María Luz Vallecinos tiene 51 años y aún depende económicamente de sus padres. El motivo es que tuvo una niña con 40, gracias a la fecundación in vitro, pero después 17 años trabajando en la Real Federación de Atletismo, cuando su hija solo tenía 11 meses, sufrió un ERE. Desde entonces ha encadenado el subsidio por desempleo con trabajos eventuales. Ahora cobra apenas 800 euros al mes, dinero que se va íntegro a pagar las facturas, por lo que no puede comprar comida fresca, ni ropa nueva, por no hablar de disfrutar de unas pequeñas vacaciones.
“No llego a fin de mes pero, por lo que se ha anunciado, la ley de familias no contempla a las madres solas con un hijo y no tendré apoyo a corto plazo, como sí ocurrirá con las familias monoparentales con dos hijos, que se equipararán a las numerosas que tienen acceso a un marco muy amplio y que en tantas cosas me vendría bien, como un acceso prioritario y bonificado a campamentos, transporte, bono social, becas...”, lamenta Vallecillos en conversación con El Periódico de Catalunya, del grupo prensa Ibérica.
Esta madre madrileña ejemplifica la difícil situación que viven diariamente muchos de los hogares formados por un solo progenitor y un hijo, y a los que la ley de familias no ofrece una protección “suficiente”, según denuncian las afectadas. La aprobación de la ley, que este martes ha sido retrasada de nuevo en un clima de enfrentamiento entre PSOE y Unidas Podemos, equipara los hogares monoparentales con las familias numerosas, pero solo si estos constan de dos o más hijos. Sin embargo, el 70% de las familias con un solo progenitor solo tienen un hijo, por lo que, salvo que la ley sufra modificaciones antes de su aprobación definitiva o en la tramitación posterior, la norma les dejaría fuera de los beneficios y protección de los que disfrutan las familias numerosas.
El doble de pobreza
Por ello, la presidenta de la Asociación de Madres Solteras por Elección, Miriam Tormo, denuncia que la ley, al menos en los términos que han trascendido, es “insuficiente para corregir la situación de desigualdad y discriminación” que sufren los hogares monoparentales, que, según los datos disponibles, tienen el doble de riesgo de pobreza que los biparentales. María Luz, por ejemplo, ha tenido que acudir en ocasiones a Cáritas para disponer de comida y ella y su hija “han sobrevivido” gracias al apoyo económico de sus padres. En verano, por ejemplo, se tiene que trasladar a su casa porque no tiene dinero para pagar un campamento o un cuidador para la niña. “Y es una situación que vivimos muchas”, lamenta.
El problema no se ha corregido, pese a que ya en 2008 el proyecto de ley de presupuestos apuntó la necesidad de equiparar a las familias numerosas con las monoparentales. En 2020, además, se aprobó una moción, a instancias del PSOE, que apostaba por esta medida desde “el primer hijo”, según rememora Miriam Tormo. “Desconocemos qué ha pasado para que ahora no se incluya en la ley de familias -afirma-. No sabemos si es por motivos presupuestarios, pero no entendemos la contradicción con la moción y la poca altura de miras”.
La ampliación de permisos
Asimismo, la norma tampoco incluye otra de sus principales reivindicaciones: poder acumular el permiso de maternidad y paternidad, para que sus hijos gocen de los mismos derechos que el resto, es decir, de 32 semanas de permiso por bebé, que en este caso disfrutaría un solo progenitor. El Ministerio de Derechos Sociales sí que atendió esta petición y lo incorporó en el embrión del proyecto legal pero, en el borrador final, la ampliación de permisos no aparece; al igual que la extensión a 24 semanas para todos los padres por nacimiento o adopción, ocho semanas más de las 16 actuales.