Un soldado y un infante de marina francés extienden sobre una pared el cartel del manifiesto con el que el general Charles de Gaulle se dirigió a su nación en una exhortación a resistir la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
El manifiesto rezaba: ¡A TODOS LOS FRANCESES! ¡Francia ha perdido una batalla! ¡Pero Francia no ha perdido la guerra! Algunos de los que han pasado a ocupar cargos de gobierno pueden haber capitulado, cediendo al pánico, olvidando el honor, entregando el país a la servidumbre. Sin embargo, ¡nada está perdido! Nada está perdido, porque esta guerra es una guerra mundial. En el universo libre, fuerzas implicadas todavía tienen que entrar en la refriega. Un día, esas fuerzas aplastarán al enemigo. Ese día, Francia debe estar allí para la victoria. Entonces volverá a encontrar su libertad y su grandeza. ¡Tal es mi objetivo, mi único objetivo! Por eso invito a todos los franceses, dondequiera que estén, a unirse a mí en la acción, en el sacrificio y en la esperanza. Nuestra patria está en peligro letal. ¡Luchemos todos para salvarla! ¡LARGA VIDA A FRANCIA!.
