Este es el pez que puede tener el secreto de la eterna juventud

La búsqueda de la fuente de la eterna juventud viene de antiguo: la primera referencia conocida data del siglo IV antes de Cristo. La ciencia lleva siglos dedicándose a algo parecido: descubrir las claves del envejecimiento, su biología. Investigadoras de la Universidad de Stanford creen que el secreto podría desvelarse por completo gracias a un diminuto pez de vida efímera, el killis turquesa africano (Nothobranchius furzeri).

El estudio, publicado en la revista ‘eLife’, ha permitido estudiar al detalle el envejecimiento de los killis y su relación con la dieta. Ahora hay un nuevo objetivo: descubrir todos los enigmas para extender todo lo posible la vida saludable del ser humano; en definitiva, para ‘pausar’ el envejecimiento.

La ciencia ha demostrado que la alimentación es determinante para la salud y la longevidad de los seres vivos. Los beneficios de la dieta mediterránea, por ejemplo, son bien conocidos.

También existen estudios sobre el ayuno intermitente, las dietas bajas en hidratos de carbono, la eliminación del desayuno o la separación de las ingestas por grupos de alimentos.

La creencia generalizada es que poner en orden los planes de comidas es clave para alcanzar una vejez saludable y vivir muchos años. Este último estudio parece ratificarlo: ha demostrado el impacto de la dieta en la esperanza de vida de los killis.

Si bien hay evidencia parcial para algunas afirmaciones sobre el impacto de determinadas dietas, resulta difícil probarlas rigurosamente. ¿Razones? Hay una fundamental: los humanos viven demasiado tiempo, así que se necesitarían décadas para completar los estudios de duración de la vida necesarios para desmenuzar su relación con la dieta.

Ahí aparece el killis, un animal cuya breve vida útil, de cuatro a seis meses, muestra muchos de los procesos de enfermedad relacionados con el envejecimiento que se observan en los humanos.

Embriones en animación suspendida

Las científicas están convencidas de que han descubierto, si no la fuente de la eterna juventud, sí una fuente prometedora para descubrir “intervenciones contra el envejecimiento tratables y traducibles“. Y de que las singulares características del killis ayudarán “a identificar nuevos principios que subyacen en el envejecimiento de los vertebrados“, auguran.

El killis turquesa africano tiene una esperanza de vida de entre cuatro y seis meses. | Dan Olsen

Al reemplazar a los seres humanos con estos peces, las científicas tienen la posibilidad de monitorear todos los aspectos de la vida útil de cientos de esa especie, desde su nacimiento hasta su muerte. Es algo así como una versión altamente condensada del proceso de envejecimiento humano. En vez de décadas, meses.

Las investigadoras han descubierto que para sobrevivir en los estanques resecos durante las temporadas secas y los períodos de sequía estos peces pueden detener hasta dos años el crecimiento de sus embriones.

Los embriones entran en animación suspendida y solo eclosionan cuando llega la temporada de lluvias y su hábitat se repone con agua suficiente. Sorprendentemente, la duración de esta suspensión coincide e incluso a veces supera la vida útil de la especie.

Para desarrollar la investigación, las autoras crearon un sistema de alimentación automatizado y en red, de código abierto, fácilmente transferible y construido a partir de componentes ampliamente disponibles.

En comparación con la alimentación manual, este sistema es muy preciso y flexible. Monitorea exactamente qué comen los peces y cuándo, las 24 gotas del día, los 7 días de la semana. También rastrea cómo crecen, y envejecen.

“La capacidad de controlar con precisión la entrega de alimentos a los killis abre nuevas áreas para evaluar la vida útil y la dinámica del comportamiento cognitivo, y para detectar intervenciones dietéticas y medicamentos de una manera escalable, algo que hasta ahora era imposible con los modelos de vertebrados tradicionales”, recoge el estudio. 

Comer menos alarga la vida

Las impulsoras de la investigación definieron un régimen de alimentación favorable para el crecimiento y la fertilidad de los killis africanos y otro de restricción dietética, en el que se redujeron tanto el tiempo como la cantidad de alimento.

La investigación demuestra el impacto del control preciso de la ingesta de alimentos en el envejecimiento. Traducido: comer menos alarga la vida, al menos a los machos. Porque si bien la dieta restringida provocó que estos vivieran más tiempo, en las hembras no se observaron impactos en la esperanza de vida, independientemente de la ingesta de alimentos

El estudio supone también un primer paso para comprender cómo cambia la aptitud cognitiva con la edad. Y, en consecuencia, para la búsqueda del equipo de intervenciones que puedan ayudar a mantener la aptitud cognitiva durante la vejez.

A medida que el ser humano envejece, su sistema inmunológico funciona peor. Se vuelve más susceptible a las infecciones y las vacunas ya no funcionan con tanta eficacia. Los killis tienen ya a los cuatro meses anticuerpos circulantes menos diversos en comparación con los peces más jóvenes.

“Al probar cómo envejecen los diferentes órganos en el mismo animal, podemos proporcionar una base para comprender el curso del envejecimiento natural“, destacan las investigadoras. “Esto proporciona una base para comparar la eficacia de diferentes métodos para prolongar la vida útil del ser humano”, añaden.

Informe de referencia: https://elifesciences.org/articles/69008

 

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