“A mí ya me han dicho que los temas importantes de mi ciudad hay que resolverlos de aquí a abril, porque a partir de ahí todo será debate nacional. Hay que ir al choque con el Gobierno”, explica una de las candidatas de más peso en las próximas elecciones autonómicas y municipales. Es el resumen de cómo planteará el PP la estrategia electoral y el plebiscito contra Pedro Sánchez que tratarán de impulsar. Una especie de primera vuelta de generales con la que los populares quieren teñir de azul buena parte del mapa como primera fuerza política.
Los pactos y los gobiernos en este momento siguen en segundo plano. La patata caliente, está claro, es Vox. Pero la idea que ha lanzado Alberto Núñez Feijóo a sus territorios es que en mayo “hace falta ganar”. Y serán los dirigentes territoriales los que tengan todo el protagonismo pero con un discurso también muy nacional. Génova no impondrá la presencia de los dirigentes del comité de dirección. De hecho, la idea es que el presidente nacional no tenga ni caravana propia. Irá donde le reclamen, igual que el resto de su equipo.
Lo que sí es previsible es que la campaña esté plagada de mensajes nacionales por voz de los dirigentes autonómicos y municipales en el caso de las grandes ciudades. La ley del ‘sólo sí es sí’ (para cuya reforma el PP ha ofrecido sus votos) es uno de los ejemplos clave. En la intermunicipal de Valencia (donde el partido congregó este fin de semana a la mayoría de sus candidatos de capitales de provincia y ayuntamientos grandes) tanto Carlos Mazón, aspirante a presidir la Generalitat valenciana, como María José Catalá (alcaldable de Valencia), cargaron contra la rebaja de penas a agresores sexuales que ha permitido la ley de Irene Montero. Ir al choque con el Ejecutivo central y señalar las contradicciones de la coalición serán parte de los mensajes que repetirán los líderes territoriales.
Y más aún en lugares en los que la política nacional tiene peso como es el caso de la Comunidad Valenciana. Por eso los candidatos son conscientes de que en las próximas semanas deben atender demandas más locales. Según se acerque la campaña todo se polarizará más y el debate se elevará a lo nacional.
Frente a esta estrategia en lo que respecta al PSOE está la indicación de evitar “los debates estériles” que propone Vox. La moción de censura es un buen ejemplo a la espera de que se confirme que el candidato impulsado por Santiago Abascal será el economista y político Ramón Tamames. El PP, a diferencia de la anterior moción de censura, se quitó rápido la presión con los primeros anuncios de Vox. Incluso sin conocer el candidato avanzó que su postura sería la de la abstención.
No apoyarán una moción con un candidato que no sea del PP pero, reconocen, tampoco pueden votar en contra de un instrumento que reivindica la salida de Pedro Sánchez de la Moncloa. Y ahí se apagó la polémica. Vox seguirá haciendo ruido reprochando a Feijóo que no sea él quien la encabece, y los populares se mantendrán en la postura de que una moción de censura que no tiene números para prosperar es una victoria para Pedro Sánchez.
Sea como sea, los populares seguirán obviando las iniciativas del partido ultra, con la intención de empujarlo a una esquina y evitar polémicas tan fuertes como las surgidas en Castilla y León por culpa del único Gobierno de coalición que tienen con Vox. Feijóo marcó la línea en su discurso de cierre de la intermunicipal en Valencia cuando ordenó a sus territorios conseguir “mayorías absolutamente indiscutibles” que les permitieran gobernar sin necesitar a Vox. Ese es el objetivo, aunque está por ver donde pueden realmente conseguirlo.
Como publicó este diario la postura del líder choca con algunos territorios, que tienen más asumido que gobernarán con los ultra si es necesario. En el caso de Feijóo, la animadversión es bastante grande e incluso sería partidario de renunciar a ciertas plazas si se hace imposible gobernar en solitario.
En la formación reconocen que es un debate temprano que aún habrá que madurar. Pero el clima es ese y las distintas sensaciones están en el aire. Sea como sea, las perspectivas de cara a mayo en el PP son en este momento buenas. Según fuentes de la dirección, las encuestas con las que trabajan avalarían gobernar en el doble de los ayuntamientos grandes que ahora dirigen (superando la veintena).
En el caso de las comunidades, el cálculo es más complicado porque dependerá mucho de lo que ocurra en la izquierda, sobre todo, si Podemos consigue o no resistir. “Puede pasar de todo. Que se incline la balanza hacia uno u otro lado. En Comunidad Valenciana, en Aragón, Extremadura…”. La Rioja, en cambio, dan por hecho que volverá a manos del PP y sin Vox.