La imagen de este domingo en un hotel en el centro de Pamplona fue poderosa. Alberto Núñez Feijóo clausuró el congreso del PP de Navarra, que coronó como nuevo líder de consenso al diputado autonómico, Javier García, y a la senadora Amelia Salanueva como número dos. Entre los invitados figuraban el presidente de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Javier Esparza, y los diputados que ese partido expulsó hace meses por votar en contra de la reforma laboral del Gobierno saltándose la decisión de la dirección, Sergio Sayas y Carlos García Adanero.
A todos ellos se dirigió el propio Feijóo en el turno de agradecimientos. Con todas las discrepancias que aún existen, el objetivo era enviar una foto de unidad. Allí estaban sentados todos los que tienen que pactar de cara a las autonómicas de mayo.
En Génova valoran el mensaje lanzado: “Es un buen comienzo”. Pero ahora que se ha resuelto el proceso orgánico y el PP tiene nuevo líder, empezará lo más complicado: una negociación de la que ya, sin más opción para el retraso, debe salir un pacto o una separación. La idea, según ha podido saber este diario, es retomar las conversaciones con cierta rapidez. Aunque diciembre es un mes complicado (esta semana tiene un largo puente y después llegarán las navidades), los populares entienden que deben despejar la incógnita navarra cuanto antes: “Empezaremos a hablar ya e intentaremos zanjarlo cuanto antes”, explican. A lo largo de este mes también harán públicas las candidaturas municipales.
El PP es partidario de reeditar el acuerdo con UPN y hacer una sola lista de centro derecha en Navarra. Feijóo lo repitió durante su intervención para que quien quisiera se diera por aludido: “No se puede perder ningún voto constitucionalista”.
La siguiente frase también era una declaración de intenciones: “Ningún voto puede ir a Sánchez y a Bildu”. El malestar en los últimos meses dentro de la dirección conservadora con UPN tenía mucho que ver con la “indecisión” que percibían en Esparza. Las dudas pasaban por la posibilidad de que losnavarros no cerraran la puerta a un futuro acuerdo con el PSN. Y esa es la verdadera línea roja de los populares. En UPN defienden sus posiciones e insisten en que tomarán su decisión en función “de lo que sea mejor para gobernar Navarra”. Los números pueden ser muy ajustados.
Las voluntades de cada uno están encima de la mesa, pero también hay demasiados matices como para augurar que habrá acuerdo. Si llega, no estará exento de tensiones. Primero, por la propia crisis interna que vivió el seno de UPN y que terminó con Sayas y García Adanero fuera del partido. Se rebelaron contra su presidente y votaron en contra de la reforma laboral (la habrían tumbado de no ser por la equivocación de Alberto Casero, diputado del PP). Aquello fue un antes y un después.
Como avanzó este diario, los dos diputados díscolos empezaron a moverse para crear una plataforma, dejando abierta la puerta de concurrir por separado a unas elecciones. UPN insistía en que su reingreso no era posible, y muchos dirigentes consideran improbable cualquier acuerdo mientras Esparza siga al frente.
En el caso del PP, desde el primer momento Génova consideró la posibilidad de mediar en torno a la figura de Feijóo. Con los conservadores liderando las encuestas nacionales y unas siglas del PP muchísimo más fuertes de lo que estaban en 2019, entendían que era más sencillo que todas las partes comprendieran la importancia de unirse.
Esa premisa no ha cambiado, salvo por algunas cuestiones relevantes. Una de ellas, como ya publicó El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, es el objetivo del PP de sumar a su acuerdo a Sayas y Adanero.
Fuentes de la dirección aseguran que los dos diputados son activos importantes y tienen un valor que no deben dejar pasar. No solo eso. También afirman que no sería un buen punto de partida “vetar” a personas que suman en la ecuación, en referencia a que Esparza no debe poner esa línea roja igual que tampoco el PP discute que sea UPN quien encabece el proyecto conjunto. Eso sí, los conservadores exigirán un peso propio significativo y si no lo consiguen, están abiertos a ir por separado.
Este es el siguiente melón de la negociación. En Génova repiten que el PP “no irá a peor en Navarra” y que ocurra lo que ocurra en el mes de mayo, “mejorarán resultados”. Esto implica un órdago que llegará hasta el final: si no están satisfechos con los términos del acuerdo con UPN, el PP concurrirá en solitario, y casi con total seguridad, sumará a los dos diputados díscolos a su lista.
Feijóo también quiso dejar claro durante su intervención el objetivo que marca entre su electorado: “Todos los foralistas, autonomistas y constitucionalistas caben en el PP de Navarra”. Lo repitió dos veces y después sumó a “los socialistas no sanchistas”. En realidad, el espacio electoral es exactamente el mismo que el de UPN. Si no hay un acuerdo preelectoral de centro derecha, la guerra electoral está asegurada. En ese caso, los populares no tendrían más remedio que lanzarse contra Esparza.