Acabada la segunda jornada de la fase de grupos del Mundial, ya tenemos material suficiente para empezar a despejar dudas, confirmar sensaciones previas y definir, con mayor precisión, a las selecciones favoritas para levantar el trofeo el próximo 18 de diciembre en Doha. Es cierto que la tercera y última jornada aún deberá decidir el orden de la gran mayoría de grupos, pero lo mostrado sobre el terreno de juego en las dos primeras nos ofrece bastante información para concretar los análisis.
Antes de arrancar la cita en Qatar, muchos, entre ellos yo, apuntábamos el potencial de Francia y Brasil como grandes favoritas para el título y lo visto permite confirmar esta sensación. La calidad y el talento de las dos plantillas está un peldaño por encima del segundo nivel de selecciones con opciones de ser campeonas. Mbappé, Dembélé, Griezmann y Giroud son capaces de decidir partidos por sí solos, mientras que la ‘canarinha’ cuenta con nombres como Vinicius, Raphinha y Richarlison, aunque es cierto que la lesión de Neymar, que habrá que ver cómo evoluciona, resta algo de gol a los brasileños. Mención especial merece Argentina, que reaccionó a tiempo para recuperar el derecho a seguir entre los equipos a tener en cuenta.
Sin embargo, de todo lo visto me quedo con la puesta en escena de la selección española, a la que, en general, situábamos en un segundo grupo formado por países como Portugal, Inglaterra, Alemania, Bélgica o Holanda. De todas ellas, el combinado de Luis Enrique es quien mejores sensaciones ha ofrecido. Cierto es que la goleada ante una débil Costa Rica no es del todo justa, pero ante Alemania exhibió mucha ambición y una capacidad de competir al más alto nivel. Todo ello combinado con una solvencia defensiva importante y un Unai Simón que ante los germanos completó un grandísimo partido. El fútbol de España es un reflejo fiel de la idea que tiene su entrenador, Luis Enrique: juego de toque, presión alta y mucho talento al servicio del grupo. Todo ello me hace pensar que La Roja se ha ganado el derecho a asomarse entre el grupo de las grandes favoritas.
De todas formas, a Inglaterra y Portugal, seguramente, también habría que situarlas en un nivel similar. Mucho más que países como Bélgica, cuya brillante generación va llegando a su fin y no acaba de arrancar. O una Holanda que, pese a los resultados, no ha exhibido todo el fútbol que sus futbolistas prometen en un grupo de los más asequibles. Lo mismo que Alemania, que deja muchas dudas y que deberá estar pendiente del Japón-España y hacer los deberes ante Costa Rica para estar en octavos.