Este lunes se produjo un nuevo terremoto en la provincia turca de Hatay, que alcanzó una magnitud de 6,4. Esta región fue una de las más afectadas por los terremotos del pasado 6 de febrero, de magnitud 7,8 y 7,5, los cuales han dejado un saldo de al menos 41.000 muertos.
En total, la zona ha sufrido 50 temblores fuertes en el último siglo. Hasta ahora se consideraba el seísmo más grave de la historia reciente aquel ocurrido en 1939 en la provincia de Erzincan, pero los ocurridos el 6 de febrero fueron lo suficientemente poderosos como para desplazar la superficie de la tierra.
Hasta seis metros en algunos lugares
Según un análisis realizado por el Centro Aeroespacial Alemán (Deutsches Zentrum für Luft- und Raumfahrt; DLR), este desplazamiento puede haber sido de hasta seis metros en algunos lugares.
Para realizar esta estimación, los investigadores analizaron y visualizaron datos del satélite de radar europeo Sentinel-1, gracias a los cuales se pueden observar fracturas en la superficie que se extienden por una longitud de aproximadamente 250 kilómetros.
La fractura más grande al sur fue causada por el terremoto principal que ocurrió en la madrugada del 6 de febrero de 2023. La segunda fractura, ubicada al norte de la primera, fue causada por la fuerte réplica que ocurrió durante la mañana del mismo día. Las áreas azules representan el movimiento en dirección este, mientras que las áreas rojas representan el movimiento en dirección oeste.
Ambas regiones donde ocurrieron los terremotos pertenecen geológicamente a la Falla Anatolia Oriental, donde las placas Anatolia y Arábiga están chocando entre sí. Esto crea tensiones en la corteza terrestre que se liberaron durante los terremotos. Los movimientos resultantes fueron registrados con precisión por los satélites. Para el análisis, los investigadores del Centro de Observación de la Tierra del DLR compararon imágenes obtenidas el 29 de enero y el 10 de febrero de 2023.
Sentinel 1
El satélite Sentinel-1es uno de los miembros de la flota de satélites Sentinel del programa europeo de observación de la Tierra Copernicus. Fue lanzado al espacio el 3 abril de 2014 desde el puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa.
Este satélite utiliza el radar de apertura sintética (SAR, por sus siglas en inglés) para enviar señales de radar hacia la superficie terrestre y, mediante el análisis de los reflejos, generar imágenes precisas en cualquier momento, ya sea de día o de noche, y bajo cualquier condición climática. El SAR aprovecha los tiempos de propagación de las señales para medir con gran exactitud la distancia desde el satélite hasta la superficie de la Tierra.