National Geographic: ¿De dónde viene su pasión por el antiguo Egipto?
Jordi Clos: La tengo desde que era muy joven. Cuando tenía doce años, en el colegio, el profesor de Historia nos encargó un trabajo sobre una civilización antigua y yo escogí el Egipto faraónico; recuerdo mi fascinación por las momias, las pirámides y la belleza y el misterio que contenían los signos jeroglíficos. Poco después cayeron en mis manos dos clásicos, a los que considero mis dos primeras lecturas “en serio”: la cautivadora obra de C. W. Ceram Dioses, tumbas y sabios y la inmortal novela histórica Sinuhé el egipcio, de Mika Waltari.
NG: Para la mayoría de la gente, el coleccionismo es algo que le queda muy lejano. ¿Cuándo tuvo usted claro que quería coleccionar objetos de arte egipcio? ¿Cómo y cuándo empezó a hacerlo?
Jordi Clos: Viajé por primera vez a Egipto en el año 1970. Allí, en la planta baja del Hotel Winter Palace de Luxor, el hotel donde se alojaron personajes como lord Carnarvon y donde acudían los grandes arqueólogos de principios del siglo XX, un sitio muy especial y con mucha historia, descubrí un pequeño anticuario. En aquella época se podían comprar piezas auténticas con un certificado oficial del Gobierno egipcio sin problemas. Finalmente, tras varios días de arduo regateo y con emoción contenida pude conseguir una pieza de la que me había enamorado, un ushebti, una figurilla funeraria que tiene el privilegio de ser la pieza número 1 de mi colección.
NG: Belzoni, Salt, Drovetti, Champollion, Lepsius… Numerosos exploradores y aventureros han recorrido Egipto en el pasado sacando a la luz sus antiguos monumentos. ¿Cuándo participó usted por primera vez en una expedición al País del Nilo? ¿Cómo lo recuerda?
Jordi Clos: La mayor aventura imaginable para todo amante de la egiptología es, sin duda, la de participar en una excavación arqueológica. Descubrir algo que ha permanecido oculto durante siglos es fascinante y también imprescindible para contribuir al estudio del pasado. La primera vez que viajé a Egipto como miembro de una misión arqueológica fue como invitado de la Misión Española en Heracleópolis Magna, una experiencia que sería el precedente del proyecto arqueológico en Oxirrinco, que pusimos en marcha en 1992 junto con la Universidad de Barcelona.
NG: Hablando de antiguos exploradores, ¿se siente usted un aventurero? ¿Hay alguna anécdota al respecto que nos pueda contar?
Jordi Clos: Entre las experiencias más impresionantes que he vivido recuerdo el hallazgo de la tumba de un rey nubio en la necrópolis de Dyebel Barkal, en Sudán. Asimismo, desde el año 2006 la Fundación y el Museo participan en un proyecto de la Universidad de Tubinga en el yacimiento de Sharuna. Durante este tiempo hemos trabajando especialmente en la excavación de las tumbas de la necrópolis principal; es una tarea absorbente, cuidadosa y emocionante en la que las horas que dedicas a ello no importan. En la última tumba que excavamos tuve la suerte de descubrir cuatro placas de piedra con la figura en relieve de un ave fénix, un tipo de pieza del que solo se conocía un ejemplar en este yacimiento.
NG: Ya nos ha hablado de su amor por el coleccionismo, pero ¿por qué pensó en crear la Fundación Clos y un museo egipcio en Barcelona?
Jordi Clos: Cuando empecé mi colección, tenía las piezas en casa, y mis hijos, que han nacido y crecido rodeados de objetos egipcios, han vivido la historia del antiguo Egipto como si fuera un cuento. Con el tiempo la colección fue creciendo y me quedé sin espacio, así que cuando en 1992 abrimos el Hotel Claris en Barcelona decidí habilitar la primera planta como Sala de Exposiciones y así poder compartir con el público, tanto visitantes como huéspedes, mi pasión por el antiguo Egipto. La gran acogida que tuvo la iniciativa dio paso en poco tiempo a la creación de la Fundación Arqueológica Clos y el Museo Egipcio de Barcelona en la Rambla de Cataluña, una sede que en el año 2000 fue trasladada a la ubicación actual, en la calle Valencia. Hoy en día, la Fundación tiene como principal objetivo el estudio y la difusión del conocimiento de las culturas de la antigüedad, especialmente el Egipto faraónico, y el museo, con su magnífica colección faraónica, es el pilar fundamental de nuestro proyecto cultural.
NG: Las piezas que se exhiben en el Museo Egipcio de Barcelona despiertan un gran interés entre el público. ¿Podría decirnos cómo se consiguen y si le han colado alguna vez una falsificación?
Jordi Clos: ¡Por supuesto! Guardo una pieza falsa en mi despacho para acordarme de mis errores. Llevo más de 50 años en el mundo del coleccionismo y he tenido la oportunidad de adquirir muchas piezas arqueológicas de gran belleza, que ahora figuran en los fondos del museo. A partir de aquel primer ushebti de Luxor la colección ha ido creciendo hasta las más de 1.200 obras que la convierten en la colección privada expuesta al público más importante de Europa. El fondo del museo está conformado por piezas que hemos ido adquiriendo mayoritariamente en prestigiosas casas de subastas internacionales como Christie’s, Sotheby’s, Bonhams, Phillips o Drouot.
NG: Cuéntenos un poco qué actividades lleva a cabo actualmente la Fundación Arqueológica Clos.
Jordi Clos: Me gusta considerar la Fundación, en primera instancia, como la casa de todos aquellos que tienen interés por el antiguo Egipto. El Museo Egipcio de Barcelona es visitado por más de 200.000 personas cada año (visitantes individuales, familias, grupos escolares), pero de lo que estoy más orgulloso es de los 35.000 niños que visitan el museo cada año. Desde la Fundación, anualmente impulsamos un nuevo programa de actividades para todos los públicos: cursos, seminarios, conferencias, talleres, visitas nocturnas… Tenemos una agencia de viajes especializada en organizar expediciones culturales a Egipto y un centro de formación, el Campus Arqueológico, donde los participantes pueden sentirse como arqueólogos por un día en un espacio con unas extraordinarias réplicas de tumbas egipcias.
NG: Con todo el entusiasmo que suscita entre el público la egiptología, ¿cómo ve el futuro de esta ciencia y, concretamente, el de la egiptología española? ¿qué pueden aportar la Fundación Clos y el Museo Egipcio a su desarrollo y difusión?
Jordi Clos: La egiptología es una disciplina de interés y seguimiento universal. El poder de atracción de Egipto existe desde siempre y afecta a todo tipo de público. En los últimos 30 años, desde el punto de vista académico y profesional, la egiptología ha experimentado una mejora cualitativa y cuantitativa innegable, y ha sentado las bases para que este crecimiento sea aún mayor en el futuro. La Fundación y el museo han contribuido, sin duda alguna, a esta consolidación y están preparados para seguir transmitiendo y compartiendo la pasión por el antiguo Egipto.