Actualmente en Europa, el 17% de la superficie terrestre son zonas urbanas que albergan al 75% de la población, según datos de Eurostat y de la OCDE. Más allá de los efectos de la urbanización en el cambio climático, también se han producido desequilibrios en la vida terrestre, incluyendo los invertebrados más pequeños.
Con esta premisa, investigadores de Austria se lanzaron a investigar cómo los ecosistemas urbanos han alterado la biodiversidad, poniendo el foco, en este caso, en los artrópodos, de los que depende el éxito de otras especies situadas unos peldaños más arriba en la cadena trófica, como puedan ser las aves. Los resultados de su estudio se han publicado en la revista Frontiers in Ecology and Evolution.
Así, se recogieron muestras de artrópodos en 180 sitios dentro de un mosaico urbano en la ciudad de Inssbruck, en Austria, y en cada punto se recolectaron insectos en tres microhábitats: la copa de los árboles, la corteza y la capa de arbustos. Teniendo en cuenta el nivel de urbanización en un radio de 100, 500 y 1.000 metros alrededor de las localizaciones del muestreo, se analizó la abundancia (cuántos artrópodos), la riqueza (cuántos tipos diferentes) y la diversidad (todas las especies).
A salvo en la corteza de los árboles
La investigación concluyó que la urbanización afecta negativamente tanto a la riqueza como a la diversidad de los artrópodos, tanto en la copa de los árboles como en la capa de arbustos, especialmente en las especies no voladoras, como las arañas de tela y los colémbolos, que suelen ser desplazadas por las voladoras.
En cuanto a la corteza de los árboles, no se detectaron cambios según aumentaba el nivel de urbanización, ni en riqueza, ni en diversidad. Los investigadores explican este hecho diciendo que es una parte del árbol menos expuesta a la radiación solar y, además, es un buen refugio frente al efecto de ‘isla de calor’ urbana.
El estudio señala también una particular abundancia de piojos de corteza y de arañas cangrejo en los arbustos, más intensa en las zonas más urbanizadas. “Los arbustos en áreas urbanas pueden ser más productivos, producir hojas más nutritivas y sostener un mayor número de herbívoros en comparación con el sotobosque, a menudo limitado por la luz en áreas con mayor cobertura arbórea”, se indica en el trabajo. Otros de los grupos detectados en mayores cantidades fueron los pulgones, las cochinillas y las moscas.
Unas especies retroceden y otras prosperan
“Este resultado sugiere fuertemente que la urbanización afecta negativamente a los artrópodos no voladores, mientras que los insectos voladores logran colonizar y prosperar en las áreas urbanas. La fragmentación del hábitat en las zonas urbanas es sin duda el principal impulsor de este patrón de filtrado, ya que las especies con bajas capacidades de dispersión (aquí sin alas) difícilmente pueden colonizar dichos hábitats”, continúa.
Los investigadores concluyen que esta alteración en la presencia de los artrópodos, presas clave en la cadena alimentaria para especies en niveles tróficos más altos, puede suponer una modificación en el comportamiento de búsqueda de alimento de las aves, que se pueden ver forzadas a cambiar la dieta o aumentar el esfuerzo de búsqueda, con consecuencias directas en su estado nutricional.
Estudio de referencia: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fevo.2023.980387/full#h6
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