Esta cacatúa sabe cómo utilizar varias herramientas

Hay especies que usan herramientas de manera innovadora, pero solo dos emplean conjuntos de herramientas para solventar ciertos retos. Una de ellas es el chimpancé, que junto con el bonobo son nuestros parientes evolutivos más cercanos. La otra nada tiene que ver con los homínidos, ni siquiera con los mamíferos. Se trata de las cacatúas de Tanimbar (Cacatua goffiniana), oriundas de estas islas indonesias situadas entre Timor y Nueva Guinea. Aunque se sabía que eran capaces de usar herramientas sencillas de forma eficaz, un estudio acaba de demostrar que saben cuándo un problema va a requerir de un conjunto de herramientas. Es decir: la sagaz cacatúa de Tanimbar sabe muy bien cuándo debe recolectar las herramientas y transportarlas para conseguir un objetivo, como hacen los chimpancés cuando preparan útiles diferentes y se desplazan con ellos para usarlos después en la pesca de termitas. 

Y es que, como explica el investigador principal del estudio, Antonio J. Osuna Mascaró, del Instituto de Investigación Messerli de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, «algunos problemas no se pueden resolver con una sola herramienta, a veces se necesitan varias con distintas funciones que, usadas una tras otra, permiten alcanzar el objetivo. Los sets de herramientas son una parte importante de la tecnología humana y constituyen uno de los ejemplos más avanzados de tecnología animal». Pero ¿cómo han averiguado los investigadores que la cacatúa es capaz de tamaña proeza?

Inspirado en el caso de los chimpancés y las termitas, este biólogo experto en cognición animal planteó tres experimentos utilizando como cebo un anacardo –su alimento preferido, un fruto seco cuyo sabor se parece curiosamente al de las termitas– metido en una caja transparente. Primero colocó una fina membrana de papel bloqueando el acceso al anacardo, y al lado dispuso dos herramientas: un palo corto y puntiagudo y otro largo y flexible. Para «pescar» el anacardo, tenían que atravesar la membrana, que «solo se podía rasgar con la herramienta puntiaguda –explica–. Pero esta era demasiado corta para alcanzar la recompensa, así que luego tendrían que usar la otra». Para su sorpresa, las cacatúas resolvieron el reto rápidamente. También el segundo: al alternar esa caja con otra sin membrana, las aves supieron cuándo debían usar dos herramientas combinadas o solo una. Y hubo un tercer experimento: las cacatúas aprendieron a transportar ambas herramientas a la vez cuando la caja lo requería. ¡No hay obstáculo insalvable cuando al final del camino te espera un rico anacardo!

Este artículo pertenece al número de Marzo de 2023 de la revista National Geographic

 

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