El producto interior bruto (PIB) de Turquía registró una contracción del 0,1% en el tercer trimestre, después de la expansión del 1,9% observada entre abril y junio, lo que supone la primera caída de la actividad en el país desde el segundo trimestre de 2020, según los datos publicados por Turkstat, la agencia nacional de estadística de Turquía.
En comparación con el tercer trimestre de 2021, el PIB del país otomano experimentó un crecimiento del 3,9%, por debajo de la expansión interanual del 7,7% del segundo trimestre.
La desaceleración de la economía turca coincide con una tasa de inflación disparada, que en octubre alcanzó el 85,5%.
A pesar de este fuerte incremento de los precios, el Banco Central de Turquía decidió la semana pasada volver a bajar el tipo de interés de referencia en 150 puntos básicos, hasta situarlo en el 9%, dando por finalizad el ciclo de relajación de su política monetaria tras cuatro bajadas consecutivas del precio del dinero.
El ministro de Finanzas de Turquía, Nureddin Nebati, ha destacado que, tras los datos del tercer trimestre, el crecimiento en los primeros nueve meses fue del 6,2%.
“Seremos uno de los países con mayor crecimiento este año, al cerrar con un crecimiento en torno al 5%, como pronosticamos en el Programa de Mediano Plazo (2023-2025)”, ha añadido.
En este sentido, ha apuntado que la demanda interna y externa ha contribuido positivamente al crecimiento durante siete trimestres, extendiendo a nueve trimestres consecutivos el periodo de expansión de la economía.
Asimismo, ha defendido que, con las políticas aplicadas y, a pesar de las desafiantes condiciones globales, Turquía continúa siendo “positivamente diferenciado en inversión, empleo, producción y exportaciones”.