Extremoduro, el grupo de rock que llegó demasiado lejos

El 17 de diciembre de 2019, Extremoduro emitió un comunicado en el que informaba de su separación. Dos días más tarde, la banda convocó por sorpresa una rueda de prensa en la que anunció una gira de despedida que tendría lugar entre mayo y julio de 2020. La noticia, tan inesperada como deseada, hizo que se vendieran más de doscientas mil entradas en apenas 24 horas. Sin embargo, esa gira nunca se llegó a celebrar.

Aunque en un primer momento fue necesario reprogramar las fechas debido a la COVID-19, Robe Iniesta, líder de la banda, protagonizó un giro de guion: en lugar de buscar otras opciones para ese último tour del grupo, publicaría Mayéutica (El dromedario records, 2021), su nuevo álbum en solitario al que seguiría su correspondiente gira de promoción. Aunque los seguidores de Extremoduro mantenían la esperanza, en agosto de 2021 el grupo confirmó que, definitivamente, no habría ya gira ni banda.

¿Qué sucedió realmente para que se diera esa extraña sucesión de acontecimientos? ¿Fue de verdad la pandemia lo que truncó todos los planes? ¿Cómo era la relación entre los miembros del grupo? Estas y otras preguntas han sido respondidas por el músico y periodista Jesús Casañas en Extremoduro. Talento innato (Alianza, 2023), la más reciente y actualizada biografía sobre el grupo extremeño.

“Alianza editorial tiene una colección de biografías musicales cuyos títulos, hasta este momento, trataban sobre grupos extranjeros. Habían sacado a Pearl Jam, Elvis, Frank Zappa, Led Zeppelin, y el editor, Diego Blasco, decidió publicar una sobre Extremoduro. Preguntó quién podría escribirla y un compañero suyo le dio mi nombre. Cuando además se enteró de que era músico, me insistió en que escribiera como periodista y como músico. Que explicara qué es un metrónomo, qué es lo que hace un productor, qué son los arreglos, qué es un guitarra rítmica o un guitarra solista y por qué Robe, después del primer disco, metió a un guitarra solista para dedicarse él a la rítmica y a cantar…”, recuerda Casañas, que explica también por qué su libro ha sido calificado como la “biografía no autorizada” de la banda extremeña.

Tercera biografía

“La mía es la tercera biografía del grupo. Había una de 1997 escrita por Iñaki Fernández que estaba muy desactualizada y luego hay otra escrita por Javier Menéndez Flores que es la biografía autorizada, lo que hace que la nuestra no lo sea. Que se mencione en la portada tiene algo de reclamo comercial porque, aunque parece que el libro va a contar algo oscuro o escandaloso sobre la banda, eso no se corresponde con la realidad. El libro está escrito con mucho cariño, objetividad y, de hecho, acaba con algunas de las leyendas que rodeaban a la banda. Por ejemplo, que Robe Iniesta se había muerto varias veces o que la canción Jesucristo García hablaba sobre Evaristo de La Polla Récords“.

Extremoduro en 1998, durante la presentación en una casa okupa de su disco ‘Canciones prohibidas’. | EFE

Según explica Jesús Casañas en su libro, uno de los aciertos de Extremoduro ha sido llegar a un público muy variopinto y transversal que va más allá de los amantes del rock. “La música de Extremoduro puede gustar a un punki, a un pijo, a tu cuñado, a un trapero… A diferencia de otros grupos de la llamada quinta del 92, como por ejemplo Boikot, que nos gusta a los aficionados al punk-rock, pero no le preguntes a mi hermana quiénes son porque no lo va a saber, en el caso de Extremoduro hasta mi madre los conoce”, explica Casañas, que no oculta que ha sido esa popularidad la que también ha provocado que algunos de los seguidores del grupo, lejos de alegrarse por su éxito, se han sentido incómodos con tanta popularidad y, en ocasiones, les han dado la espalda.

“La ortodoxia rockera, punki y metalera es así. No perdona ciertas cosas. Es como cuando Metallica grabó su primer videoclip, cuando se cortaron el pelo o cuando grabaron Load. Sienten que les han traicionado, se ofenden y no perdonan. Es un público que no entiende que la banda ha evolucionado musicalmente y que, como dice Robe, ‘no puedo estar toda la vida cantando Estado policial, entre otras cosas, porque ya lo hice. Si te lo perdiste, lo siento”.

Experimental, poético y punk

En contra de lo que puedan pensar esos seguidores recalcitrantes, el éxito de Extremoduro no ha sido a costa de un detrimento de la calidad de su música o una apuesta por lo comercial. Todo lo contrario. Además de aumentar con el paso del tiempo su destreza con los instrumentos, Robe Iniesta y sus compañeros han apostado por la experimentación y la creatividad, incluso cuando eso podía no ser del todo entendido por el público.

Robe no es un músico metódico ni académico. Nunca estudió música pero siempre ha sabido rodearse de músicos que van aportando lo que a él le apetece en cada momento. Además, siempre ha tenido una inquietud que ha hecho que nunca repitiera una misma fórmula. Ya en ¿Dónde están mis amigos? (DRO, 1993) metió dos bajistas, saxo en la mitad de las canciones y luego ha hecho cosas tan poco comerciales como grabar el Pedrá (DRO, 1995), que es una canción de media hora, o La Ley Innata (DRO, 2008), que también era una sola canción en seis movimientos y que, si finalmente fue dividida en partes, fue un poco para no asustar al público. Por otro lado, en lo que se refiere a las letras, siempre han huido de lo panfletario. Mientras que los demás grupos tenían una canción contra los toros, otra sobre la legalización de la marihuana, otra sobre la insumisión… Ellos hablaban de todas esas cosas, pero diciéndolo con una sola frase dentro de una canción, cuya siguiente estrofa hablaba de que le gustaba una chica o que se quería ir al campo. Decir las cosas de manera muy original, siendo muy punki y a la vez muy poético, ha sido una de sus virtudes”.

Complicaciones con las discográficas

A pesar de todos esos logros, la carrera de Extremoduro ha estado marcada por las complicadas relaciones con sus discográficas. Después de unas malas experiencias con pequeños sellos independientes, el grupo fichó por DRO, que nunca fue demasiado receptiva a esa experimentación. Cuando Robe Iniesta propuso a los responsables iniciar una carrera en solitario, por ejemplo, la compañía le ofreció peores condiciones que si grabase con la banda y, cuando el grupo propuso sacar discos con otro nombre que no fuera Extremoduro, DRO se negó en rotundo.

“Solo a finales de los 90, cuando el grupo ya había pegado el pelotazo con Agila (DRO, 1996), consiguieron mejores condiciones por parte de la compañía. En todo caso, siguió habiendo decisiones incomprensibles. Cuando DRO fue absorbida por Warner, el grupo propuso hacer una gira por Latinoamérica. Para apoyarla, se lanzó un recopilatorio, lo que tenía sentido, pero lo inexplicable fue que solo se fabricaron quinientas copias, ¡quinientas copias para todos esos países! Cuando Robe Iniesta pidió explicaciones, le respondieron que Extremoduro no eran Alejandro Sanz y la idea de la gira se descartó. Lo más curioso de todo es que Eskorbuto, con la vida desastrosa y urgente que llevaron, sí habían hecho una gira por México, donde eran muy conocidos por las copias en casete. A Extremoduro les pasó lo mismo cuando llegó internet. Aunque no se vendieran sus discos allí, sí que se escuchaban por las descargas piratas. Por eso, aunque la gira por Latinoamérica no se pudo organizar hasta quince años después de que se plantease por primera vez, cuando finalmente se hizo, Robe Iniesta contaba que la gente tarareaba hasta los punteos”.

Libro: Extremoduro. Talento innato. | Jesús Casañas

 

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