas científicas. Las testimoniales son subjetivas, pero las científicas son certeras”, afirmó un detective con muchos años de experiencia en la División Homicidios de la Policía Federal.
Si bien en el homicidio de Dalmasso no se preservó la escena del crimen, al fiscal Di Santo, el máximo responsable de la investigación, al menos le quedaron muestras de dos perfiles genéticos hallados en el cuerpo de la víctima que podrán ser comparados con los de algún sospechoso el día que la policía los encuentre.
Ante la imposibilidad de avanzar sobre Zárate, el fiscal Di Santo decidió acusar a Facundo Macarrón, el hijo de la víctima que, además de la muerte de su madre tuvo que enfrentar el escarnio de una imputación realizada sin pruebas. Después de varios años, Facundo fue desvinculado del caso.
“¿Qué hicieron durante todos estos 15 años los sucesivos fiscales intervinientes? ¿Realmente se puede ser tan inepto o será que realmente nunca quisieron descubrir la verdad?”, expresó el hijo de la víctima en la misiva que hizo pública, al conocer la noticia de la prescripción de la causa penal.