“Ahora es cuando hemos cerrado el congreso de abril. Ahora, sí. Feijóo ha culminado el relevo de Casado“, decía este sábado en València un alto cargo de la cúpula del PP. El cónclave celebrado durante el fin de semana en la ciudad será recordado como el de la reconciliación, el de la fotografía de José María Aznar y Mariano Rajoy juntos en un mitin, después de ocho años sin hacerlo.
Los conservadores quieren cerrar una etapa tumultuosa entre la corrupción, la moción de censura y la caída de Casado
En Sevilla, hace casi un año, estaba previsto el reencuentro pero Aznar tenía covid y no pudo llegar. “Se hizo pruebas hasta el último minuto”, recuerdan en el equipo de Feijóo, convencidos ahora de que aquella imagen “nunca habría salido tan bien como la de Valencia”. “Todo lleva un proceso y las cosas necesitan su tiempo. Ninguno podría haber madurado lo que ha ocurrido en estos meses dentro del PP, ni habrían hecho los discursos que vimos el sábado”. “El mensaje es claro: si estos dos, que no se aguantan, que no se han hablado durante años, están ahí, es por Feijóo, porque la situación es grave y hay que estar a su lado”, explicaba este sábado un asesor del actual líder del PP. “Es importantísimo, sobre todo con un Aznar que llegó a hacerle ojitos a Ciudadanos y gusta tanto a los de Vox”, apuntaba un barón horas después de verles en el escenario.
La conclusión la comparten todos los dirigentes de peso: “Cuando las cosas van bien la gente quiere estar, sumar y aportar. No ponen excusas como ocurrió en la anterior etapa y hacen cesiones. Si han accedido a esto es porque ven opciones reales de conseguirlo”, afirman.
“El mensaje es claro: si estos dos, que no se aguantan, están ahí, es por Feijóo, porque la situación es grave”, señala un asesor del actual líder
Marianistas y aznaristas
Después de la reunión de este fin de semana, con todos los candidatos a las alcaldías de España congregados junto a la plana mayor del partido, los conservadores se han ido de la ciudad con el ánimo alto y el corazón más tranquilo, al ver a Feijóo conciliando las dos almas de estos últimos años. “No es poca cosa. Ten en cuenta de que venimos de unos años muy malos en los que hasta la corrupción nos dividió”, apunta una alcaldable en referencia a que la Gürtel, en los años 2014 y 2015, provocó el enfrentamiento entre marianistas y aznaristas sobre quién tenía más responsabilidad en no haber evitado la trama.
Después llegó la moción de censura, en 2018, y el golpe contra Pablo Casado alentado por Isabel Díaz Ayuso, en 2022. Ahora los populares quieren y necesitan algo de paz, y este reencuentro de Aznar y Rajoy, aunque algo artificioso, puede proporcionársela en un momento clave: el inicio de un año electoral en el que se disputan ayuntamientos, gobiernos autonómicos y la Moncloa. En el entorno de la presidenta madrileña no quitan ni un ápice de importancia a la foto de los expresidentes y reconocieron alivio al ver que incluso el discurso de Rajoy (con un estilo distinto al de Ayuso) “está alineado” con lo que dice la lideresa. “Es que no hubo nada que no suscribiera”, zanjan.
“No sabéis cómo se nota en los partidos cuando la gente está relajada, es optimista y ve que las cosas van bien. Estos años atrás, en este tipo de reuniones no había este espíritu”, señala un colaborador estrecho de Feijóo que ha estado un tiempo fuera de la primera línea de la política. La energía renovada también puede tener que ver con que esta Intermunicipal se haya realizado en la Comunitat Valenciana, un territorio que el PP considera que puede volver a gobernar después de las elecciones de mayo.
La cena de la paz
Tras el acto de los dos expresidentes, Feijóo les invitó a cenar junto a todos los presidentes autonómicos en el restaurante de un hotel del centro de la ciudad. El protocolo elegido sentó al líder del PP entre Rajoy y Aznar. Enfrente, en una mesa rectangular larga, tenían a la secretaria general del PP, Cuca Gamarra; con el coordinador general, Elías Bendodo, a un lado y, al otro, a Ayuso. La silla de la presidenta de la Comunidad de Madrid estaba delante de la de Aznar, quien tenía a su izquierda a su esposa, Ana Botella, la exalcaldesa de Madrid.
Preguntados varios de los asistentes, fue imposible sacar una conclusión sobre cómo se mostraron Aznar y Rajoy ya sin cámaras delante. En el mitin, horas antes, hubo algún abrazo (de esos que duran poco) y referencias mutuas en sus discursos. En la cena, a uno de los participantes le sorprendió “lo cariñoso que estaba Aznar, también con Rajoy”. “Nunca lo había visto así, a lo mejor es que se está haciendo mayor”, afirmó un barón. Otro, en cambio, aseguró que interactuaron “lo justo” y siempre con Feijóo en medio o cerca. Fuera como fuese, todos, sobre todo el líder actual del PP, valoran el “esfuerzo” de ambos para mostrar una unidad que no se veía en años.