“Los españoles, cuando vayan a votar en las elecciones generales, se imaginarán cuatro años más con Irene Montero, no a Joe Biden viendo cuadros en el Museo del Prado después de la cumbre de la OTAN”. La frase la pronuncia una de las personas que forman parte del núcleo duro de Alberto Núñez Feijóo para restar importancia al impacto que tiene en los ciudadanos la política exterior. Pedro Sánchez lleva un 2023 cargado de citas internacionales y lo cerrará a un ritmo aún superior, porque, a partir del 1 de julio, España ostentará la presidencia de turno de la Unión Europea. “Sabemos que le intentará sacar provecho, pero en política exterior no hay retorno de voto”, continúa el asesor.
La posición del PP coincide con el Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, que así lo recogió en su informe ‘España en el mundo en 2023: perspectivas y desafíos’. Según este centro de pensamiento, no se espera que “la política exterior y europea” resulten “relevantes para dilucidar el voto”.
La formación conservadora ha encargado estudios con ‘focus group’ (personas seleccionadas para participar en un debate guiado, en este caso política exterior) y ha concluido que el buen desarrollo de la cumbre de la OTAN, en junio pasado; la relación fluida de Sánchez con la Comisión Europea, presidida por Ursula von der Leyen, o el éxito del tope ibérico al gas (logrado junto con Portugal) no mejoran la valoración del jefe del Ejecutivo. “Sí, en cambio, tienen impacto las divisiones en el seno del Gobierno a cuenta de la entrega de armas a Ucrania o el Sáhara”, afirman fuentes de la dirección del PP.
“Preferimos que Feijóo sea más querido dentro de España y que a Sánchez lo quieran fuera”, dice un asesor del político gallego
Feijóo, según estos datos que ofrecen en su partido, no está preocupado por lo que Sánchez llama “insolvencia” y “lagunas de desconocimiento” en política exterior. Alfredo Pérez Rubalcaba solía decir que, si un político tenía que salir a explicar dos veces lo mismo, es que no lo ha hecho bien a la primera y debía hacer autocrítica. Y eso es lo que le pasó al líder del PP con sus críticas al Gobierno por “rendir pleitesía a gobernantes autócratas” mientras Sánchez participaba, junto con Felipe VI, en la cumbre iberoamericana de República Dominicana. Feijóo dijo un día después que se le malinterpretó y que se refería a miembros de Podemos y al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, por sus contactos con el régimen de Venezuela y Nicolás Maduro.
La condonación de deuda a Cuba
“Es curioso que el líder del PP caiga en hacer esas referencias a dictadores cuando tiene fotografías con Raúl Castro cuando era presidente de la Xunta”, tercian fuentes de la Moncloa que recuerdan también que el Gobierno de Mariano Rajoy (PP) condonó 1.976 millones de euros al régimen cubano entre 2015 y 2016. “¿Qué estarían diciendo del PSOE si hubiera perdonado esa cantidad de dinero a Cuba?”, se pregunta un diplomático que recuerda que Rajoy no logró a cambio ni la devolución del centro cultural ni la cesión de la gestión de ningún aeropuerto.
En la Moncloa no creen que el comentario sobre los “gobernantes autócratas” de la cumbre iberoamericana o la campaña lanzada por el PP contra el tope al gas logrado con Portugal se deba a “un mal asesoramiento” a Feijóo. “Su problema es que no tiene buenas intenciones. El PP vive con el lanzallamas de manera permanente. Y, en política exterior, se nota mucho más que en política interior, porque en esos temas del día a día ya nos hemos acostumbrado”, sigue el diplomático. Según fuentes del PP, el vicesecretario de Institucional, el eurodiputado Esteban González Pons, es el encargado de coordinar también la agenda internacional del presidente. Y le ayudan, según adelantó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, algunos diplomáticos que ya trabajaron para administraciones conservadoras como Juan Pablo García-Berdoy, Ildefonso Castro y Ramón Gil-Casares.
La guerra de Irak
Fuentes del Ministerio de Exteriores conceden que la diplomacia “no es determinante” en el voto en las generales salvo “si se comete un gran error” y recuerdan el apoyo de José María Aznar (PP) a la invasión de Irak en 2003 como ejemplo. La inmensa mayoría de la sociedad española estaba en contra. Los socialistas ganaron las elecciones generales de marzo de 2004, que se celebraron días después de los atentados yihadistas en los trenes de Madrid. Esas fuentes diplomáticas subrayan que es indudable el “efecto positivo” que genera que un gobernante tenga “prestigio” en el extranjero y eso el Ejecutivo cree que es lo que está consiguiendo Sánchez.
La diferente visión entre la Moncloa y Génova es grande: “Preferimos que Feijóo sea más querido dentro de España y que a Sánchez lo quieran fuera. Tiene un problema de credibilidad que no va a poder solucionar por mucha reunión internacional que haga”, zanja el asesor del político gallego.