Una actitud positiva ante la vida, evitar el sol, caminar 10.000 pasos al día y mimarse constituyen el secreto de la eterna juventud, asegura categórico el farmacéutico y gerente de cosméticos Paquita Ors, Jerónimo Ors, dedicado a compartir los secretos de su madre, Paquita, para combatir las lesiones celulares de la piel, sobre todo, cuando van asociadas al estrés, un factor de envejecimiento que provoca más estragos que el ineludible paso de los años.
Ors recibe a la clientela en su coqueta farmacia de la calle Velázquez de Madrid, un espacio de cuidada estética decimonónica donde atesora más de 700 fórmulas magistrales para paliar la decrepitud de la piel, un empeño quijotesco que inició su madre en la década de 1950 para proteger por un precio asequible los rostros y las manos castigadas por el sol de los campesinos valencianos.
“Sabemos que necesitamos defensas para afrontar la vida con optimismo, sintiéndonos útiles y felices”, comenta Ors rodeado de pócimas, píldoras y lociones elaboradas con plantas y moléculas antioxidantes, como el fullereno, capaz de absorber los radicales libres y 200 veces más potentes que la Vitamina C, vital para luchar contra la pérdida del colágeno.“Cada vez somos más conscientes de la importancia de cuidarnos para vivir felices”, prosigue acompañado de una lupa de aumento con la que detecta y diagnostica implacable las heridas de la piel.
Tratamientos personalizados para sanar la piel
En el envejecimiento, la genética cuenta solo un 25%, el resto depende de lo que tú decidas hacer con tu vida, subraya Ors mientras receta los ungüentos que elabora en el laboratorio que Paquita Ors tiene en Zaragoza. “Sin un diagnóstico y un tratamiento personalizado no se puede sanar la piel”, avisa. La icónica firma de cosméticos cuenta con tiendas en Zaragoza, Madrid, Barcelona, Valencia y Fuengirola.
“Mi madre ha trabajado hasta los 89 años”, relata Jerónimo Ors, fiel custodio de la sabiduría de una mujer adelantada a su tiempo que ha cumplido ya los 95 y que revolucionó con sus fórmulas la cosmética en España, se separó de su marido cuando eso estaba muy mal visto y abrió su propia empresa.
“Mi madre es de Valencia y estudió la carrera en Granada, donde mi abuela la mandó con mi tío Francisco Ors para que le hiciera compañía. Una chica bien no podía irse sola a la universidad en los años 50. Su hermano la acompañó como ‘damo de compañía’ a pesar de que él tampoco quería hacer Farmacia sino Derecho. Y fue allí donde ella conoció a mi padre, Julio Palazón, que era un señor muy guapo, de Aragón, que dirigía un laboratorio. Era un hombre muy antiguo y no quería que mi madre trabajara”, cuenta Ors.
Cursos de orientación sexual
Así que cuando su único hijo cumplió la mayoría de edad, la hiperactiva Paquita Ors dejó a su marido y montó su propia farmacia donde daba cursos de orientación sexual.En el negocio de su padre, justo al lado, no se vendían ni preservativos.
“Mi madre pensó que en la maravillosa huerta valenciana se podían cultivar las plantas para extraer los principios activos”, explica Jerónimo Ors. Y tenían que ser cremas baratas para las manos y la cara de las personas que trabajan en el campo o en los astilleros.
Después, la feminista Paquita Ors sumó a su lista de inquietudes el amor por la decoración y llegó a ser asesora de imagen de los políticos durante la transición.
Cuando la piel empieza a ir por el mal camino hay que prestarle atención, insiste Jerónimo Ors, quien recomienda para la época de calor cremas calmantes que tranquilicen la epidermis. “En Aragón hay muchos productos adecuados para ello, como la caléndula, la malva. Estas plantas son ricas en mucílagos que hacen un guante invisible que protege la piel”, explica al referirse a la importancia de los biorritmos cutáneos para tratar adecuadamente los estragos que provocan los momentos de estrés que envejecen nuestros rostros.
“La gente viene a vernos para que le pongamos la piel bonita, pero nosotros lo que hacemos es poner la piel más sana”, asegura, porque no es lo mismo tratar a un adolescente que a una persona súper estresada, medicada o en la menopausia, prosigue.
Y es que cuando el estrés ataca a la piel, empieza el drama, avisa mientras muestra su leche solar micronizada con factor de protección 50, una fórmula que evita la oxidación del rostro y cuerpo y pone contra las cuerdas al principal enemigo de la piel: el sol.
Así que hasta que aparezca una cura milagrosa para la vejez, Ors defiende echar mano del sentido común, anima a llevar una vida activa, disfrutar de la dieta mediterránea, cubrirse del sol y, sobre todo, mimarse.