En Melilla, el pasado 24 de junio, mientras una multitud de migrantes hacía un intento letal de salto de la valla fronteriza desde Nador, 11 de los subsaharianos que habían logrado pisar la orilla española de la verja fueron evacuados en ambulancia al hospital de la ciudad por sufrir heridas de consideración. Hoy, esos 11 esperan respuesta del Ministerio del Interior a las 11 solicitudes de asilo que cursaron en cuanto les hicieron las primeras curas.
Los 11 africanos son parte de los 104.025 extranjeros que a final de 2021 tenían pendiente de resolución una solicitud de protección en España. La cifra variará al final de este año, si bien no se espera que descienda sensiblemente porque últimamente se mantiene en torno a las 100.000 anuales y porque, pese a que los trámites administrativos policiales se han agilizado, en septiembre pasado ya habían llegado a este país 86.928 peticiones de protección internacional; casi tantas, a falta de un trimestre, como las 88.826 que se contaron en todo el año 2020.
De las 86.928, un total de 67.086 fueron admitidas a trámite en el momento de formularse. En el mismo periodo, hasta el 30 de septiembre, Interior ha emitido 36.371 negativas, y ha concedido 5.038 estatutos de refugiado (a personas que acreditan sufrir persecución injustificada en su país) y 5.334 protecciones subsidiarias (a personas que, si vuelven a su país, tendrían en peligro la vida o la integridad física). Hay además 13.040 protecciones concedidas por razones humanitarias.
El plazo que la ley española da al Estado para contestar una solicitud de asilo es de seis meses, pero la media real de respuesta se sitúa entre 9 y 12 meses, según la experiencia acumulada por los abogados de la Comisión Española de Ayuda a Refugiado (CEAR), principal oenegé del sector.
Ese plazo medio abarca desde desesperadas esperas de tres años hasta rápidas tramitaciones de cuatro meses. Entre las más rápidas de 2021 a esta parte –descontando la protección temporal exprés que se concede a los refugiados ucranianos– están las de personas provenientes del Sahel que han llegado a España por la peligrosa vía marítima canaria. Se evita la acumulación de emigrados de Mali, Níger y Burkina Faso en las islas. Son además candidatos a protección subsidiaria porque provienen de “una zona con situaciones de violencia extrema y conflictos enquistados”, describe la directora jurídica de CEAR, Elena Muñoz.
A los sahelianos les siguen en rapidez en la obtención de refugio colombianos, venezolanos y peruanos, por la violencia narco, mafiosa o de restos de guerrillas y, en el caso de los huidos de Venezuela, por sufrir “una crisis poliédrica: social, de seguridad, sanitaria…”, explica Muñoz. Los latinoamericanos son el grueso de los peticionarios de asilo en España, con más de 66.000 casos hasta el 30 de septiembre.
Las resoluciones van más despacio para los cameruneses, con casos embalsados de tres años, y los chinos, con solicitudes pendientes cuyo trámite se inició en 2016, 2017 y 2018.
Pese a que las llegadas de peticionarios de asilo no remiten, la balsa de solicitudes pendientes lleva dos años alejada del crecimiento exponencial de 2016 y 2017. “Hemos notado una mejoría desde 2020 para acá”, explica Muñoz. En 2018 estaban trabajando en la Oficina de Asilo y Refugio (OAR) del Ministerio del Interior 60 personas, “la misma dotación que tenía el organismo en 1992, cuando las peticiones anuales no llegaban al millar”, relatan fuentes de Interior. En 2020 fueron destinados a la OAR 300 administrativos y policías. Al año siguiente, por primera vez se reducía el embudo de casos pendientes. Cuando se publiquen las estadísticas de todo 2022 se verá si el efecto persiste.
Como en España, en Europa se han venido recibiendo cientos de miles de solicitudes de asilo anuales:
Francia – La guerra de Ucrania dispara la acogida de refugiados
Francia recibió más de 125.000 demandas de asilo durante los 10 primeros meses de este año, según los datos más recientes de la oficina europea de estadísticas Eurostat. Estas cifras superan las 121.000 peticiones registradas por la Administración gala durante el conjunto de 2021. A estas solicitudes, hay que sumarles las más de 76.000 ucranianas y ucranianos que buscaron refugio en territorio francés y que no suelen ser incluidos en los datos del asilo convencional, ya que se benefician de una “protección temporal” creada específicamente por la Unión Europea tras el inicio de la invasión rusa en febrero.
Es decir, el país vecino ha acogido este año a más de 200.000 refugiados, unos datos claramente superiores a los de 2021. Este aumento significativo se debe, sobre todo, a la guerra en Ucrania. A pesar de ello, Francia destaca por ser el Estado de la UE que acogió un menor porcentaje respecto al total de su población. Según Eurostat, apenas un ucraniano por cada 1.000 franceses ha buscado cobijo en territorio galo. Estos datos contrastan con los de Polonia (hasta 1.435.030) o los de Bulgaria (más de 134.000), a pesar de tener una población muy inferior a la francesa.
El número más bien reducido de ucranianos que huyeron a Francia no se debió a la insolidaridad de su dispositivo de acogida. A diferencia del asilo convencional, resulta muy fácil pedir la “protección temporal”. Probablemente, uno de los motivos es la lejanía geográfica entre ambos países. Antes de la guerra, además, no había una diáspora ucraniana especialmente numerosa en territorio francés, a diferencia de otros Estados del sur de Europa, como España o Italia.
La llegada de decenas de miles de ucranianos no generó ninguna polémica, incluso siendo aceptada por los partidos de extrema derecha. En cambio, estas formaciones ultranacionalistas y xenófobas pusieron el grito al cielo ante la reciente decisión del Gobierno de Emmanuel Macron de aceptar que el barco humanitario ‘Ocean Viking’ atracara en el puerto militar de Tolón ante la negativa de Italia. Le Pen acusó de “laxismo” a las autoridades francesas, aunque rechazaron tramitar el asilo a más de la mitad de los 234 refugiados del ‘Ocean Viking’. Muchos de ellos eran de Libia, Siria, Nigeria, Eritrea, Sudán o Malí. Países que sí que suscitan la cólera de la ultraderecha.
ENRIC BONET – París
Italia – Aumento de peticiones y caída del interés ciudadano
En 2021, el número de peticiones de asilo recibidas por las autoridades italianas fue de 53.000, según los últimos datos disponibles de Easo, la oficina europea de Apoyo al Asilo, y del Ministerio del Interior italiano. Este dato coloca a Italia detrás de Alemania, Francia y España. Aún así, la cifra representa un aumento sustancial con respecto a 2020, cuando Italia recibió la mitad de solicitudes del año siguiente, unas 27.000.
El dato de 2021, además, refleja un aumento de los solicitantes de asilo afganos y de los menores de edad, equivalentes a un quinto del total de las peticiones. En este contexto, también disminuyeron las respuestas negativas a estas solicitudes, que pasaron de 75% a 56%, en el mismo periodo de tiempo. Esta situación coincide también con una subida, en los últimos dos años, de las llegadas a Italia por la ruta del Mediterráneo central.
En concreto, de acuerdo con cifras del Ministerio del Interior italiano actualizadas a este viernes 25 de noviembre, el país transalpino recibió por mar 32.542 migrantes en 2020, 62.215 en 2021 y 94.341 en lo que va de 2022. Esto significa que la cifra se ha triplicado en apenas tres años. En cuanto a las nacionalidades, Egipto, Túnez y Bangladesh son los primeros países de procedencia de las personas que han desembarcado este año en Italia.
La retórica antiinmigración de la primera ministra, Giorgia Meloni, y del legüista Matteo Salvini, actualmente ministro de Infraestructuras, han vuelto a encender el debate político sobre “la carga” que los flujos migratorios le suponen al país.
Aún así, según algunos sondeos, la mayoría de los italianos ya no está tan interesados en este asunto y consideran que las iniciativas del Gobierno son inútiles en un momento en el que hay problemas graves como la creciente inflación, la falta de empleos y las dificultades que enfrenta la sanidad pública, como ha subrayado Nando Pagnoncelli, especialista en sondeos y autor de encuestas para el diario ‘Il Corriere della Sera’.
IRENE SAVIO – Roma
Alemania – Más allá de la crisis de refugiados
En Alemania, las autoridades migratorias han recibido cerca de 160.000 peticiones de asilo en lo que va de 2022. Así lo apuntan las cifras oficiales de la Oficina Federal para Migración y Refugiados registradas entre enero y octubre de este año. El pasado octubre fue precisamente el mes con un mayor número de peticiones de asilo de los dos últimos años: más de 23.000 personas presentaron una petición formal de asilo en Alemania.
Las cifras de peticiones aumentan desde el verano pasado, pero todavía están muy lejos de los niveles de 2015 y 2016, cuando Alemania recibió gran cantidad de migrantes procedentes sobre todo de Oriente Próximo en lo que algunos medios bautizaron como “crisis de refugiados“. 2016 es, de hecho, el año con la mayor cifra de peticiones desde que hay registros: más de 700.000 personas pidieron asilo en Alemania. Entre 2015 y 2016 fueron más de un millón de personas las que solicitaron un estatus de asilado en el país.
Al igual que en la llamada crisis de refugiados, Siria sigue siendo el país del que llega una mayor cantidad de peticiones de asilo, seguido por Afganistán, Turquía e Irak. Oriente Próximo es, en todo caso, la región de la que llegan a Alemania más refugiados. A ellos hay que sumar ahora también los procedentes de Ucrania tras el inicio de la invasión rusa.
El actual aumento de solicitantes de asilo está teniendo menor impacto en la discusión pública del que tuvo hace ocho años en Alemania. En aquel momento, la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) instrumentalizó la crisis para impulsarse electoralmente y entrar por la puerta grande en el Bundestag con más de un 12% de los votos.
En la actualidad, las consecuencias de la guerra en Ucrania –crisis energética, inflación y recesión– están opacando el repunte migratorio. AfD intenta, de hecho, erosionar al Gobierno tripartito liderado por el canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, más con el aumento de los precios y la crisis energética que con la cuestión migratoria.
ANDREU JEREZ – Berlín
Bélgica – Sistema de asilo tensionado
“A día de hoy más de 90.000 personas, 30.000 solicitantes de asilo y 60.000 ucranianos necesitan de protección (en Bélgica). Esto significa que para finales de año se llegará a la cifra de las 100.000 personas. Es peor que en 2015 y todas estas personas necesitan un alojamiento”, advertía a principios de mes la secretaria de Estado de Asilo e Inmigración belga, Nicole De Moor. Hace meses que el sistema de asilo de Bélgica está saturado. Hasta el punto de que Fedasil, el organismo federal que gestiona las solicitudes de asilo, no da abasto para dar alojamiento a todas las personas que solicitan protección. Las 32.000 plazas de las que dispone están ocupadas y decenas de personas, mujeres y niños, se han visto obligados a dormir en las calles. Según las estimaciones que manejan las asociaciones humanitarias, a mediados de noviembre había unas 2.800 personas en las calles de la capital belga.
También está desbordado el comisariado general para los refugiados y apátridas, la instancia central en Bélgica que examina las solicitudes de asilo y protección internacionales. Según sus últimos datos correspondientes a octubre, el mes pasado recibieron 4.224 demandas -en el tope de nacionalidades figuran Afganistán (17,5%), Burundi (14,8%) y Siria (10,2%)– lo que significa un 5,4% más que en el mes de septiembre y tomaron 2.049 decisiones aunque la carga de trabajo total a finales del mes pasado superaba los 17.000 expedientes pendientes, cuando lo normal son 4.800.
La situación ha sido objeto de decenas de denuncias y sentencias. La última a mediados de noviembre nada menos que del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que condenó a Bélgica a dar alojamiento a 148 solicitantes de asilo que seguían a la espera de una plaza en los centros de acogida. Una decisión inédita, que las autoridades deben cumplir para el 2 de diciembre, y que se suma a las más de 5.000 condenas que han emitido los tribunales belgas desde comienzos de año.
También la vecina Holanda ha visto aumentar enormemente las solicitudes. Solo en el tercer trimestre del año registró 10.000 peticiones, 3.000 más que entre abril y junio, y solo en octubre registró 4.700. El grueso fueron presentados por sirios, afganos y turcos. Al igual que Bélgica, la lista de expedientes por resolver es ingente. A comienzos de año había pendientes de decisión 20.400 peticiones y a principios de 2023 el número podría dispararse hasta los 31.000.
SILVIA MARTINEZ – Bruselas
Reino Unido – Hasta cinco años en el limbo
El Reino Unido recibió 75.000 peticiones de asilo en el año que concluyó en junio del 2022. La cifra es un 77% más elevada que la registrada en el 2019. Se trata del mayor aumento en el número de los llegados al país en estas circunstancias en casi dos décadas. En ese mismo año el 76% de las solicitudes fueron aprobadas, pero la tramitación de las peticiones se ha convertido en un gran problema y los retrasos son enormes.
El Ministerio del Interior británico tiene en estos momentos a casi 130.000 personas esperando que se resuelva su caso, según datos oficiales. Son cuatro veces más que en junio de 2018, cuando las solicitudes pendientes eran 33.000. Algunos solicitantes llevan esperando la respuesta en este limbo administrativo más de cinco años. La media para resolver un expediente es de 480 días. Los funcionarios admiten que están desbordados y la lentitud es extrema. El pasado año Interior sólo procesó el 4% de las peticiones de los migrantes llegados cruzando el Canal de la Mancha. “Un caos”, según la oposición laborista.
El canal que separa Francia de Inglaterra se ha convertido en la principal vía de entrada al país. En lo que va de año 40.000 migrantes lo han atravesado en pequeños botes y lanchas. La organización está en manos de grupos y redes de traficantes de seres humanas, que se benefician de un negocio muy lucrativo y muy peligroso para sus ‘clientes’. Una cuarta parte vienen de Albania, de acuerdo con Robert Jenrick, Secretario de Estado de Interior. Si en el 2020 los albaneses que entraron al Reino Unido fueron 50 en lo que va del 2022 ya lo han hecho 12.000. “Estamos considerando si hay una forma especial para los albaneses, de manera que resolvamos sus casos y si su petición no es aceptada, les expulsemos de vuelta a Albania rápidamente”, explicó Jenrick en la Cámara de los Comunes.
Actualmente, según datos de la BBC, más de 37.000 demandantes de asilo están viviendo en hoteles en el Reino Unido con un coste diario de casi 7 millones de libras (8,1 millones de euros) para el erario público.
BEGOÑA ARCE – Londres