Este martes, a partir de las 9.00 horas, un señor de 89 años llamado Ramón Tamames volverá al hemiciclo del Congreso para soñar por unas horas que puede ser presidente del Gobierno. Ni siquiera cuando fue diputado hace 40 años aspiró a tanto. La culpa la tiene Vox, que decidió hace tiempo plantear una moción de censura a Pedro Sánchez a sabiendas de que no la ganaría.
Cuando comience el debate el martes que viene, de lo que se encargará Santiago Abascal, todos los focos, las miradas, la atención, los “directos” de las televisiones y de los medios digitales se centrarán en el hemiciclo, que será un hervidero de diputados, periodistas e invitados.
A esa misma hora, una planta más abajo, en los sótanos, en una silenciosa sala escasamente iluminada, permanecerá una foto en la que sale Tamames. No es una imagen de gran tamaño, más bien pasa desapercibida. Hay que afilar la observación para reparar en ella. Bajo tierra, en una exposición inaugurada a finales de noviembre de 2022, aparece el antiguo candidato al Congreso en uno de los carteles del Partido Comunista para las elecciones de 1977, las de la legislatura constituyente.
En primer plano, Marcelino Camacho; después, Santiago Carrillo; a continuación Cristina Almeida; y al final, Tamames. Son presentados así, respectivamente: metalúrgico, secretario general del partido, abogada laboralista y catedrático.
Se ha hablado y escrito hasta la saciedad sobre los giros políticos de este profesor de Economía que para algunos diputados es una eminencia. Ferrán Bel, del PDeCAT, economista, comenzó sus estudios entre libros del aspirante puesto por Vox para desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa. Le da pena al diputado catalán ver en una tesitura así a quien fuera una referencia de su etapa universitaria. Y si no es pena, es estupor. Más de un portavoz dudaba este pasado miércoles sobre qué actitud tener el martes y el miércoles: si hablar mucho o no, si usar el turno de réplica o no, si ser muy agresivo o no…
Ramón Tamames estuvo en el Congreso el jueves pasado para dar una conferencia de prensa junto a Abascal. La expectación que ha levantado se debe a sus recientes declaraciones estrambóticas. Al partido que se ha decantado por el economista para encabezar la moción de censura le tiene que resultar extraño escuchar de él afirmaciones como que España es “una supernación de naciones” o que tiene en “estima” a Sánchez.
De las primeras cosas que dijo el profesor de Economía fue que le producía alegría regresar al Congreso, que considera su casa. Tamames fue diputado en la legislatura constituyente (1977-1979), en la I (1979-1982) y en la III (1986-1989). La primera la transitó como representante del Partido Comunista, al igual que la segunda. Por la tercera de las citadas viajó como parlamentario del Centro Democrático y Social (CDS).
Aunque tanto Vox como Tamames han reiterado estas fechas que no comparten el mismo ideario (es algo que quiso remarcar Santiago Abascal al poco de iniciar la rueda de prensa del jueves pasado), los hechos indican que los virajes ideológicos del catedrático han sido unos cuantos. Uno de ellos, relevante, está mencionado ya aquí: tras dos legislaturas como exponente de los comunistas, se enroló en las listas de Adolfo Suárez.
37 años después, volverá al Congreso para defender la moción de censura de una formación que ha negado la violencia de género y la emergencia climática; que ha cuestionado la legitimidad del Gobierno de Sánchez y que ha protagonizado algunos de los episodios más sonrojantes de la legislatura en curso, como cuando uno de sus diputados llamó “bruja” a Laura Berja, del PSOE, o una parlamentaria atacó a la ministra Irene Montero al decir que su “único mérito había sido haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”.
“Votar comunista es votar democracia”
Tamames es parte de la historia del Parlamento. La exposición “Democracia, Parlamento, Constitución” que puede verse en la planta baja del palacio del Congreso, cerrada al público hasta hace unos meses, se lo reconoce. Es cierto que con una foto pequeña, aquel cartel electoral del Partido Comunista, pero se lo reconoce.
La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, inauguró la exposición el 29 de noviembre de 2022. A lo largo de tres galerías semicirculares, una serie de documentos, fotografías y videos explican el concepto de la democracia, describen el funcionamiento y la estructura del Parlamento y muestran ejemplares originales de las constitucionales españolas, custodiadas por el Archivo de la Cámara. Es un recorrido por la historia política del país y por las actividades de las Cortes Generales.
Acaba la exposición con referencias a la Transición. En una pantalla se van sucediendo imágenes de la época. Cuánto han cambiado los tiempos. No sólo fumaban los diputados (una inmensa mayoría de hombres, por cierto) en el hemiciclo, sino que también podían ir al bar contiguo y tomarse unas copas sin rubor.
En el tablón dedicado a las elecciones de 1977 están Felipe González, Adolfo Suárez y Manuel Fraga. “Votar centro es votar Suárez”, reza el cartel de Unión de Centro Democrático. “Vota Fraga. Fraga conviene”, dice el de Alianza Popular. “Con Tierno Galván, socialistas al Senado”, se lee en el del Partido Socialista Popular. El de Fuerza Nueva proclama “Dios, Patria, Justicia”. El Partido Comunista de España, con Camacho, Carrillo, Almeida y Tamames como reclamos, recurre como lema y eslogan a “votar comunista es votar democracia”.
Sin mucha expectación (por ahora)
Las invitaciones para asistir a los plenos del Congreso las cursan el departamento de Protocolo del Congreso, los representantes de la Mesa y los grupos parlamentarios. Llenar la tribuna de público, en el zona superior del hemiciclo, depende de los propios ciudadanos. Antaño, durante la semana anterior, se habilitaba un plazo y los interesados/as en acudir a la siguiente sesión plenaria debían acudir al acceso de la calle Zorilla para entregar su DNI y ganarse el derecho a una invitación. El cupo era de 25. Los primeros 25 lograban su objetivo. Ahora es igual, pero por Internet.
Ahora bien, la moción de censura de esta semana, aunque es una sesión plenaria más, no es una sesión plenaria cualquiera. No sólo por lo que está en juego, ni más ni menos que la permanencia en la Presidencia del Gobierno del mandatario socialista o su reemplazo por Tamames, sino también por cuestiones meramente organizativas.
Vendrán con Tamames “unos cuantos” familiares y allegados, y estos, para Protocolo, tienen preferencia, señalan a El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, fuentes de la organización de la Cámara. Quedarán afectados los cupos de los representantes de la Presidencia, que son nueve, y de los grupos parlamentario, cuyo número de invitaciones depende del número de escaños. El PP, por ejemplo, suele disponer de nueve.
Sondeados los grupos por si han detectado un inusitado interés por acudir a la moción de censura, la mayoría recalca que no, pero conviene esperar. El lunes por la mañana se cerrará el plazo en la intranet de la Cámara.