En su descargo, Cristina Kirchner tergiversó el papel de los periodistas de LA NACION en el caso de los chats

En su discurso posterior a la condena por fraude en el juicio del caso Vialidad, la vicepresidenta Cristina Kirchner aludió con información falsa y tergiversada a periodistas de LA NACION mencionados en los chats filtrados ilegalmente el fin de semana de un grupo de jueces, funcionarios y directivos del Grupo Clarín.

Cristina Kirchner hizo una lectura deliberadamente errónea de los mensajes difundidos con el objetivo de denunciar que los diarios “acuerdan lo que van a poner” y que “no hacen periodismo, hacen política”. Aun cuando la veracidad del material filtrado no está probada y que su origen es un hackeo, la vicepresidenta recortó el contenido que circula desde el sábado en sitios de Internet, redes sociales y medios. Lo manipuló de forma que parezcan cómplices de una operación de encubrimiento los periodistas Hernán Cappiello y Paz Rodríguez Niell, que estaban cumpliendo con su tarea de chequear una información con fuentes de primera mano.

El episodio tiene su origen el 17 de octubre pasado, cuando el diario Página 12 publicó que un grupo de jueces, entre ellos Julián Ercolini, Pablo Yadarola y Carlos Mahiques, viajó junto al ministro de Justicia y Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, a Lago Escondido, la estancia que tiene en la Patagonia el empresario británico Joe Lewis. No se mencionaba en aquel momento que hubieran participado de la excursión Jorge Rendo y Pablo Casey, directivos de Clarín.

Ante aquella publicación, los protagonistas del viaje habrían armado un grupo de la plataforma Telegram para coordinar cómo reaccionar ante las consultas de periodistas de distintos medios de comunicación. La filtración a la que aludió la vicepresidenta recoge los supuestos mensajes y audios intercambiados en esos días.

Primer recorte

“Ahora van a ver el rol que cumple el periodismo –dijo Cristina Kirchner, al exhibir el contenido de esa filtración-. Nadie sabía entonces lo de Rendo y Casey. Lo que salió en los medios era la presencia de los jueces y de los funcionarios”.

Inmediatamente después aludió a un mensaje de Ercolini en el que consulta al resto: “Alguien habló con Cappiello? Me anda escribiendo”.

Cristina Kirchner acotó en su discurso que Cappiello es un periodista de judiciales de LA NACION. Y continuó leyendo el intercambio filtrado:

-D’Alessandro: Me acaba de escribir.

-Ercolini: Hablaste? Le respondiste (sic).

-D’Alessandro: No. Quería saber si Pablo C o Jorge R habían hablado con los colegas d ese diario?

-Ercolini: Claro, para unificar.

Tal como surge de esa conversación, Cappiello llamó a Ercolini y a D’Alessandro para indagar sobre el contenido de la nota de Página 12, como es de práctica profesional antes de juzgar si hay elementos o no para publicar. Según los chats, Ercolini y D’Alessandro se consultan entre ellos, preocupados. Y el funcionario de la Ciudad explica que él quería saber si los directivos de Clarín habían hablado con alguien de LA NACION.

Pero Cristina Kirchner lo relató de forma completamente distinta en su discurso posterior a la condena. Dijo: “O sea, Cappiello le preguntaba a D’Alessandro si Rendo y Casey habían hablado con los periodistas de Clarín. Ercolini, que conoce muy bien el funcionamiento, les dice: ‘Claro, para unificar’. Ahí está el periodismo unificado. Vieron que muchas veces parecen una copia las tapas de Clarín y de LA NACION. Es eso. Acuerdan lo que van a poner. No te informan, no hacen periodismo, hacen política. Y hacen política para estas cosas”.

La manipulación sobre el rol de Cappiello queda aún más en evidencia al tomar en cuenta otros chats que ella obvió, aunque estaban en la filtración que circuló en Internet.

El primero de ellos es uno de Rendo, en respuesta a la pregunta de D’Alessandro sobre si alguien había hablado con “los colegas de ese diario”. El ejecutivo escribió, según la filtración: “Si Pablo o yo hablamos con ellos develamos nuestra presencia allí. A nosotros no nos importa, pero nos parece perjudicial para todos los demás. Si aparecemos Pablo o yo el tema va a elevar la fábula de la confabulación y por ende se pone más interesante para que la sigan”.

De esa lectura surgiría que se quería ocultar a LA NACION el dato ya que -en los términos del chat- eso podía potenciar el interés público en el caso. Lejos de existir un acuerdo, se temía que los periodistas de LA NACION publicaran la información en caso de corroborarla.

La filtración incluye otra alusión a Cappiello que Cristina Kirchner calló. Es un mensaje atribuido al asesor de comunicación Tomas Reinke, en el que dice: “Para pedirle a Capiello (sic) hay que ser MUY cercano sino terminamos dándole dimensión nosotros”. Y en otro tramo, Ercolini les cuenta que habló con el periodista y le dijo que la nota publicada sobre el viaje era “todo fake”.

El “acuerdo” que no existió

La vicepresidenta leyó otro supuesto intercambio vinculado a LA NACION, iniciado por D’Alessandro, en apariencia para conseguir que el diario no le prestara atención al viaje. “Y alguien que no sean ustedes que hablen para que trate el tema? -consultó en el chat-. Pregunto porque no sé cómo está la relación. Yo trato de convencerlos, ¿tenes llegada ahí? (sic)”. Reinke responde, siempre según la filtración, con una alusión a Fernán Saguier, director de LA NACION, y a José Del Rio, secretario general del diario. “Fernan (sic) y José han visitado el Lago. Son muy poco confiables. Mean agua bendita. Ya los llame (sic) hace unos días por el tema del fallo y miraron para otro lado”.

Del relato se deduce claramente que quien escribe el mensaje advierte que una gestión de ese orden sería infructuosa. Nunca existió un llamado de Reinke a los directivos de LA NACION por este tema. Pero Cristina Kirchner insistió: “Evidentemente hay acuerdo entre los diarios, hablan de los diarios, acuerdan lo que van a decir, lo que no van a decir”.

“No son muy de fiar”

Después, la vicepresidenta se ocupó de manipular también la actuación de Paz Rodríguez Niell, editora de Política de LA NACION, que también buscó corroborar la noticia del viaje. Citó un chat de Ercolini en el que avisa al grupo que la periodista lo está llamando por el caso. “Sigue escalando. Quizás denunciando espionaje puede aflojar”, avisa el juez.

La vicepresidenta pasó entonces un audio de Ercolini en el que el magistrado dice: “Sí, puede ser lo de Paz que puede ser una vocera, pero hay que organizar bien el discurso. Es decir, quiénes estaban, cómo se organizó, cómo se gestó, cómo conseguimos viajar en un avión privado, etc, etc”.

Pero entre el primer mensaje y el audio, hay otros chats en los que los participantes dejan en claro que lo que buscan es engañar a la periodista para que publique una versión favorable a ellos. Cristina Kirchner no los mostró. Por ejemplo, Ercolini escribe: “Pensemos y si quieren le contesto a Paz y arrancamos con eso. Pensémoslo. Pasa que me va a preguntar quiénes estaban, no sé, complicado eso”.

El juez Yadarola escribe: “Paz Rodríguez N quizás sirva como vocera involuntaria”. Es decir, deja en claro que buscaban manipularla. Y que cuando Ercolini dice en el audio que “puede ser una vocera” respondía a esa idea de su colega, que en otro tramo dijo: “Quizás Paz, que es una mina hasta donde la pude tratar centrada y que escribe en LA NACION, quizás sea una persona que pueda empezar a instalar esta verdad de nuestra parte”.

Otro de los jueces, Pablo Cayssials, añade una frase que Cristina Kirchner eligió callar en su descargo: “Esa piba y su coequiper Alconada no son muy de fiar tampoco”. Aludía al también periodista de LA NACION Hugo Alconada Mon.

La filtración recoge largos intercambios en los que los participantes discuten qué responderle a Rodríguez Niell y cómo conseguir que ella reproduzca una versión falsa de lo sucedido en la Patagonia.

LA NACION finalmente no publicó la información sobre el viaje en aquellos días, al no poder corroborar cómo habían sido realmente los hechos.

 

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