La profundidad de campo es un mecanismo de composición utilizado en cualquier fotografía, ya sea paisaje, retrato o reportaje. Determinará cuánto enfoque hay en la imagen, pero también será un elemento del estilo fotográfico.
Se puede controlar de muchas maneras y variará con muchos factores. El primero y más directo es la apertura del diafragma. Este regula la cantidad de luz que deja pasar el objetivo y determina la cantidad de superficie enfocada de la imagen, es decir, la profundidad de campo. Cuanto más bajo sea el valor, más abierto estará el diafragma y más luminosidad dejará pasar, lo que supondrá una menor profundidad de campo en la imagen, es decir, menos superficie enfocada. Por el contrario, al cerrar el diafragma, aumenta notablemente la profundidad de campo.
La importancia de la lente
Debido a las leyes ópticas, es importante destacar que la lente utilizada también influye en la profundidad de campo de las fotografías. Cuando nuestra elección es fotografiar con un objetivo angular a una distancia focal de 24 mm a una apertura de diafragma de f/4 tendremos más superficie enfocada que si trabajamos con un teleobjetivo a 300 mm con el mismo valor de apertura del diafragma.
También afecta en la ecuación el cuerpo de cámara utilizado, con una cámara de formato completo, con sistema full frame, utilizando el mismo valor de diafragma, por ejemplo f/4, tendremos una determinada superficie enfocada que aumentará a medida que el sensor de la cámara disminuya. En el caso de utilizar una cámara con un sensor más pequeño, situados a igual distancia del sujeto principal y del fondo que con una cámara full frame, la del sensor más pequeño empastará más los fondos y el otro equipo dará mejores resultados con un bokeh, calidad del desenfoque de la imagen, lo cual quedará más estético.
Objetivos luminosos en la profundidad de campo
Los objetivos más valorados son siempre los más luminosos, ya que, por un lado, permiten obtener una profundidad de campo muy pequeña al utilizar diafragmas muy bajos, y gracias a los desenfoques se consiguen varias dimensiones en la imagen, logrando resaltar el sujeto principal. Por otro lado, al tener el diafragma abierto, permiten una entrada de luz mucho más significativa que las lentes del tipo con aperturas de diafragma más altos, con velocidades mucho más altas que permitan congelar el movimiento incluso en condiciones de luz baja.
En una imagen convencional, quizás las más habituales, el sujeto principal puede ocupar entre uno o dos tercios de la imagen. Al centrar el foco al ojo, se obtiene volumen en la imagen, aprovechando de este modo la poca profundidad de campo al desenfocar el fondo.
Distancia al sujeto
Controlar la distancia entre el sujeto principal y el fondo es vital, ya que si del sujeto al fondo no hay suficiente distancia, incluso utilizando un diafragma abierto, el fondo se empastará con el sujeto y competirá en interés visual con este, desviando la atención. Por ello, piensa que, cuanto más grande es el sujeto, más lejos tenemos que tener el fondo si queremos desenfocarlo.
De manera aproximada, con un sujeto del tamaño de un pequeño pájaro situado a 5 metros, será necesario tener la zona despejada al menos hasta los 8 m, y así progresivamente hasta tamaños grandes como una motocicleta, la cual, si se encuentra a unos 10 metros, será necesario al menos, una zona despejada de hasta 25-30 metros. Además, cuanto más cerca se está del sujeto, mejor se consiguen fondos desenfocados, ya que la profundidad de campo, cuanto más se acerca el sujeto, más crítica se vuelve y más fácil es desenfocar.
Trucos fotográficos
La profundidad de campo servirá para obtener diferentes planos en la imagen con la cantidad de enfoque deseadoPosicionar elementos cercanos de referencia ayudará a conseguir una gran profundidad en la imagen en encuadres más abiertosLa lente utilizada influye, probar con diferentes objetivos y comprobar los resultados es interesante para aprenderUn perfil bajo ayudará a conseguir mejores fondos gracias a la perspectiva