El Sevilla sobrevive a un asedio en Estambul

Con un ejercicio de heroica supervivencia, el Sevilla sobrevivió a un asedio en el feudo del Fenerbahçe y se clasificó para los cuartos de final de la Europa League. El gol de Valencia desde los once metros al filo del descanso fue insuficiente (1-0) y los de Sampaoli hicieron valer el 2-0 de la ida para superar una ronda más de su competición fetiche.

El atronador recibimiento del estadio Sukru Saracoglu, que silenció el himno de la Europa League e hizo justicia a la famosa hostilidad que precede a los campos turco, insufló de inicio energía al conjunto local. Salió con tanto ímpetu el Fenerbahçe que reincidió en la precipitación sin otear siquiera el arco de Dmitrovic. La única excepción fue el barbilampiño Arda Güler, que viste el ’10’ a la espalda con una naturalidad pasmosa para sus 18 años.

El mediapunta trató de ordenar desde la sala de máquinas la caótica ofensiva otomana, que pronto perdió por lesión muscular a Batshuayi y sumó a King para la causa. Con todo, el plan de Jorge Jesus no surgía efecto ante el conservadurismo de Sampaoli. El argentino formó con cinco zagueros, protegidos por tres centrocampistas y dos delanteros que a la práctica ejercían de primera línea de contención en campo propio.

Ante semejante entramado, Fenerbahçe solo parecía capaz de marcar en alguna acción aislada. Y, en efecto, así fue. La enésima subida del carrilero Ferdi por la banda derecha encontró al fin premio, VAR mediante, al topar su envío con el brazo de Telles. El inglés Michel Oliver, tras revisar el monitor, señaló el punto de castigo y Valencia, con total parsimonia, engañó a Dmitrovic con un tiro manso. Acto seguido, el brasileño se redimió con un quite al ecuatoriano, que ya se relamía pensando en el segundo.

El Sevilla necesitaba el descanso, pero no estaba preparado para lo que vendría después. El Fenerbahçe salió en tromba. Con la inspiración renovada, Arda rozó la escuadra en una volea desde fuera del área y se inventó una acción genial que King malogró por encima del arco. Valencia, poco después, mandó un zapatazo cerca del palo.

El acoso cesó por un suceso lamentable. Aunque la realización turca trató de ocultarlo al no ofrecer ninguna repetición, Dmitrovic recibió el impacto de un objeto en la cabeza. Tras la mediación de los jugadores turcos con los aficionados y la atención médica, el partido se reanudó. Lo hizo con un obús de Acuña que Altay palmeó a córner. El intento no tuvo continuidad. Valencia amenazó con dos disparos más y Sampaoli decidió intervenir.

El técnico argentino retiró a sus dos delanteros para introducir un tridente más móvil formado por Suso, Ocampos y Lamela. La jugada favoreció al cuadro hispalense, que ganó oxígeno con el balón en sus botas. Con todo, tocó apretar los dientes hasta el pitido final, que ratificó el idilio del Sevilla con la Europa League.

 

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